Crónicas y delirios | Jorge Luis Borges, genio e ingenio inmortal
10/11/2023.- Jorge Luis Borges es, sin lugar a dubitaciones, uno de los escritores latinoamericanos más trascendentes del siglo XX, por su densidad creativa y la original manera de encarar el hecho literario a través del ensayo, el cuento y la poesía (pues nunca le interesaron o ajustaron los cánones novelísticos). En esta ocasión, cuando "el Ciego de Buenos Aires" cumple años de haber partido hacia sus propias nebulosas, le rendimos homenaje vivientemente póstumo por enseñarnos otras cruciales maneras de escribir. Y lo hacemos recordando algunas de las opiniones y anécdotas que también lo hicieron famoso.
"Yo no bebo, no fumo, no escucho la radio, no me drogo, como poco. Yo diría que mis únicos vicios son El Quijote, La Divina Comedia y no incurrir en la lectura de Enrique Larreta ni de Benavente".
"Todos caminamos hacia el anonimato, solo que los mediocres llegan algo antes".
"No hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón".
"Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca".
"He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz".
"La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido".
"Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos".
"No hables a menos que puedas mejorar el silencio".
"Los peronistas no son buenos ni malos, son incorregibles".
"En mi próxima vida intentaré cometer más errores".
"Los poetas, como los ciegos, pueden ver en la oscuridad".
"Deje que otros se enorgullezcan de cuántas páginas han escrito; yo prefiero enorgullecerme de las que he leído".
"El libro es una de las posibilidades de felicidad que tenemos los hombres".
Jorge Luis Borges, como él mismo lo recordara siempre, consiguió empleo en la Biblioteca Municipal del barrio porteño de Boedo, y allí pasaba el tiempo a sus anchas vocacionales, clasificando volúmenes, leyendo y escribiendo, mientras sus compañeros de trabajo, una caterva de rústicos ignorantes, se dedicaban a hablar sin pausa de los campeonatos de fútbol, tomar mate y jugar dominó.
Sucedió que, por casualidad, uno de dichos trabajadores encontró en el diccionario la referencia "Borges, Jorge Luis", junto con los datos de su vida y obra, y entonces, entre gritos, corrió para espetarle: "¡Mirá, Jorge Luis, se llama igual que tú!".
Otro episodio: años más tarde, Borges firmaba ejemplares en una librería, cuando alguien se acercó con uno de sus libros y le dijo: "Maestro, usted es inmortal". Enseguida, Borges le contestó: "¡Vamos, hombre!, no hay por qué ser tan pesimista".
Siempre se aludió al "olvido" de la Academia Sueca de reconocerlo con el Premio Nobel de Literatura, quizás por sus ideas conservadoras y su apoyo a la dictadura de Augusto Pinochet. Durante mucho tiempo, Borges aparecía como favorito para obtener el galardón, pero, a la hora del veredicto, otro escritor resultaba designado. Borges le restó importancia al hecho y en una entrevista expresó con sarcasmo: "Es una antigua tradición escandinava: me nominan para el premio y se lo dan a otro. Ya todo eso es una especie de rito".
En 1982, cuando la Academia le otorgó el premio a Gabriel García Márquez, varios periodistas requirieron la opinión de Borges sobre el nuevo galardonado. Borges alabó entonces la obra del colombiano, pero aprovechó para darle un punzante consejo: "Yo pienso que García Márquez es un gran escritor. Cien años de soledad es una gran novela, aunque creo que con cincuenta años hubiera sido suficiente".
En un café de Buenos Aires, Estela Canto —gran enamoramiento de Borges y a quien le regalara el manuscrito de El Aleph— le dijo al escritor que pensaba vender ese original: "Pero esperaré a que te mueras para que valga más". Ante el gesto de la mujer, Borges respondió: "Si yo fuera un caballero, en este momento iría al baño y de inmediato se escucharía un tiro". El manuscrito fue subastado en Londres en 1985, cuando Borges aún estaba vivo.
