Parroquia adentro | La India de El Paraíso

El advenimiento de la princesa regente

 

 

 

No cabe duda de que uno de los monumentos más representativos del suroeste de Caracas es La India de El Paraíso. Sin embargo, poco se sabe de su escultor y las razones por las cuales se erigió tan monumental obra.

Hoy Parroquia adentro dedica su espacio para conocer más sobre esta mítica escultura.

A pesar de que todos la conocemos como La India, esta escultura fue bautizada en 1911 con el nombre de Monumento a Carabobo, siendo su autor el venezolano Eloy Palacios (1847-1919). Su ubicación inicial fue en el hermoso y ya desaparecido Paseo Independencia de la avenida Carabobo (hoy avenida Páez), diagonal a la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Más tarde, en 1966, debido a las obras de construcción del distribuidor La Araña, el monumento fue trasladado al extremo oeste de la avenida José Antonio Páez de la parroquia El Paraíso, lugar donde en la actualidad comparte linderos con la parroquia La Vega.

El proyecto original del mencionado monumento se remonta a la gestión del general Cipriano Castro, quien en 1904 ordenó un concurso para la creación de una escultura que tenía como destino ser instalada en el Campo de Carabobo, a propósito de conmemoración del centenario de la Independencia. Pero en 1908, luego del golpe de Estado a Castro, su compadre Juan Vicente Gómez decide instalar la obra escultórica en la ciudad de Caracas, pues consideraba obsceno mostrar a una india desnuda para celebrar la gran gesta militar.

El escultor Eloy Palacios, quien ganó el concurso, presentó una propuesta de escultura inspirada en una leyenda de los originarios tamanacos. Según ellos, todas las princesas indias tenían que nacer, por mandato de los dioses, de los cogollos de las palmeras. En una palmera de vastas ramas, ancha en raíces, de pronunciado tallo y extraordinaria savia, siempre  se realizaba ese milagro. Esta leyenda que anunciaba el advenimiento de la princesa regente, que debería dirigir los destinos de aquel pueblo, se ajustaba por analogía al nacimiento de nuestra independencia.

Así, pues, lo que inicialmente había sido concebido como un monumento para el Campo Carabobo, se inaugura el 21 de agosto de 1911, quedando compuesto por una india que toma en su mano izquierda una antorcha y en la derecha un laurel, erguida sobre la unión de tres palmeras, que reposan sobre un conjunto de piedras esculpidas que sirven de marco a cuatro placas de bronce con escenas de la gloriosa Batalla de Carabobo. En la base se pueden apreciar circundantes las esculturas de tres mujeres tomadas de mano en representación de Ecuador, Nueva Granada (Colombia) y Venezuela, países de la otrora Gran Colombia. Por último, el monumento queda escoltado por cóndores andinos que vigilan desde los cuatro puntos cardinales la perfecta obra de arte.

Para finalizar, como anécdota, se decía que la india posiblemente fue moldeada con la fisionomía de una mujer alemana, ya que fue en la ciudad de Múnich donde Eloy Palacios tenía su taller.

 

 

 

 

 


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