Caraqueñidad | El "doctorísimo" Igor no regresa a Caracas
11/12/2023.- El 3 de diciembre hubiese cumplido 72 años el gran Igor García, un hermano mayor que nos dio la vida. En su honor van estas líneas que surgieron tras su inesperada y muy dolorosa partida.
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Cuando hablamos en fecha reciente, con motivo de la partida de su querida hermana, Omaira, la del bloque 29 del 23 de Enero, Igor se sentía como abstraído, como en otra galaxia. Lógicamente, estaba sumido en la aflicción por su pérdida, quizás sintiendo muy fuerte el llamado de su sangre.
Le expresé mi solidaridad por su aflicción y no se sintió el Igor de siempre. Habló, entre otras cosas, de su retorno de Lara a Caracas, "porque nos debemos un líquido" en uno de esos abrevaderos de barrio en los que tanto compartimos, en nuestra querida parroquia. Él, de ahí, del 23 de Enero. Yo, hijo adoptivo. Lo cierto es que ya no vendrá. Quedaron muchas cosas en el tintero, que ahora pasan a la imaginación.
Igor García, celoso del buen uso del lenguaje, apóstol del periodismo de investigación y defensor de la historiografía. Fue fundador de la sección Cultura del otrora diario Ciudad Caracas. Su página, la última, se volvió una referencia para los chamos de bachillerato, porque en ella se nutrían, sin fallas, acerca de acontecimientos de la historia nacional, incluso con análisis de los períodos previos a la Colonia.
Con sus tesis, muchas veces irrefutables, se convirtió en un indispensable en cada discusión acerca de estos novedosos procesos políticos que vive el país. Nunca fue simplista ni mucho menos conformista. Se iba a la raíz del asunto. Su verbo apacible, pero firme, se deslizaba sin sobresaltos a través de la historia, del presente al pasado y viceversa, sin dejar cabos sueltos.
Este verdadero erudito —aunque si leyera esto, me hubiese regañado, porque su humildad no permitiría tal término ni otro merecido halago—, siempre resguardó su inmensa amabilidad tras un rostro semibronco que era derrumbado con la alta carga de paciencia y la metodología que le imprimía a cada explicación, a cada enunciado suyo acerca de la realidad, de la actualidad y de la verdad, que consideraba un bien democráticamente universal.
Cuando disparaba su verbo, sin altisonancias, pero sí con vehemencia, atinaba según sus principios. Sus blancos debían saber defenderse muy bien, con argumentos sólidos, porque, de lo contrario, el gran Igor desarmaba cualquier inconsistencia, viniese de donde viniese.
Terco por demás, en su afán por convencer acerca de sus posturas, y con su componente pedagógico innato sirvió siempre de apoyo a las generaciones que le sucedimos en el periodismo: un excelso compañero.
Por encima de todo, un gran amigo, dentro y fuera de la redacción; dentro y fuera del oficio periodístico. Conversar con él implicaba estar en modo aprendizaje.
Sin ser invitado, siempre protegía a los compañeros ante las instancias superiores de mando. Esa era una de las formas de reconocerle sus atributos. Asumía responsabilidades del grupo y emprendía con frecuencia una férrea y sabia defensa.
Conocedor del béisbol romántico, jugador de sóftbol con el CNP Lara, experto en la camaradería de esquina y asiduo a esas taguaras en las que tantos amigos dejó, al ritmo de su tono afable, supo ganarse el respeto de todos, como el gran profesor que fue.
Su derrota, un ponche sin tirarle ante el coronavirus, nos roba un baluarte de la buena escritura, un amigo, un papá putativo de nuevas e intermedias generaciones de periodistas. Nos duele su adiós.
De acuerdo con el protocolo del CDI de Cabudare, Lara, donde expiró Igor, todas las víctimas del COVID-19 van directo al crematorio. Tristemente, no pudimos confirmar ninguna otra información. En nombre de la Junta Directiva de la Fundación para las Comunicaciones y todo el personal de Ciudad Ccs, vaya nuestra palabra de solidaridad y condolencias a familiares y allegados del gran Igor García.
Qué vaina, profe. Hasta siempre, guaro caraqueño. Dios ilumine tu alma para que descanses tranquilo junto a tu querida hermanita Omaira… Chao, "doctorísimo".
Luis Martín