Arte de leer | Mi dulce olivo, poesía palestina femenina de combate
Voces que llegan a las entrañas de la conciencia
17/10/2023.- Cuando una nación es asediada y aturdida por la violencia, ve amenazadas su voz e identidad, sobre todo si esto sucede bajo un ataque sistemático en su propio territorio, perpetrado por poderes hegemónicos y culturas que se creen superiores…
Un cerco de balas y bombas de fósforo blanco estallan por doquier. Hombres y mujeres, niñas y niños viven en perpetuo terror, ya que no saben cuándo ni cómo ocurrirá la incursión de los "elegidos" de Sión, esos que ejecutan los planes que incluyen demoler casas y aplastar corazones.
Sin embargo, los oprimidos se mantienen en resistencia. Su integridad y valores se anteponen a la irrupción de los agentes del miedo. Una manera de confrontar a ese adversario desalmado es con el verbo y su idea pronunciada:
Hoy,
mi cuerpo
fue una masacre televisiva,
que tuvo que adaptarse
a clips de sonido
y limitación de palabras,
lo suficientemente
rellenadas con estadísticas,
contadores, medidas, respuestas,
para las que he tenido
que perfeccionar mi inglés
y he aprendido mis resoluciones
de las Naciones Unidas…
Rafeef Ziadah
Y son las poetas de esa tierra usurpada las que mantienen su frente en alto. Sus bocas no pueden ser selladas y sus alientos insurgen contra todo improperio bélico:
Permítanme hablar en mi lengua árabe
antes de que también ocupen mi lenguaje.
Permítanme hablar en mi lengua materna
antes de que también colonicen su memoria.
Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades
de la ira.
Fadwa Tuqan
La lucha es contra la impunidad, un enfrentamiento para mantener viva la historia y su lucha, donde el recuerdo puede abonar el terreno para un nuevo nacimiento:
Dolores de parto
El viento arrastra el polen,
y nuestra tierra se sacude de noche en los temblores del parto.
Y el verdugo se engaña a sí mismo,
contándose la historia de la incapacidad,
la historia de la ruina y los escombros.
¡Joven mañana nuestra…! Cuéntale tú al verdugo
cómo son los temblores del parto;
cuéntale cómo nacen las margaritas
del dolor de la tierra,
y cómo se levanta la mañana
del clavel de la sangre en las
heridas.
Nidda Khoury
Aunque el dolor salga hacia las calles, aunque un tétrico ejército siga marchando hacia su "Día de Jerusalén", los cantos del espíritu se anteponen a los abismos de la destrucción:
La vida es un derecho, no un daño colateral
[o casual.
No olvidaré de dónde vengo.
Yo tocaré mi propio tambor.
Reuniré a mis amados cercanos y nuestro
[canto será danza.
Nuestro zumbido será el ritmo.
Suheir Hammad
Ante la tragedia que vive Palestina, seis poetas dispensan sus melodías de notas amargas. Ellas son: Rafeef Ziadah, Fadwa Tuqan, Suheir Hammad, Nathalie Handal, Naomi Shihab Nye y Nidaa Khoury. Sus sentidos versos son reunidos en una selección denominada Mi dulce olivo, publicada por Fundarte, en edición al cuidado de Héctor González.
Las poetas no se derrumban ante la arremetida del odio. Sus labios emiten el sentir de aquellos que son golpeados por el látigo de las imposturas fácticas. Sus ecos se alzan para ser escuchados en lo alto del universo:
Levántate,
oh, combatiente,
y deja tu viejo cigarro,
carga el arma del sueño y las uñas del viajero
[a Belén,
hasta la caverna del profeta.
Álzate,
oh, luchador,
para que el hogar de la araña quede escueto
y la cera roja brote debajo de las puertas de
[las casas,
álzate y recaptura el fuego del profeta
y que un nuevo niño brote de tu cara.
Naomi Shihab Nye
En Palestina no solo habitan el terror y el dolor. También hay solidaridad, ternura, compasión y alegría. Existe la valentía y el deber de salvaguardar la patria y la matria, aquella conformada no solo por el piso donde se sobrevive, sino que es el sitio donde se comparte el pan con los otros, donde se brinda con el agua que brota del manantial de los ancestros:
«¿Me han usurpado mi tierra? ¿Me han privado
[de mis
derechos
y me voy a quedar aquí, uncido al exilio,
[humillado y
desnudo?
¿Me voy a quedar aquí a morir como un
[extraño en tierra
extraña?
¿Me voy a quedar?
¿Y quién lo ha dicho?
Volveré a la tierra amada.
¡Por supuesto que volveré!
Y allí se cerrará el libro de mi vida.
Se apiadará de mí su tierra generosa
y dará cobijo a mis cenizas.
¡Regresaré, es necesario que vuelva!
¡Regresaré, como quiera que sean mis desgracias!»
Mas siguió desterrado, observando su tierra
y murmurando: «¡Es necesario que vuelva!».
La subversión hecha mujer afronta al Goliat israelí. Palestina, convertida en seis féminas, adversa la tiranía del caos de los grandes jerarcas. No podrán sepultarlas y no podrán silenciarlas. Sus voces son la mejor arma, ya que llegan a las entrañas de la conciencia:
No seré engañada.
No prestaré mi nombre ni mi ritmo a su sonido.
Yo bailaré y resistiré y bailaré y persistiré y bailaré.
Este latido de mi corazón suena más alto que
[la muerte.
Su tambor de guerra no sonará más alto que
[mi aliento.
Nathalie Handal
Ricardo Romero Romero
@ItacaNaufrago
Ziadah, R., Tuqan, F., Hammad, S., Handal, N., Shihab Nye, N. & Khoury, N. (2015). Mi dulce olivo (Seis poetas palestinas). Edición digital: Fundarte. Descárgalo gratis: https://fundarte.gob.ve/web/wp-content/uploads/2016/03/libro_poesia-palestina.pdf
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