Estoy almado | La sábana recoge basura
16/09/2023.- La sábana está amarillenta, tiene extraños pegostes, manchas inexplicables y bordes oscuros. Solo cuando recibe la tenue luz del poste eléctrico, bajo la noche caraqueña, puede tornarse de color marrón. Pero, sinceramente, no importa mucho si la sábana está sucia, pues de igual modo hace su trabajo: recoger el basurero que nosotros, los transeúntes, botamos a diario. Sí, tú y yo, y todos los que ignoramos cómo a diario esta ciudad amanece limpia.
La sábana no actúa sola; hace llave con los muchachos del aseo, quienes todas las noches limpian las tres mil toneladas diarias, en promedio, de inmundicia que lanzamos sin estupor por las calles de Caracas. Un medio digital sostuvo que el personal del aseo utiliza la sábana porque las autoridades no los dotan de utensilios como pala, cepillos, guantes, etc. "El dinero para esos insumos se desvía", acusa la nota sin nada que lo pruebe.
Yo, por mi parte, doy fe de que los trabajadores del aseo que recogen la basura por donde vivo tienen todas sus herramientas al día. Pero de igual modo los veo usando la sábana, sobre todo, cuando quieren recoger rápido los desperdicios al filo de la medianoche o tempranito en la mañana, cuando los rayos del sol aún no han comenzado a sofocar la cotidianidad.
Cuando les preguntas a ellos, mientras recogen la basura, si dejarían de usar la sábana, te responden: "No, vale, con eso resolvemos más rápido, ¿no ves?".
Y es cierto. La sábana pareciera que es tan importante como el camión para limpiar la ciudad. Muchos ni lo notan, yo apenas lo descubrí hace poco cuando pasaba por una esquina tapiada por un montículo de basura. Era temprano en la mañana. Los peatones que pasaban por el lugar, además de lanzar porquerías en el sitio, también ensuciaban el ambiente con algún comentario maldiciente contra el servicio de recolección de desechos sólidos de Caracas.
Fue ahí cuando vi a la sábana entrar en acción: dos trabajadores del aseo la tomaron de las puntas y la extendieron como si fueran a ponerla en una cama. Se colocaron cerquita de la parte trasera del camión. Con una pala, otro trabajador empezó a levantar el reguero y lo echaba en el centro de la sábana estirada.
Luego, en sincronía, los dos trabajadores balancearon por segundos la sábana y lanzaron los desperdicios al camión. Lo que podía ser un trabajo de una hora, con la sábana se redujo a minutos. ¡Salve, oh, sábana!
Al día siguiente, aquellos que maldecían al gobierno, al cielo y a la vida por la montaña de basura acumulada, quedaron atónitos, como con la sorpresa atragantada para sus adentros. La esquina lucía limpia, sin ningún papelito a la vista.
Aunque parece un detalle irrelevante, imaginémonos que el aseo no usara la sabana y tuvieran que cumplir con la recolección en varias rutas, armados solo con palas, rastrillos y otros utensilios. ¿Cuánto tiempo durarían haciendo su labor?
Claro, no siempre es necesario emplear la sábana. Hay esquinas con contenedores verdes, atestados de basura, que los camiones levantan con palas hidráulicas sin necesidad de sábanas, palas manuales o rastrillos.
Pero no en todos los lugares hay containers. En estos casos, las comunidades utilizan las esquinas como botaderos, y de alguna manera el reguero desperdigado por doquier justifica el uso de la sábana por parte del aseo.
Tal vez ese basural esparcido sea la causa principal de la existencia de la sábana. Es sabido que las bolsas de basura difícilmente permanecen intactas hasta su recolección. Los perros callejeros las rompen para extraer algún alimento descompuesto. Mientras que algunas personas examinan su interior minuciosamente en busca de algo que pueda ser útil: desde cartón y plástico (que se venden como desechos reutilizables) hasta cobre, aluminio o repuestos de aparatos eléctricos dañados. También es justo decir que hay personas y comercios que botan la basura sin usar ningún tipo de bolsa para ello. Se acostumbraron a que el aseo resolviera con la sábana.
Así las cosas, ese pedazo de tela mugriento no es un salvavidas para recoger la basura por falta de dotación al servicio del aseo, como pretenden hacer ver agentes mediáticos. Les guste o no, la sábana fue la inventiva de los trabajadores del aseo para levantar la basura regada en esquinas y lugares que funcionan como botaderos. Y al parecer lo seguirán haciendo, con o sin utensilios, movidos —especulo yo— por el compromiso de no dejar el espacio inmundo en detrimento de las comunidades.
Tal vez en lo sucesivo, le corresponde evaluar a las autoridades qué otro utensilio le pueden entregar al aseo que haga el mismo trabajo que la sábana. Porque mientras existan puntos con innumerables regueros de basura en la ciudad, la sábana tendrá larga vida.
Manuel Palma