Tinte polisémico | Punto de equilibrio

La definición de punto de equilibrio tiene una fundamentación eminentemente microeconómica

Toda organización lucrativa, es decir, que se orienta por la maximización del beneficio, necesita conocer, con exactitud y oportunidad, cuál es el nivel mínimo de ingresos a alcanzar en un período dado, que le permita honrar al menos la totalidad de sus compromisos fijos, integrados por gastos y costos, y de esta forma mantener su operatividad. En otras palabras, la gerencia precisa conocer la magnitud de la cifra en ventas, que cubra exactamente el monto representativo de los requerimientos operacionales. Cuando los ingresos igualan a los costos y gastos, no hay utilidad ni tampoco pérdida. A este resultado contable financiero, se le denomina «punto de equilibrio».

Ahora bien, la definición de punto de equilibrio tiene una fundamentación eminentemente microeconómica. Cuando analizamos las empresas como unidades productivas, se parte del concepto de la variabilidad de los costos.

La variabilidad de los costos consiste en que todas aquellas erogaciones imprescindibles para la operación de una empresa, solo pueden ser categorizadas económicamente como costos y gastos fijos o costos y gastos variables.

Por otra parte, hay que considerar que los gastos y costos fijos totales, independientemente del volumen de producción y venta, permanecen constantes, no se modifican. Se incurrirá en ellos aun sin producir, por ejemplo, el canon de alquiler del local de la fábrica o el pago de la nómina administrativa. Al dividir los costos fijos totales entre la producción, obtenemos los costos fijos unitarios. A este respecto, nos encontramos con una particularidad: si aumenta la producción, disminuye el costo fijo unitario.

Valga acotar que los gastos y costos variables totales surgen siempre y cuando la empresa produzca. Si no hay producción, los costos y gastos variables son iguales a cero. Por ejemplo, un costo variable en la producción es la materia prima. En la medida en que la producción se incrementa, los gastos y costos variables unitarios permanecen constantes.

Matemáticamente podemos demostrarlo. Al dividir la totalidad de los gastos y costos fijos entre diferentes volúmenes de producción, obtendremos como cociente el menor costo fijo unitario para el mayor volumen de producción y un mayor costo fijo unitario para el menor volumen de producción. Por el contrario, los costos y gastos variables totales se incrementan proporcionalmente con el volumen de producción. Por ello se les denomina «variables». No obstante, los costos y gastos variables unitarios permanecen constantes, como habíamos antes indicado.

Intentemos, a través de una interpretación administrativa, aclarar un poco más el tema. Se puede aprovechar la estructura de costos y gastos fijos totales para generar el mayor volumen de producción posible en el corto plazo, pues ello permite disminuir los costos y gastos fijos unitarios, lo que posibilita multiplicar la utilidad; sé es más eficiente al incrementar la productividad.

Económicamente surge el concepto de margen de contribución, que se calcula al deducir o restar al precio de venta unitario, el costo fijo unitario. Esa diferencia resultante es la que contribuye a cubrir los costos variables unitarios y generar la utilidad para un determinado nivel de producción.

Al dividir la totalidad de los costos y gastos fijos entre el margen de contribución, obtendremos como resultado el volumen de ventas correspondiente al punto de equilibrio. En otras palabras, el monto total de los ingresos es igual a los costos y gastos fijos y variables totales.

En síntesis, el punto de equilibrio como indicador permite y dota a la dirección de una herramienta con criterios de racionalidad para planificar, conducir y controlar la gestión financiera organizacional.

 

Héctor E. Aponte D.

      

 

               


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