Historia Viva | Cinco millones de mentiras

Miente, miente... que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá

Recientemente escuche a una periodista chavista venezolana admitir en un acto público que existe una emigración de cinco millones de venezolanos, para referirse a la llamada diáspora de nacionales hacia Colombia, huyendo del “desastre que vivimos en Venezuela“  según la versión de la prensa y agencias internacionales de derecha, por supuesto bajo los lineamientos del Departamento de Estado de EEUU, manipulando cifras y colocando agencias multilaterales y ONG a su servicio para soportar tamaña falsedad.

Trague grueso porque percibo que la mentira repetida cinco millones de veces se ha posicionado incluso en algunas de nuestros informadores y obliga a revisar los estudios que han realizado algunos especialistas en materia de migración en la franja binacional desde 2016, en los que de manera certera se identifica que son cerca de 5 millones de colombianos o hijos de colombianos nacidos en Venezuela quienes regresaron a la hermana república para recuperar sus familias y algo de los bienes que no fueron arrasados por la guerra en Colombia.

Eduardo Galeano nos mostró cómo los centros de poder económico mundial usan los medios para voltear patas arriba la realidad objetiva cuando no le favorecen los números o cuando tratan de posicionar ideas mediante  “mentiras repetidas mil veces”, como lo apuntó y reiteró Joseph a Goebbels: “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá.

La campaña de  mentiras sobre los cinco millones de venezolanos migrantes hacia Colombia es tan bien elaborada que tiene una maquinaria de mentores y voceros en instituciones que van desde multilaterales como Acnur, el Banco Mundial hasta medios internacionales y nacionales privados cartelizados para elaborar la trampa de repetir la mentira en la que cayó nuestra periodista.

Pero además esa campaña está en correspondencia con proyectos y solicitudes de recursos requeridos a organismos multilaterales para sostener las ONG de la derecha en Colombia y Venezuela asociados a la oposición venezolana y a la derecha colombiana para concretar cruzadas contra la República Bolivariana de Venezuela.

Acnur y los voceros supuestos defensores de los derechos de los refugiados venezolanos han aumentado la cifra a 6 millones y otros voceros del mismo combo han anunciado hasta 8 millones de personas que se van de Venezuela porque “no soportan la crisis humanitaria que estamos viviendo”. No puede haber mayor descaro, se pagan y se dan el vuelto.

Mientras que en el lado de la verdad hay una isla dentro de ese mundo desbordado de desinformación, pero hay trabajos de investigación imparciales que da cuenta de otra visión sobre la movilidad fronteriza que va a las raíces y razones del asunto migratorio en la franja binacional, al señalar como el Tratado de Paz firmado en 2016 disminuyó los índices de enfrentamiento bélico entre la FARC-ELP y la Fuerza Armada  de Colombia y generó nuevas expectativas en colombianos residenciados en Venezuela.

La mentira de los 5, 6 u 8  millones de migrantes venezolanos  hacia Colombia se cae cuando observamos nuestra realidad cotidiana, no hay un venezolano o venezolana que no tenga vínculos o relaciones familiares, dígase de consanguinidad o amistad con familias colombianas, cuyos hijos nacieron o crecieron en Venezuela y que visto el nuevo mapa de paz en Colombia han regresado al reencuentro con sus familiares especialmente en zonas de conflicto bélico o donde se desarrollaron violaciones a los derechos humanos como consecuencia de la guerra, pero que ahora son zonas de paz.

Estamos en un nuevo tiempo histórico en el que tenemos que observar este fenómeno de la migración desde una mirada científica y no desde el prisma de la estridencia mediática o politiquera fundamentado en un piso movedizo y engañoso de fuentes secundarias o no confiables, que busquemos las causas de ese dolor que afecta a miles de familias colombianas, tanto por las razones históricas de una guerra y de la violencia política como por componentes de una complejidad económica y social injusta donde gravitan los orígenes de los desequilibrios económicos que generan crisis social.

Finalmente, los cinco millones de mentiras que se han tejido en torno a la supuesta diáspora venezolana a Colombia, tiene que motivar a actualizaciones e investigaciones serias sobre la nueva realidad política en la franja binacional para que tanto el Estado venezolano como el colombiano y los movimientos sociales busquen soluciones a la afectación que sobre esos pueblos realiza el narcotráfico y el paramilitarismo como consecuencias delincuenciales de un sistema de relaciones violentas impuestas por agentes exógenos del mercado de la droga.

Aldemaro Barrios Romero | venezuelared@gmail.com


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