Xin chào | De Chávez a Petro
Petro tocó, de alguna manera, los señalamientos del comandante Chávez
Han pasado 16 años de la sexagésima primera Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en la cual el comandante Hugo Chávez, entre chanzas y punzantes denuncias, se refirió a la postura arrogante de los presidentes del imperio yanqui, en esa oportunidad representados por el belicista George W. Bush (hijo), el mismo que a estas alturas sigue relatando a su manera el cuento del “ataque terrorista contra las Torres Gemelas” de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, que le sirvió de argumento al Pentágono para lanzar el despiadado ataque aéreo contra Afganistán, cual inicio de una escalada militar sobre el Medio Oriente.
Esa mañana del 20 de septiembre, el presidente Chávez, con su valiente y novedoso discurso ante la 61.ᵃ Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), calificó de “diablo” al presidente Bush, quien había intervenido el día anterior desde la tribuna del recinto.
La prensa internacional se hizo eco de las sorpresivas expresiones de Chávez: "Ayer, desde esta misma tribuna, el señor presidente de Estados Unidos, a quien yo llamo ‘el diablo’, vino aquí hablando como dueño del mundo; un psiquiatra no estaría de más para analizar el discurso de ayer: como vocero del imperialismo vino a dar sus recetas”. En el curso de su intervención, el presidente Chávez llamó la atención del mundo al no aceptar las pretensiones hegemónicas estadounidenses.
Después de esa asamblea de la ONU, han desfilado por la Casa Blanca tres mandatarios (Obama, Trump y Biden). Todos se han comportado como lo denunciara Chávez, quien, en el año 2002, fue víctima de un golpe de Estado, maquinado desde la Casa Blanca, precisamente por Bush (hijo). Luego vino el decreto de Obama y el bloqueo, el magnicidio frustrado contra el presidente Nicolás Maduro (el 4 de agosto de 2018) y los intentos de invasiones contra Venezuela durante la gestión de Trump, en componenda con el uribismo.
Salvemos el planeta
Mejor no podía ser la ocasión para recordar el discurso “Aquí estuvo el diablo” de hace 16 años, en la ONU, porque, además, Gustavo Francisco Petro Urrego tocó, de alguna manera, los señalamientos del comandante Chávez contra los países del llamado primer mundo, que lidera Estados Unidos, inspirado en el desprestigiado “destino manifiesto”.
El debut de Petro en la ONU, como presidente de la República de Colombia, por el contenido de su intervención de 20 minutos no resultó tan sorpresivo debido a lo que había sucedido durante su toma de posesión en la Plaza de Bolívar, donde sorprendió a propios y extraños al ordenar el traslado de la espada del Libertador al histórico evento.
Sus palabras, sin chuleta diplomática, al estilo Chávez, ratificaron que Colombia definitivamente ha emprendido un nuevo rutero tras 200 años de incertidumbre, de guerra, corruptela, asesinatos de líderes revolucionarios y narcotráfico.
La septuagésima séptima Asamblea General de la ONU dejó en el ambiente que la importante organización, creada hace 77 años en San Francisco, California (EE. UU.), sigue sin dar respuesta ante la declaración de la Carta de las Naciones firmada por representantes de 50 naciones: “La solución de los conflictos por la vía pacífica”.
Petro enfiló su exposición en el compromiso firmado originalmente, en San Francisco, para evitar las guerras. En esa dirección, insistió en que la vía para superar las diferencias no era la política por la vía de las armas, como hoy las grandes potencias intentan resolver el conflicto entre Rusia y Ucrania, que amenaza con expandirse por todo el planeta y que ya está dejando secuelas lamentables en el Viejo Continente.
El mandatario subrayó que el gran compromiso de las 193 naciones es la salvación del planeta y, en particular, tocó el tema de la Amazonía, que involucra a su país, al que describió como un hermoso territorio, pero que ha sido maltratado por los gobiernos corruptos, apoyados en la violencia, sobre todo desde 1948, cuando fue asesinado el gran líder Jorge Eliezer Gaitán.
Fustigó a quienes pretenden solucionar el problema del cultivo de la coca por la vía de la violencia, escudados desde grupos paramilitares, que en Colombia están al servicio de una oligarquía que intenta adueñarse de las tierras más ricas, con la pretensión de convertirlas en productoras de insumos dirigidos al mercado internacional de las drogas.
Petro no se ha quedado en el mero discurso, ha ido más lejos en la búsqueda de otra Colombia posible, mediante posturas y planes concretos, como salvar la Amazonía, enfrentar a los incendiarios de bosques y cerrarle el paso al envenenamiento con glifosato que castiga a la Pachamama, para evitar el colapso del planeta y preservar a la especie humana.
Mañana será demasiado tarde, se titula el libro escrito por Fidel Castro en 1992, con prólogo de Gabriel García Márquez, obra en la cual el líder cubano advertía que el modelo de producción capitalista terminaría desencadenando una emergencia medioambiental.
Las impactantes palabras de Petro se producen a 103 años de la fundación, mediante el Tratado de Versalles, de la Sociedad de las Naciones (SDN), creada después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) (…) para promover la cooperación internacional y conseguir la paz y la seguridad”, pero esa SDN debió bajar la santamaría debido a su incapacidad para evitar la irrupción de la Segunda Guerra Mundial en 1939.
Ángel Miguel Bastidas G.