Al derecho y al revés | Costoso referendo

27/09/2023.- Como es sabido, el Poder Electoral, a petición de la Asamblea Nacional, aceptó llevar a cabo una consulta sobre el tema del Esequibo.

A primera vista, luce extraño que un país empobrecido por tantas causas —sobre las que descuellan las sanciones e incluso la recesión mundial— se disponga a gastar divisas en una consulta al pueblo sobre un tema de especialistas.

También luce extraño que la estrategia a seguir en un tema que involucra la posibilidad de ir a una guerra, en vez de ser parte de la reserva del alto mando, incluyendo al Presidente y sus ministros, se resuelva en las urnas electorales, que muchas veces son caprichosas.

Sin embargo, y a contrapelo de estos argumentos, una vez analizado el caso con la tranquilidad que me da estar apartado de ese batiburrillo que llaman las primarias, comienzo a remar para atrás y reviso mi primera opinión sobre el tema.

La consulta popular en realidad no es una respuesta politiquera, como podría parecer, sino una jugada con ribetes internacionales que busca —pienso— frenar la escalada de los Estados Unidos contra Venezuela. Dicha escalada estaría concretando esta vez la construcción de una estación militar en el territorio en reclamación, so pretexto no solo de defender a Guyana de nuestra presunta agresión, sino de colocar en mejor posición la base yanqui de lanzamiento de cohetes al espacio que, como es sabido, funciona mejor en la cercanía del ecuador terrestre.

También este gasto de la consulta sobre el Esequibo es una respuesta a la oposición vende patria que, por medio de la presunta embajadora del interino Guaidó, ofreció al Reino Unido "desistir" de la reclamación contra Guyana a cambio de que los británicos apoyaran lo que resultó un gobierno inexistente, pero muy ladrón.

Dependiendo de las preguntas que se lleven a la consulta, es posible que salga una respuesta nacional al gobierno de Biden, que por vías distintas a las usadas por el presidente Trump busca lo mismo: derrocar el gobierno venezolano.

De manera que de nuevo los sinvergüenzas del interinato, esta vez por la vía de poner al país a incurrir en un desembolso a primera vista innecesario, pero vital, nos empobrecen.

Lo hacen directamente permitiendo que los británicos, junto a bancos de países europeos y yanquis, se robaran cuentas y empresas de Venezuela como Citgo y Monómeros —devuelta, pero saqueada— o, indirectamente, poniendo a la nación en el gasto de organizar una consulta sobre un territorio que Venezuela disputa desde el siglo pasado.

 

Domingo Alberto Rangel


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