Comentarios noticiables | Central nuclear Zaporozhie, objetivo de USA
Toca borrar de la memoria el horror de una guerra nuclear
El mito de las violaciones del ejército ruso supuestamente cometidas en Ucrania ha sido la bandera del círculo de gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para afinar la tesis estadounidense de que es posible ganarle una guerra nuclear a la Federación de Rusia. Según el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, resaltó que más de 26 ataques ucranianos a la central nuclear de Zaporozhie es una grave amenaza a la seguridad radiológica mundial, “una amenaza grave de radiación”. El ejemplo de las pasadas tragedias de las plantas nucleares de Chernóbil y Fukushima podría verse superado en exceso.
Con Rusia, como es sabido, ya no se puede traficar con las mentiras del ministro de Propaganda del Tercer Reich (1933-1945), Paul Joseph Goebbels, de que “una mentira repetida 100 veces se convierte en verdad”. Eso actualmente entre Estados Unidos y Rusia no se ha convertido en verdad, esperando la posibilidad de establecer un pacta sunt servanda (“lo pactado obliga”), que pueda detener la locura de una catástrofe nuclear. A Estados Unidos (EE. UU.), el Reino Unido (RU) y la Unión Europea (UE) que han violado el derecho internacional con pérfidos planes de exportación de golpes de Estados, de injerencias, de amenaza nuclear, etc., se les ha hecho cada vez más difícil engañar a los pueblos. La operación militar rusa en Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022, fue en legítima defensa de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, que solicitaron amparo a las fuerzas armadas rusa después de ocho años de las agresiones de Kiev.
Lo que han hecho las tropas nacionalistas ucranianas y mercenarios con apoyo de Occidente es infringir los Convenios de Ginebra del 12 agosto de 1949, tras el golpe de Estado contra el presidente ucraniano, Víktor Yanuzkóvich, el 22 de febrero de 2014. Desde esta fecha los civiles se han convertido en víctimas. Matar a indefensos civiles, torturar, hacer sufrir, destruir bienes públicos y privados (hospitales, escuelas, etc.), tomar como escudo a la población civil, privar de derechos a prisioneros, tomar rehenes, confinar ilegalmente y otras violaciones graves. Por ejemplo, el dirigir ataques a la planta nuclear de Zaporozhie mediante bombardeos cercanos a esta es uno de los tantos objetivos políticos-militares designados al régimen de Vladímir Zelenski desde la Casa Blanca en Washington.
No deja de ser potencialmente noticia la provocación intencional contra la población civil de Ucrania, con un método de hacer la guerra demasiado peligroso, que no puede considerarse ciencia-ficción. El proceder de EE. UU., del RU y de la UE conduce a un suicidio nuclear.
A los líderes del mundo, les toca borrar de la memoria el horror de una guerra nuclear y abrirse paso a una plena paz duradera, a una seguridad por y para Europa y el mundo, es lo acertado.
J. J. Álvarez