Psicosoma | Tiempos espirales
03/10/2023.- Las experiencias subjetivas son íntimas sensaciones y percepciones donde el terapeuta apenas es el puente entre ese punto de vista del mundo y el maremágnum del universo sensible de cada individuo. Rozamos sus mundos internos y escuchamos repeticiones de teorías del eterno retorno; el déjà vu; los tiempos paralelos, lineales o el tiempo en espiral… Cualquier creencia surge para paliar el dolor.
Nos sentimos más cómodas con las aperturas —sin necesidad de una conclusión o cierre— de tiempos vibracionales, coexistiendo con la vida de otras dimensiones y transitando el camino arduo en pasitos, zancadas o vuelos astrales.
En los abordajes terapéuticos nos servimos de técnicas y artes para restaurar y evitar sufrimientos crónicos. El dolor está bien porque revitaliza al clarificar situaciones traumáticas en diferentes etapas del proceso de crecimiento. No se puede evitar el sufrimiento; el asunto son las respuestas que generamos y por qué el dolor nos moviliza. ¿Qué tratan de decirnos esos estímulos y cómo procesamos el tiempo en espiral? Ahí está el autoanálisis.
Nada está concluido y casi todo es un deslizamiento, como cuando escribimos el final, pero sentimos que hay un reinicio.
Con el tiempo lineal de inicio y cierre, funcionamos en mundos básicos, pero, a nivel de mundos y comunidades espirales, los modos de vida son distintos. Los cantos, sueños, mitos y poesía nos llevan a puertas inesperadas mediante esa imaginación creadora y la capacidad resiliente de ser casi inmortales, de ser hijas e hijos de Pacha, en sintonía con las hermanas estrellas, esas constelaciones zoomórficas que nos acarician.
Escuchar y percibir espirales en la vida psíquica ahuyenta cualquier verdad férrea y abre posibilidades compasivas al sentir la vida, los organismos latiendo en continuos movimientos nuevos. Todo es novedoso en el eterno descubrimiento de las memorias ancestrales; universos que nos alumbran en "la noche más oscura del alma". No es la simple repetición del mismo hecho emotivo, porque somos distintos cada día, con estaciones habitadas por voces múltiples.
Las crisis nos elevan y repotencian los tiempos en espiral de la psiquis, posibilitan la paciencia, los nuevos lenguajes, como los monólogos. Así, el arte y la literatura posibilitan "sacar piedras" en el proceso de "convertirse en persona"… La pandemia tumbó las barreras mentales y la insania nos galopa.
Se normalizan las ideas suicidas, una de las secuelas rudas de la pandemia. El suicidio de Masada queda en estos tiempos superado por las migraciones y los países condenados a muerte lenta. La extinción nos resbala y el afecto humano quizás funcione entre conocidos, pero lo más terrible es que el desamor reina y comienza al no tener conexión consigo mismo.
Recuerdo en las cuevas de la sierra del Perú ver familias momificadas en su intento de no querer seguir esclavizadas por el Imperio español. Observé sus rostros delicados, las ropas de los niños, las comidas envueltas en llicllas o mantas, los chumpis y las polleras… Hoy toda la tierra tiembla con la muerte migrante, y pienso que todo se restaura: la psiquis, la mente, la energía… Ellas se recuperan con rituales e instrumentos apropiados de huamanis y apus; creencias y terapias en conexión con mundos internos y externos.
Así se produce el renacimiento. Nada se cierra al sentir, por ejemplo, en el sentimiento de migrar por primera vez. Nacemos y morimos muchas veces y miramos las almas en ese eterno tránsito. Existen espirales de esperanza al caminar, nadar, volar; a veces nos "olvidamos" y fundamos tierras, simulamos amar…
Las invocaciones nos alimentan y el autocuidado en espirales eternas posibilita recuperarse para luego conectar cuerpo y energía y vivir el goce pleno al disfrute de toda vivencia. Eso es posible al recuperar el tiempo espiral, al habitar el presente desde la mirada subjetiva, atenta a condicionamientos y discursos opresores. Quizás compartir el dolor duela menos en familia, porque "siempre voy a estar cerquita de ti".
Rosa Anca