Bicentenario de llegada de Bolívar a Perú, presencia controversial

En su estadía en tierras del sur es acusado de dictador y pretender ser “rey de América”

La presencia del Libertador en tierras incaicas causó gran impacto entre seguidores y detractores.


27/09/23.- Justo al poco tiempo de haberse logrado la victoria en Ayacucho, momento que los historiadores consideran como el de la glorificación del Libertador Simón Bolívar en Hispanoamérica, hablar o escribir despectivamente del Genio Caraqueño era casi una vía expedita para ascender a altas posiciones entre los realistas en lugares como Chile, Perú o Argentina.

En el país de los incas se le acusó, a través de la prensa, de querer coronarse “rey de América” escudándose en la libertad de imprenta que el mismo Hombre de las Dificultades ayudó a implementar. Pero, ¿qué argumentaban los que así se expresaban?, un artículo incluido en la Constitución de Bolivia en el que Bolívar recomienda la presidencia vitalicia como la más propicia para las circunstancias del momento. Presidencia con limitaciones que el propio Libertador describe: “Se le ha cortado la cabeza para que nadie tema sus intenciones, y se le han ligado las manos para que a nadie dañe”. Un jefe de Estado que no podía escoger jueces, ni magistrados, ni legisladores, ni prefectos de provincia. Aclaraciones que sus detractores no tomaron en consideración para concluir que sus intenciones eran las de coronarse monarca.(*)

A propósito de estarse cumpliendo en este septiembre el bicentenario de la llegada del Libertador a Perú -como consecuencia de la visión geopolítica de Bolívar, para quien la independencia y seguridad de Colombia no estarían garantizadas sin la expulsión definitiva de los realistas de Suramérica, y también por la incapacidad que presentaban las fuerzas republicanas de alcanzar por sí solas la independencia de España a pesar del apoyo militar que brindaba el general José de San Martín desde el sur- tratamos la presencia del caraqueño en tierras incaicas con el investigador y comunicador historiográfico Ubaldo García, creador y conductor del podcast Caminos del Sur, el cual es transmitido por la Radio Nacional de Venezuela y quien es nuestro asesor en asuntos de historia, para dilucidar un par de incógnitas: 

—¿Era Bolívar proclive a convertirse en monarca?

—El Libertador llegó al puerto del Callao, con el permiso del congreso de Colombia, en el bergantín de guerra Chimborazo, después del mediodía del primero de septiembre de 1823. Esa misma tarde, Bolívar entró en Lima en medio de delirantes aclamaciones populares. Una vez en la capital peruana, en una reunión el día 10 de septiembre, y en los días posteriores, Bolívar reafirma su condición de republicano en contra de lo que la gran mayoría de las fuerzas vivas y de la aristocracia limeña aspiraban; ellos querían que se estableciera una monarquía y que fuera todo al estilo europeo; siempre de espaldas al pueblo, a los del mestizaje.

Historiador Ubaldo García: "En contra de lo que la mayoría aspiraba, Bolívar reafirmó su condición de republicano".

 

—¿Cuál fue la respuesta del caraqueño ante tal posición de la aristocracia, de la que incluso era partidario San Martín?

—La presencia del Libertador en Lima, por aquel septiembre de 1823, causó un gran impacto en todos los aspectos sociales, eclesiásticos y militares de la ciudad. Era el venezolano un personaje muy sonado y conocido al que el pueblo raso admiraba, y recibía con agrado y entusiasmo; la aristocracia miraba con recelo sus avances contra los monopolios establecidos.

—Asimismo –afirma el investigador–, la encopetada élite de la Universidad de San Marcos aceptaba de la boca para afuera al que hasta hace poco combatían con fuerza desde la llamada nobleza de sus componentes, mientras que la alta jerarquía de la Iglesia tragaba grueso, cuando sabían del poder de convencimiento de aquel quijote que se oponía a los eternos privilegios eclesiásticos. Según consta en un documento, el 10 de septiembre se organizó un banquete, una espléndida mesa de 100 cubiertos en la sala del antiguo palacio en obsequio del General Bolívar; y agrega quien redacta el documento que a pesar de las tantas dificultades, pareciera que Lima no había olvidado sus antiguas opulencias refiriéndose a los festejos y a la ostentación propia de la época virreinal. Dice además, que el pueblo estaba presente y que con la presencia de Bolívar, a quien llamaban el Genio Tutelar de América, todo parecía elevado con su trato afable y sencillo, su saludo daba esplendor al convite en contra de la estúpida y sombría etiqueta virreinal con la que en otros tiempos se negaba a la libre participación de la gente.

Allí estaban los diputados del Congreso –prosigue García–, el presidente con sus ministros, los representantes diplomáticos, el presidente chileno Bernardo O´Higgins, que había llegado a Lima; los altos mandos militares y la cúpula religiosa; todos brindaron por el hijo predilecto de la victoria: “Porque la fortuna guíe tus pasos en las cumbres andinas y que los laureles formen las coronas del éxito; que el carro de los triunfos corra con tanta velocidad por los extremos australes del Perú; que el ser supremo marche con usted a la cabeza de los valientes legionarios de Colombia".

 

Bolívar republicano y no monarca

—Bolívar escuchaba –continúa el comunicador historiográfico–, y de pronto se levantó lleno de fuego republicano que brillaba en sus ojos y dijo: “Brindo porque los pueblos americanos no consientan jamás elevar un trono en todo su territorio; que así como Napoleón e Iturbide fueron derrocados, caigan los usurpadores de los derechos del pueblo americano, sin que uno solo quede triunfante en toda la dilatada extensión del Nuevo Mundo”. Así, en cortas frases, salió de su boca todo el torrente de su doctrina republicana, allí frente a toda la altísima alcurnia de la ciudad virreinal soltó su palabra, para que todos supieran que la lucha era contra la detestable monarquía, era el momento más oportuno, sin tapujos. Así mismo fue como se lo dijo al general San Martín en Guayaquil cuando el argentino le expuso sus planes para la América meridional. Bolívar le contaba entonces a Santander: "San Martín desea que todo marche bajo el aspecto de la unión, dice que no quiere ser rey y que aspira a que venga un príncipe de Europa a reinar en el Perú".

—Todos aquellos personajes asistentes en el palacio –agrega García–, habían comulgado con aquel proyecto del general San Martín y habían visto con muy malos ojos los avances del caraqueño con un ejército de pardos acabando con los privilegios de las oligarquías establecidas a la sombra de los españoles. Aquella tarde, todos quedaron admirados, y en un largo silencio se sintieron los murmullos de los presentes; entonces, el presidente del Congreso, don Justo Figuerola, habló para cerrar aquella larga ronda de expresiones y brindis, diciendo: “Pido al cielo que las repúblicas del Nuevo Mundo oscurezcan la gloria de la del antiguo, y que el Genio de Colombia se coloque en el templo de la inmortalidad a la diestra de Washington”.

(*) Fuente: Bolívar Contra Bolívar / Autor: Simón Rodríguez. Compilador: Nelson Chávez Herrera.

FIDEL ANTILLANO / CIUDAD CCS

 

 


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