Punto de quiebre | Mataron a una estudiante de la Unefa

Móvil del hecho: la envidia

05/12/2023.- Ziskeily Andrea tenía 19 años y estudiaba Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada (Unefa), ubicada en la parroquia Los Tacariguas, municipio Girardot del estado Aragua.

Era una chica muy popular y bastante aplicada en sus estudios, pero era muy humilde y nunca se jactó con sus compañeros de estudio de ser una buena estudiante. Al contrario: siempre estaba presta para ayudarlos a aclarar cualquier duda.

Sin embargo, había quienes la envidiaban y rabiaban solo de ver que se había convertido en la alumna preferida de la mayoría de los profesores. Pero Ziskeily no estaba al tanto de que despertaba estas emociones.

Los días jueves solía terminar temprano las clases, por lo que, apenas salía, se iba para su casa. Su familia ya estaba acostumbrada a verla llegar a eso de la una de la tarde.

Pero aquel jueves no llegó y, obviamente, sus padres se preocuparon. Intentaron darse ánimos diciéndose que tal vez había tenido que quedarse para unas clases extras, o a lo mejor se tardaba por haberse quedado ayudando a alguno de sus compañeros, o quizás tenía una nueva amiga y se había ido a caminar por ahí... lo que no era usual en ella.

Sin embargo, ellos sabían que la cosa no andaba nada bien, pues Ziskeily Andrea era una muchacha muy madura y responsable que siempre solía avisar a sus familiares de cualquier eventualidad. Y lo más extraño es que nunca atendió las llamadas que se le hicieron ni respondió ninguno de los mensajes que le enviaron a su teléfono celular.

A medida que pasaban las horas, la preocupación aumentó en el seno familiar. Así llegó el momento en que decidieron ir a la universidad a preguntar. Pero la sorpresa que se llevaron fue mayúscula cuando les dijeron que sí la habían visto, a eso de las nueve de la mañana, en la universidad, pero que extrañamente no entró a clases.

La familia decidió denunciar el caso ante el Cicpc y se iniciaron las investigaciones, mientras sus amigos montaron una campaña en las redes sociales y ya tenían planes para mandar a imprimir unas franelas con la foto de Ziskeily Andrea y un teléfono donde el que la viera pudiera avisar.

Al día siguiente, se organizaron varios grupos de búsqueda para rastrear toda la zona de la universidad, que es bastante extensa y llena de matorrales. Rato después fue localizado el cadáver de la infortunada universitaria. Estaba vestida y mostraba hematomas en varias partes del cuerpo y señales de haber sido agredida con un arma blanca. De inmediato, avisaron a las autoridades del Cicpc y una comisión de funcionarios se presentó al lugar para hacer el levantamiento del cadáver, colectar algunas evidencias y poner en marcha las investigaciones. El cuerpo sin vida fue trasladado hasta la morgue de Caña de Azúcar para que le fuese realizada la necropsia de ley.

Familiares y representantes de varios de los estudiantes comenzaron a protestar por la muerte de Ziskeily Andrea y a exigir tanto a las autoridades regionales como de la propia universidad una mayor seguridad, sobre todo porque no era la primera vez que algún estudiante era agredido o robado por personas extrañas a la institución.

Días después, las autoridades informaron el esclarecimiento del caso. Para sorpresa de todos, los asesinos de la joven no eran personas ajenas a la universidad, sino que pertenecían a la misma. Se anunció la detención de dos de sus compañeros de clases, identificados como Dubraska López, de 18 años, y Wilmer Gabriel Granado, de 20.

Gracias a sus confesiones ante el organismo detectivesco se pudieron conocer las razones por las que decidieron darle muerte: Dubraska sentía envidia porque Ziskeily Andrea era más inteligente y la preferida de los profesores.

Ese día, Dubraska le pidió a la infortunada que la acompañara a hacer pipí, necesidad que solían hacer en la zona enmontada porque los baños casi siempre estaban inmundos, y la joven accedió. Casi de inmediato llegó Gabriel y comenzaron a golpearla. El jovencito la agarró mientras Dubraska sacaba un cuchillo y le propinaba varias heridas.

Rato después varios de sus compañeros comenzaron a escribirle para pedirle que se apurara porque ya estaban entrando a clases, donde tendrían una evaluación. Sin embargo, la jovencita nunca respondió, y Dubraska y Gabriel tampoco se presentaron.

Una vez que le causaron la muerte a la chica, decidieron botar el celular allí mismo en el monte y se dirigieron a sus casas, donde procedieron a lavar los zapatos y toda la ropa que llevaban puesta.

En el procedimiento, se logró ubicar el arma utilizada para cometer el hecho.

 

Wilmer Poleo Zerpa


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