Letra veguera | Performance de un golpe online

1/11/2023.- La disposición de los actores y la puesta en escena de la obra —sus expresiones simbólicas, la música de fondo y los enigmas gravitacionales de los héroes o sujetos principales— no necesariamente comienzan o se anuncian con los sonidos que estos elementos generan desde adentro, tras bastidores, y que suelen hacer crujir las tablas y alcanzar la sala en penumbra.

Sé que es de mayor envergadura argumentar los principios que explican la escenificación de una obra clásica, Hamlet, por citar un ejemplo de las tragedias de Shakespeare, o los mitos de Sófocles. El público aplaudiría los rumores del montaje y ovacionaría con exclamaciones de "bravo" y "hurra" en inglés tarzaneado o londinense. Porque es teatro puro, clásico. No hay mucho que temer.

Pero la performance, sobre todo cuando es transferida al ámbito de lo mediático-político y, más aún, cuando, contra todo pronóstico, sus artífices deciden ir "hasta el final" y online, esta deviene en un género sometido a los rigores metafísicos de la hibridez: en un no-arte, en un chusco y tatareto acto de magia: un conejo venido de equis parte, menos de la vieja chistera de un mago que se gana el diario sustento en la calle.

Tal es el caso de las curiosas "primarias", que se convirtieron desde su origen en un acto de publicidad del desacato a las normativas, a la Constitución, al esquivar con provocación manifiesta el Poder Electoral y así activar un golpe de Estado aún en desarrollo, como ha sucedido en estos tiempos en algunos países.

Esa performance tiene a la señora "Milei" Machado Zuloaga como personaje estelar. Tal acción no puede hacernos pasar por alto de dónde viene la "abanderada" del fascismo y cómo, de ser una "aparición" de la antipolítica que nació en el reino de los Amos del Valle, emparentada con Leopoldo López, Capriles y esa ONG llamada Primero Justicia, hoy es lanzada como el as de oro en la mesa de los intereses antinacionales, partidaria de una intervención militar y del bloqueo norteamericano a Venezuela.

Es una pieza más, un ícono en la pantalla gráfica e interactiva, como caracteriza Rocco Mangieri este tipo de acciones, muy de moda en esta época de variadas modalidades de golpes de Estado o intervenciones militares, dirigidas por el Comando Sur de Estados Unidos y la OTAN, y secundadas por actores de medianas categorías, bufones, perversos payasos (léase, sicarios) que contratan agentes "noticiosos", cómicos en decadencia, libretistas de teleculebras, ventrílocuos de las cuentas X de Súmate, la llamada Plataforma Unitaria Democrática o de los propios jefes del circo: Biden, Trump o medios privados como El País de España o "El Nazional", del señor Miguel Enrique Otero.

Es interesante ver en la acción actores de "prestigio" intergaláctico como el Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA), en cuyo catálogo está fijada su misión humanitaria: ser una organización intergubernamental que trabaja para apoyar y fortalecer las instituciones y los procesos democráticos en todo el mundo, y desarrollar democracias sostenibles, eficaces y legítimas. Tiene oficinas regionales en Europa, América Latina y el Caribe, Asia y el Pacífico y África y Asia Occidental. La sede central de la organización se encuentra en Estocolmo (Suecia).

Parece una idea fugada del pensamiento de Mario Vargas Llosa.

La Corte Penal Internacional es también parte del elenco y está cómodamente instalada en el auditorio venezolano. Su misión es condenar a todos aquellos que no estén alienados con sus principios "humanitarios". Esa corte celestial no es más que una extensión de la dominación colonial imperialista.

¿Cuánto tiempo tendremos que soportar esta puesta en escena?

 

Federico Ruiz Tirado


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