Hablemos de eso | Dos lecturas sobre el 11 de septiembre de 2001
17/09/2023.- De ese otro 11 de septiembre, el de 2001, con el atentado que derrumbó las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, hay varias versiones. A manera de promoción de lectura les comento dos.
La primera nos la brinda Paco Ignacio Taibo II, novelista, historiador, editor y militante mexicano de origen asturiano, quien escribe con el Subcomandante Insurgente Marcos, vocero del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). El libro se llama Muertos incómodos (falta lo que falta). Los autores nos lanzan la historia del pinche Juancho, un vendedor de tacos de Juárez:
Estaba yo en Juárez en una cantina, y como todas las mesas estaban ocupadas, me quedé parado tomándome una cerveza frente a la pinche tele. Había un ruido cabrón y no oía nada, pero ahí estaba el Bin Laden con cara de palo en uno de esos comunicados que mandan a través de la tele; a mí ese güey me caga y no estaba haciendo mucho caso, pero entonces, atrás de mí, unos cuates gritaban algo así como: "¡El Juancho, el pinche Juancho!". Volteé la cabeza para ver qué pedo con el pinchejuancho. Y vi a dos cabrones musculosos y medio pedos que seguían con la letanía: "¡El Juancho, el pinche Juancho!", mientras señalaban la tele. Giré la cabeza para checar que no estaba en el error, como uno acostumbra, y seguía el Bin Laden muy mono con una metra en la mano y el turbantón y la cara de menso. Giré de nuevo para ver a los promotores del Juancho y me les encaré. "¿Qué pedo con el Juancho?", les digo, y ahí, medio tartajas por el chupe, me dicen que ese es su cuate el Juancho, ese mero, que mira nomás de qué se disfrazó el muy puto. Y medio que averiguo que Juancho era un amigo de estos, taquero allí en Juárez, que se cansó de la mala vida y hacía unos tres años se había ido de mojado para poner una carnicería en Burbank, California. Y yo no salía del sacón de onda y volteé a la tele y sí, allí estaba el pinche Bin Laden, y cuando giré la cabeza para preguntar al par de beodos si sabían más sobre Juancho y si seguro que era él y que a qué horas Juancho se había dejado barbita de chivo, los dos pichurrientos briagos se habían hecho ojo de hormiga. Y por más que los busqué dentro de la cantina y hasta la salida, ya no los pude hallar. Y me dije: "Qué pinche casualidad", el alter ego de Bin Laden es un taquero de Juárez. Pero luego se me juntan los cables y me digo: "Alvarado, ¿qué sabes de Burbank?". Y resulta que algo sé, porque Burbank es la capital del cine porno en Estados Unidos, un pueblucho cerca de Los Angeles, con moteles y empresas triple x, de coge y coge, filma y filma, viva el capitalismo salvaje, y junto todo y me digo: "¿A poco estos culeros de Bush y sus amigos están haciendo los comunicados de Bin Laden, los mensajes del demonio, en un estudio porno de Burbank, California, que hasta desierto tienen por allí? ¿A poco todo es un montaje, una fábrica de sueños de mierda, con un extaquero mexicano llamado Juancho de personaje central?".
Si nos guiamos por la imagen de los medios, Osama Bin Laden bien pudo haber sido un personaje diseñado para reunir todo el odio y el miedo de una nación en guerra permanente. Había un enemigo tenebroso al cual buscar y reducir por todos los medios, un terrorista y un culpable para presentar al mundo. Bien hubiera podido ser Juancho, que mientras lo representaba creía que estaba haciendo una propaganda de turbantes. Cuando estorbara, Juancho podía ser secuestrado y desaparecido. A Osama decidieron matarlo en Pakistán y echaron su cadáver al mar, "después de cumplir los rituales islámicos", como indicaron los voceros de la Casa Blanca. No se realizó ningún esfuerzo por tomar una declaración o aclarar cualquiera de los detalles oscuros del atentado del 11 de septiembre. Barack Hussein Obama había dado la orden de matarlo: "Desde hoy el mundo será un lugar mejor", declaró el Presidente de los Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz.
El segundo libro es de "no ficción". Se trata de ¿Qué han hecho con mi país?, de Michael Moore. En este caso solo les cuento parte del capítulo 1: "Siete preguntas para George de Arabia". Por supuesto, este "George de Arabia" es George W. Bush, presidente de los Estados Unidos para la fecha del atentado.
Moore nos presenta, como antesala a sus preguntas, una nota del diario estadounidense The New Yorker:
Unas dos decenas de miembros de la familia Bin Laden, residentes en Estados Unidos, en su mayoría universitarios o alumnos de colegios secundarios privados, estaban en el país cuando se produjeron los atentados. El The New York Times informó que los funcionarios de la embajada saudí, por temor a que pudieran convertirse en blanco de represalias estadounidenses, los reunió rápidamente. Con el consentimiento del FBI, según un funcionario saudí, los Bin Laden volaron en un avión privado de Los Angeles a Orlando, luego a Washington y, finalmente, a Boston. En cuanto la Agencia Federal de Aviación permitió los vuelos al extranjero, partieron hacia Europa.
Las siete preguntas surgen de la investigación sobre esta nota, en lugar de otras interrogantes más obvias:
Las preguntas que me vienen a la cabeza cuando pienso en el 11 de septiembre no son cómo lograron los terroristas burlar nuestros sistemas de defensa o vivir en el país sin que los descubrieran, ni por qué todos los búlgaros que trabajaban en el World Trade Center recibieron un comunicado secreto para que no fueran a trabajar ese día, ni cómo es posible que las torres se derrumbaran tan fácilmente cuando se suponía que estaban hechas para resistir terremotos, tsunamis y la explosión de coches bomba en el aparcamiento.
