08/09/2023.- Sonido de Libertad (2023), la película producida por Eduardo Verastegui, propone una utopía en la que creo firmemente: "El cine puede cambiar el mundo". Las películas son una herramienta para construir una vida mejor, ya que si bien son representaciones artísticas, tienen el poder de educar, de hacerte ver parcelas de la realidad desconocidas o desde una perspectiva nueva.  

El cine es un producto de la sociedad que se refleja a sí misma, ayudándonos a comprender circunstancias y realidades que confrontan nuestro pensamiento. Las películas son entretenimiento, pero pueden ser bombas mortales para atacar las miserias de la vida cotidiana.

“La historia depende de sus relatores”, escribió Javier Marías y tenía razón. Cuando cuentas algo le das poder, lo pones bajo tu foco y lo iluminas.

La historia real en que está basada Sonido de Libertad (2023) es, como todo relato heroico, extraordinario. Devela una verdad que olvidamos: los seres humanos son capaces de las peores acciones, pero también de las mejores. Hay gente que de forma literal da la vida por salvar la de desconocido. El bien y el mal en su máximo esplendor son dos elementos que podremos presenciar en esta cinta sobre la más cruel forma de comercio: la humana.

“Los niños de Dios no se venden” se dice en este largometraje sobre un problema mundial que en nuestro tiempo ha llegado a ser un negocio lucrativo. En esta época, la esclavitud persiste a pesar de que hace mucho dejó de ser legal.

Antecedentes

Cuando Eduardo Verastegui, actor y productor mexicano, conoció la historia de Tim Ballard, un exagente de seguridad que rescata niños que han sido explotados y esclavizados, pensó de inmediato que debía hacer una película.

Aunque la idea no es novedosa, ya que el tema de la violencia, el secuestro y el abuso infantil ha generado infinidad de filmes, en Sonidos de Libertad, se cuenta una historia poderosa. Un relato que reúne varias anécdotas reales protagonizadas por este hombre, que se enfrentó incluso a las leyes de su país (Estados Unidos) para hacer lo que considera correcto.

Más allá de la historia real que cuenta la película y de lo duro que puede resultar verla. El largometraje sirve como inspiración para entender lo valioso que puede llegar a ser ponerse en el lugar del otro. La cinta nos habla directo al corazón para hacernos partícipes de la entrega, la pasión y el interés que puede generar el destino ajeno. 

La película dirigida por Alejandro Monteverde no tiene nada que envidiarle a otras producciones de Hollywood ñ, donde hay más dinero involucrado, ya que, aunque Sonidos de Libertad hace énfasis en el mensaje, maneja muy bien el lenguaje cinematográfico. El largometraje es un relato circular que desde la primera escena hasta la última, nos obliga a concentrarnos en esta historia fascinante, triste, pero también optimista e incluso un poco feliz.

En Sonido de Libertad convergen todas las emociones, haciéndonos creer que esa imagen utópica del cine, como un arma para cambiar el mundo, puede ser realidad cualquier día de la semana.

Luisa Ugueto Liendo

@cluisaugueto