Historia viva | Libros para democratizar

Colección Bicentenario

¿Qué textos escolares en historia están recibiendo nuestros escolares? ¿Cómo hacemos para suplir todos los gastos que implican los estudios de los más de 10 millones de estudiantes que activan en el sistema escolar venezolano? Es la pregunta que se hacen millones de representantes de estudiantes que este año inician un nuevo periodo escolar en el territorio venezolano, en medio de los riesgos de una hecatombe nuclear, las elecciones de Brasil y la “visita” de Antony Blinnke a Colombia.


Hace quince años, me tocó observar un proceso interesante que ocurrió en el Ministerio del Poder Popular para la Educación, cuando unos analistas evaluaban dos textos escolares de historia para educación secundaria, el primero, una obra de la editorial Santillana y el otro de un autor independiente cuyo nombre omito. Lo cierto es que la evaluación favorecía a la editorial Santillana en tanto el diseño era muy atractivo y al otro no lo favorecía el diseño, por lo que los analistas recomendaron el de la empresa española. Así los contenidos fueron asunto secundario para estos "evaluadores".


En aquel tiempo se abrió la discusión sobre los contenidos para la enseñanza de la historia, apenas se creaba el Centro Nacional de Historia y cinco años después fue lanzada la Colección Bicentenario (2012) por parte del Ejecutivo nacional. Una propuesta coordinada por la profesora América Bracho Arcila con un equipo de profesionales como David Ortega, Noemí Frías Durán, Arístides Medina Rubio, entre otros especialistas.


En 2012 fue lanzada la Colección Bicentenario, y desde entonces estos recursos están disponibles ,en versión digital, en el portal de Fundabit. Recientemente, el presidente Maduro señaló a los medios lo siguiente: “Vamos a distribuir, este año, nuevamente todo lo que es la Colección Bicentenario para que los niños y niñas de Venezuela tengan sus libros en este año escolar”. Quiere decir que gran parte de los estudiantes venezolanos tendrán acceso gratis a los textos escolares propios del pensum de estudios  del sistema escolar venezolano.


Tras la emisión de la Colección Bicentenario, no faltaron los detractores, tanto de las editoriales que monopolizaban y aún insisten en monopolizar el acceso a textos escolares como Santillana (Grupo Prisa España), hasta “académicos” de las universidades privadas de autonomía que han criticado la “carga ideológica” que contienen la colección, donde hemos recogido opiniones tan extravagantes como las expresadas en el portal UCABISTA: en los que destacan el culto a la personalidad, errores ortográficos y de cálculos en matemáticas”, según una nota aparecida el 24 de marzo de 2015 en ese portal.


Los monopolios en Venezuela, desde 2002, ya no controlan las decisiones políticas del Estado. En el caso de los textos escolares, la Editorial Santillana, perteneciente al grupo Prisa, los mismos propietarios del diario español El País, abiertamente hostil al proceso bolivariano, mantienen redes de vendedores que insisten en ofertar sus productos editoriales, con legitimidad o no, en razón de los métodos utilizados, pero ese es otro análisis.


No es solo la acción del Estado venezolano la que ha democratizado los contenidos, sino que el acceso a internet quiebra la posibilidad de monopolizar la venta de libros, y lo más importante: los contenidos que se expresan en estos textos. Lo que faltaría es una resolución para que la Colección Bicentenario sea oficializada, en eso coinciden algunos analistas.


Fue la iglesia católica la primera que intentó “controlar” los contenidos de los textos escolares con un propósito claramente ideologizante, como debía ser, aunque nunca lo reconocieron ni lo reconocen. En España ese tema es debatido frecuentemente para esta época, Aquí destaco la opinión del autor Aníbal Maza en el portal la Izquierda Diario, al señalar: "… los libros de texto, lejos de transmitir conocimientos “anodinamente neutrales” como algunos creen, son una formidable herramienta para la imposición de la ideología capitalista a las clases populares. Por ello han sido objeto de atención para cualquier Hobierno desde la creación de los sistemas escolares nacionales”.


Un Estado o Gobierno democrático que se propone proteger los interés de las grandes mayorías, lo más lógico es que legitime sus postulados, dándole oportunidades a la población de acceso gratis al conocimiento, pero no solo eso, sino mostrando en sus contenidos lo pertinente a valores éticos como la verdad histórica y los paradigmas de una sociedad de iguales, tal y como lo indica la CRBV: “Un Estado democrático de derecho y de justicia”.


Ciertamente en Venezuela el acceso a la educación está garantizado igual que la democratización del conocimiento, más allá de las extravagancias necias de sectores que no terminan de entender que estamos en el umbral de un nuevo tiempo histórico que dejó atrás los privilegios de una suerte de timocracia, en la que las clases populares recibían minucias para mitigar su hambre de carencias alimentarias y de conocimientos.


Aldemaro Barrios Romero | venezuelared@gmail.com 

 


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