Refiere el diario Clarín que el actual Papa Francisco, quien en 1965 oficiaba como Jorge Mario Bergoglio, maestro jesuita de Literatura del Colegio Inmaculada Concepción de Santa Fe, convocó a Borges para que dictara un curso a sus alumnos. Uno de ellos, J. Milia, contó en una oportunidad que Jorge Bergoglio solía pasar buscando al escritor para llevarlo al colegio, pero un día se demoraron en llegar, y "cuando vienen, yo disimuladamente le hago el gesto de '¿qué sucedió?', y Bergoglio, también disimuladamente, me dice: 'El viejo me pidió que lo afeitara porque a causa de la ceguera no podía hacerlo solo'".
Permítanme los amables lectores una referencia personal: en el Aeropuerto de Madrid, mi padre Kotepa y yo conocimos a Jorge Luis Borges.
Los treinta venezolanos que andábamos en una gira cultural de la Asociación de Profesores de la UCV —contó Kotepa en su columna Escribe que algo queda—, nos entusiasmamos enormemente cuando alguien se acercó y nos dijo: "En el salón de pasajeros está Jorge Luis Borges"; corrimos hacia allá. Durante una hora hicimos cola para saludar y aclamar al gran literato. Con él, sentada como a un metro de distancia, estaba María Kodama. Tendría en esa época (1976) algo más de treinta años. Parecía, por lo flaca y desanimada, "una señorita de Avignon" cuidando a Pablo Picasso.
El que esto escribe —continuaba mi padre—, en son de juego pidió a Borges que le regalara un Aleph (la pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor, cuyo diámetro sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba allí, sin disminución de tamaño). El ilustre ciego metió la mano en el bolsillo derecho del pantalón e iba a sacar algo cuando María Kodama lo detuvo, imperativa, con una lenguarada, quizá en lunfardo.
Al rato, dijimos: "Señor Borges, ¿nos va a dar por fin el Aleph?".
Borges respondió: "No es un Aleph, es una concha marina lo que cargo".
Cuando Jorge Luis Borges se enteró del cáncer que padecía, decidió radicarse en Ginebra (donde había vivido de joven), temiendo que su enfermedad y su muerte se transformaran en un gran circo nacional y el tema favorito de los bonaerenses. Así lo hizo junto con su mujer, María Kodama, y desde la ciudad suiza anunciaron que no volverían a la Argentina.
Borges murió a los 86 años de edad, rezando el padrenuestro en anglosajón, inglés moderno, francés y español, y, según sus deseos, fue enterrado en el ginebrino Cementerio de los Reyes o Cementerio de Plainpalais.
¡Honras eternas a su memoria!
Guerra y oprobios
- Ya el bombardeo israelí a la Franja de Gaza ha causado 10 mil 600 víctimas, entre ellas 4 mil 300 niños. Además, todavía hay cerca de mil menores bajo los escombros.
- La Organización Mundial de la Salud advierte que fallecen 160 niños al día.
- Médicos palestinos, en un mensaje a los médicos israelíes que pidieron bombardear los hospitales de Gaza:
Nosotros, como médicos, somos embajadores de la paz. Salvamos vidas. Los médicos israelíes que firmaron una carta promoviendo el bombardeo de hospitales con pacientes dentro han cometido una traición a su noble profesión y son responsables de estos crímenes.
- Protesta frente a la casa de Netanyahu: miles de personas piden su dimisión.
- Israel ha matado al menos 46 periodistas en Gaza, algunos junto a su familia.
- Treinta mil toneladas de explosivos han caído sobre Gaza, lo que representa unas 82 toneladas por km2. Además, "Estados Unidos planea transferir a Israel bombas de precisión por un valor de 320 millones de dólares estadounidenses, según venta que se aprobó a principios de este año" (CNN).
- El ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, declara (sic): "Netanyahu se halla emocionalmente destruido tras los atentados del 7 de octubre. Ha estado trabajando toda su vida con el falso pretexto de ser el Señor Seguridad, y es ahora el Señor Excremento". Cada minuto que Netanyahu sea primer ministro supondrá un peligro para Israel.
Igor Delgado Senior