Punto y seguimos | Nunca más

El olvido está lleno de memoria…

12/09/2023.- Negar es el acto de señalar la no existencia o la falta de veracidad de algo. La negación es la contraparte de la afirmación, y es, por tanto, indispensable en la forma en que los seres humanos pensamos, sentimos y nos expresamos. La negación se estudia en lingüística, en lógica, en psicología, en historia y en derecho, adquiriendo acepciones particulares según el área de conocimiento. En psicología, por ejemplo, se indica que negamos como forma de defensa o como mecanismo para evadir responsabilidades. Según la psicología social, esto también puede suceder a nivel de grupos humanos.

La historia humana está llena de dolor. La guerra (en todas sus formas) ha sido una compañera constante y con ella viene todo un séquito de traumas individuales y colectivos: genocidio, destrucción, muerte, aniquilación, hambruna, violencia, humillación, racismo, etc. Ante ellos, lógicamente, resultan dos aproximaciones: la de afirmar, reconocer y, por tanto, superar y aprender de las terribles experiencias que cada pueblo del mundo ha vivido y la de negar, olvidar y tratar de borrar de la existencia nuestras desgracias, como si, en efecto, ello sirviera para algo más que condenarnos a la repetición.

El negacionismo histórico es, tal vez, una de las más dañinas acciones que existen. Consiste en deformar o negar de plano cualquier documentación o evidencia de hechos que se consideren desagradables o políticamente contrarios a los fines de quienes lo practican y suele ser bastante común en contextos religiosos o de extremos ideológicos. Así las cosas, encontramos negacionismos "famosos" como los del Holocausto judío o el genocidio armenio y otros menos nombrados, como el negacionismo del genocidio de los pueblos originarios americanos durante la conquista europea o el esclavismo en África. Podría incluso decirse que no hay conflicto sin negacionistas, sin embargo, asistimos a un momento en el que se pretende imponer la negación de hechos relativamente recientes en la historia (cuando aún existen generaciones que los vivieron y/o sobrevivieron) como parte de estrategias políticas o político- electorales, con un inusitado efecto de convencimiento entre la población más joven.

En América Latina, donde hoy se conmemoran los cincuenta años del golpe de Estado al presidente Salvador Allende en Chile, encontramos personajes públicos que niegan los crímenes de Augusto Pinochet. En la Argentina, el candidato presidenciable con más votos en las primarias (Javier Milei) y su candidata a vice (Victoria Villarruel) organizan actos de negación de los treinta mil desaparecidos de la última dictadura (1976-1983) y agravian a las Abuelas de Plaza de Mayo "por mentirosas". Colombia se niega a llamar por su nombre al conflicto interno que lleva ya sesenta años y, sin ir más lejos, en Venezuela se niega fervientemente que durante los "años dorados" de la democracia burguesa el Estado —en los gobiernos de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Carlos Andrés Pérez— haya desaparecido a miles de personas, pertenecientes a las guerrillas y a la disidencia, con teatros de operaciones, ejecutando masacres, desapariciones y torturas.

Quien no conoce la historia está condenado a repetirla, por ello, desde cualquier pueblo atravesado por hechos inhumanos cometidos en la búsqueda del poder (que somos todos), la consigna debe ser siempre "Nunca más". Y a negar al valle.

 

Mariel Carrillo García


Noticias Relacionadas