Ahora los pueblos | Mario Briceño Iragorry: conciencia histórica e ide
Los hechos del pasado como parte del proceso presente
¡Desgraciado el joven que se limite
a alabar servilmente las ideas y las formas
que le legaron sus inmediatos antecesores!
Mario Briceño Iragorry
En su ensayo titulado Mensaje sin destino, Mario Briceño Iragorry nos comparte su visión sobre el problema de la identidad nacional, que goza de una asombrosa actualidad, a pesar de haber sido escrito en 1951. Nos habla el maestro sobre “la carencia de continuidad histórica como factor primordial de crisis”, frente a quienes afirmaban que la misma se debía a “la transición de la vieja economía agropecuaria a la nueva economía minera”, oponiéndose a visiones economicistas y reduccionistas sobre la magnitud del problema nacional. Estas reflexiones nos llevan a preguntarnos si estamos nuevamente ante una crisis de pueblo.
El último estallido del pueblo venezolano aconteció en febrero de 1989. Con ello, reaparecieron los postulados del maestro Briceño Iragorry en los análisis tanto académicos como políticos que intentaban explicar lo que acontecía. En Venezuela, atravesábamos una nueva transición económica que nos obligaba a dar el salto a una economía diversificada, menos dependiente del mercado petrolero internacional. Nuevamente, nos enfrentamos a visiones economicistas, reduccionistas y monetaristas.
Señala Briceño Iragorry lo doloroso que resultó para el país que los cuantiosos recursos petroleros se usaran preferentemente para satisfacer intereses personales o grupales por encima de los compromisos con la nación, atribuyendo esta situación a la evidente “carencia de un recto y provechoso sentido histórico de la venezolanidad”. A pesar de la solvencia moral y profundo compromiso histórico del comandante Hugo Chávez, de sus esfuerzos reconocidos nacional e internacionalmente por redistribuir de manera equitativa la renta petrolera en un proyecto de patria, que implica soberanía y justicia social, la recurrencia de esta falta de sentido histórico y compromiso con la nación la podemos evidenciar cuando quedan demostradas las irregularidades cometidas por Rafael Ramírez, exministro de Petróleo y Minería (2002-2013) y presidente de Petróleos de Venezuela (2004-2013).
En este valioso ensayo, el maestro Mario Briceño deja claro su visión sobre “la historia como sentido de continuidad y de permanencia creadora”, enfatizando el olvido y la improvisación como una de las causas primordiales de nuestra falta de madurez para sentirnos protagonistas de nuestro destino. Resalta la queja cotidiana por la falta de responsabilidad de quienes asumen cargos directivos sin poseer la idoneidad requerida. Aún hoy, cuando asumimos como precepto constitucional el modelo político de la democracia participativa y protagónica, se hace difícil que la gestión pública se centre en el pueblo como colectivo decisor, tanto en los temas de la macropolítica como en los asuntos locales.
Una de las preocupaciones manifestadas por el maestro Briceño Iragorry fue la carencia “del común denominador histórico que nos dé densidad y continuidad de contenido espiritual” como pueblo. En mi opinión, importantes sectores de la población venezolana han avanzado en densidad, continuidad histórica y contenido espiritual, al identificarse con el chavismo, asumiéndose parte del bolivarianismo como corriente histórica, lo que nos ha permitido cohesionarnos y resistir frente a las agresiones imperialistas.
Citando a José Rafael Pocaterra, el maestro Briceño Iragorry describe, en este ensayo, las debilidades de la disciplina: “Hubo una época y una literatura histórica que asignaron mentalmente el alto comando de las libertades a una clase que venía del privilegio y vivía para el privilegio. Los que hemos estudiado en el libro vivo esa historia no escrita, creemos que aún falta por escribirse, no los anales de los patricios ni de los guerreros, no la época de los jefes insignes y de los subalternos que corrían como perros cerca de las botas de los jefes; sino la historia de los hombres”.
Debemos como historiadores e historiadoras cultivar ese interés que se ha despertado en el pueblo venezolano por redescubrir y reescribir su historia, las ansias de asimilar los hechos del pasado como parte del proceso presente. Se hace imprescindible profundizar la búsqueda en una nueva forma de crear y recrear la memoria colectiva, nuevos enfoques, nuevos métodos y nuevas teorías que alimenten esa corriente de la historia insurgente, que nos ayude a “amalgamar el espíritu de la nación” y fortalecer nuestra identidad como pueblo.
Fuentes consultadas
(1) Briceño Iragorry, M. (2012). Mensaje sin destino. Caracas: Fundación Editorial El perro y la rana.
Anabel Díaz Aché