Tinte polisémico | Contradicción de las finanzas corporativas
Una dualidad que se presenta en los preceptos que orientan y soportan el esquema conceptual de la administración financiera, se refiere a, cuál es el objetivo de las finanzas como disciplina del saber, la contradicción se manifiesta al contrastar: la maximización de las utilidades versus la maximización del valor.
Atañe pues, al núcleo de la lógica y la racionalidad del metabolismo del sistema capitalista, y se conoce en la teoría financiera o de las finanzas corporativas, como el problema de la agenciación, el dilema que enfrenta el administrador financiero.
Con cuáles criterios el administrador, en su cualidad de empleado de la organización, qué tipo de decisiones adoptará y como dilucidará el conflicto, pues él mismo, como actor se encuentra involucrado, tiene intereses como trabajador y desea obtener la mayor remuneración posible, su sueldo, constituye un gasto que disminuye las ganancias.
Se hace presente en la realidad concreta esta ambigüedad, cuando el director o gerente financiero en calidad de trabajador, debe adoptar decisiones que involucran la gestión de la inversión, el financiamiento y la administración de la tesorería, y deberá preguntarse: se deben incrementar las utilidades contables o aumentar el valor de la empresa, cuya materialización se manifiesta a través del precio de las acciones de la corporación, que se expresa por su cotización en la bolsa.
Incrementar las ganancias, se corresponde con una definición contable, asociadas al corto plazo, basado en convenciones y acuerdos (acumulación, causación y el devengo), respectivamente para los gastos, costos e ingresos, no necesariamente pagados o recaudados en términos de efectivo, y las utilidades se originan, al deducir de la totalidad de los ingresos, los costos y gastos asociados, cuyos cálculos y estimaciones, no se basan en la realización de los flujos de efectivo reales, y que no contemplan además factores tales como el riesgo, el valor del dinero en el tiempo, la tasa de interés y la inflación.
Ahora bien, el conflicto de la agencia se resuelve, incentivando al gestor o equipo directivo de la empresa, asignándoles en su paquete de remuneración, una participación accionaria y de esta forma se incentivarán y motivarán a desplegar sus mejores esfuerzos y criterios, que se reflejarán, mediante el proceso en el que se arbitran los precios, en el mercado de capitales, y donde se transan (compra-venta, demanda-oferta) los activos financieros, entre ellos, las acciones de capital accionario, allí en ese ámbito, por intermedio de esa mano invisible, se fijará el valor. Así se alinean los intereses corporativos con los fines de los gerentes financieros.
Contextualicemos nuestra realidad latinoamericana, no contamos con los mercados de capitales dotados de la profundidad, con la inscripción y el juego de muchas firmas empresariales, tampoco somos regidos por los supuestos de participación mayoritaria de todos los sectores sociales, de la democratización de opciones de inversión para los pequeños ahorristas e inversionistas, adicionalmente afectados y sometidos por los monopolios empresariales nacionales, antítesis de la competencia, o el accionar económico de las empresas globales y transnacionales; por todo lo indicado, no se configura un escenario regido por la profundidad y la transparencia, como características de la mecánica de funcionamiento de un mercado eficiente.
En conclusión, se desprende que nuestros programas académicos en gerencia, administración, economía empresarial, negocios, entre tantos otros, no se acoplan con la fenomenología financiera de nuestros mercados financieros, demandan cambios en los enfoques y perspectivas para quienes deberán ser formados en la responsabilidad de gestionar profesionalmente las finanzas en el Sur Global.
Héctor Eduardo Aponte Díaz
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