Las preguntas de Moore son otras. Y se formulan en tono personal, dirigidas a George W. Bush. La primera: "¿Es cierto que los Bin Laden han mantenido relaciones comerciales contigo y tu familia de manera intermitente durante los últimos veinticinco años?".
Argumentando su pregunta, Michael Moore ofrece datos (y todos están sustentados en fuentes públicas, bien sean libros o prensa de los Estados Unidos) como que la primera empresa que dirigió Bush hijo estaba financiada por la familia Bin Laden. O que George Bush padre, al dejar la Presidencia de los Estados Unidos, pasó a ser asesor del Carlyle Group, uno de cuyos socios más importantes era la familia Bin Laden. Se intentó hacer ver que la familia no estaba relacionada con el hermano malo, Osama, pero:
Según el The New Yorker, la familia no solo no ha interrumpido las relaciones con Osama, sino que ha seguido suministrándole fondos como en el pasado. La CIA sabía que Osama Bin Laden tenía acceso a la fortuna familiar (se calcula que su parte asciende a treinta millones de dólares por lo menos), y los Bin Laden, al igual que otros saudíes, financiaban a Osama y a su grupo, al-Qaeda.
En la segunda pregunta, revela los nexos estrechos de la familia Bush con la familia real saudí. Y en la tercera, recuerda que quince de los diecinueve secuestradores de los aviones eran de nacionalidad saudita, sin embargo, el peso de las inversiones de la familia real saudita en los Estados Unidos —y su alianza con varios grupos económicos norteamericanos—, hizo que en ningún momento se acusara o cuestionara cualquier posible participación de Arabia Saudita en los atentados.
La cuarta pregunta es por qué se permitió que un avión saudita sobrevolara los Estados Unidos tras el 11 de septiembre para recoger a la familia Bin Laden y luego sacarlos del país sin que el FBI hubiera investigado el caso. En la pregunta 5 se pone de relieve que el fiscal general de Estados Unidos mandó a suspender la investigación sobre la compra de armas por parte de los sospechosos, argumentando "el derecho a portar armas", establecido en la segunda enmienda de la Constitución de ese país. Y vale la pena copiar la cita que Michael Moore hace del manual de adiestramiento de al-Qaeda:
- En algunos países, sobre todo en Estados Unidos, el entrenamiento en el uso de armas de fuego está al alcance del gran público. Conviene inscribirse en un club de tiro y acudir con frecuencia a ejercitarse…
- Los cursos que valen la pena son los de francotirador, tiro en general y otros cursos para aprender el manejo del fusil. Los cursos de tiro con pistola solo resultan útiles tras haber dominado los fusiles.
- En otras regiones, por ejemplo, en algunos estados de Estados Unidos y Suráfrica, es completamente legal para la población en general la posesión de ciertas armas de fuego. Si vive en uno de esos países, consiga un fusil de asalto de manera legal, de preferencia un AK-47 o similar, aprenda a utilizarlo bien y ejercítese en zonas destinadas a ello.
- Respete las leyes del país en el que se encuentra y no acuda al mercado negro de armas de fuego. Es posible conseguir y aprender a manejar muchas armas respetando la ley, por lo que resulta innecesario pasar varios años en la cárcel por emplear armas pequeñas e ilegales.
En la pregunta 6, recuerda que los talibanes fueron a Texas a negociar su participación con empresas petroleras y de gas, justo cuando George W. Bush era gobernador:
Como ya sabes, los talibanes fueron invitados a Texas mientras eras gobernador del Estado. Según la BBC, se reunieron con representantes de Unocal, el gigante de la energía y el petróleo, para hablar del proyecto de dicha empresa de construir un gasoducto que condujese gas natural desde Turkmenistán hasta Pakistán, pasando por Afganistán, que en esa época dominaban los talibanes.
En la pregunta 7, sobre el significado de la cara que puso Bush al ser informado de los ataques, Moore nos cuenta que dos días después del 11 de septiembre, George W. se reunió con su amigo, el embajador saudí en Estados Unidos, y se fumaron un puro.
Sea como sea, aquel 11 de septiembre brindó el escenario para una nueva guerra, total y permanente, como la que resultaba necesaria para un Estado que sustenta su dominio imperialista en un enorme poder militar. No se trata solamente de sostener la mayor industria militar del mundo (para vender armas hay que usarlas), sino de justificar su aparato militar. En 2001 se invadía Afganistán y esa guerra duró veinte años; después, Irak, bajo la excusa mentirosa de las "armas de destrucción masiva", que se demostraron inexistentes. Unos años después vendría la destrucción de Libia y la invasión de Siria, esta vez guerra de Obama. El terrorismo había sido creado, financiado, entrenado por ese mismo aparato militar.
Humberto González Silva
Referencias:
Descolonización: política y cultura. https://centrodescolonizacionvzla.wordpress.com/
Moore, M. (2004). ¿Qué han hecho con mi país? Barcelona: Ediciones B, S. A.
Paco Ignacio Taibo II y Subcomandante Insurgente Marcos (vocero del EZLN). (2014). Muertos incómodos (falta lo que falta). Caracas: Fundación Editorial El perro y la rana.