Recuperada Monómeros, ahora viene el tiempo de reparar los daños profundos causados por una mafia colombo-venezolana, encabezada por Guaidó y Leopoldo López, que la tenía bajo su yugo. Como en otras ocasiones, al chavismo siempre le toca solucionar el desastre de las acciones que impunemente deja a su paso la derecha. Ocurrió con el paro petrolero de 2002 (con pérdidas para el país de $20.000 millones) y con las guarimbas (más de $10.000 millones, sin incluir las víctimas fatales). 

Por ahora, en Monómeros, no se sabe aún cuántas fueron las pérdidas ni la cuantía del desastre en su totalidad. Sin embargo, no es difícil inferir que tomará tiempo levantar los estados de cuenta de la empresa, pues la dejaron en el hueso, casi lista para justificar su venta a una empresa de maletín, creada por los mafiosos para endeudar a Monómeros con préstamos, para luego cobrar forzosamente la mayoría accionaria del activo venezolano.

Afortunadamente, el remate de este activo nacional no ocurrió por falta de tiempo, pues al expresidente Duque se le agotó su periodo presidencial. Un año más y no habría nada que recuperar, la empresa ya estuviera en manos del capital mafioso colombiano, donde incluso el narcotráfico tenía interés de apropiarse de la producción de urea para procesar cocaína.

Con Monómeros se repitió el proceder aplicado por la vieja burguesía en el país: saquear el erario nacional, esta vez con el apoyo abierto, y no entre bastidores, de EE. UU. y Londres. A falta de dólares baratos derivados de la tradicional renta petrolera, personajes de la vieja burguesía se “reinventaron” para seguir enriqueciéndose a costa del Estado. 

Fue así como aprovechándose del ilusorio interinato de Guaidó, la vieja burguesía tomó Monómeros como el botín de turno. Por algo esta empresa fue intervenida rápidamente por los emisarios de Guaidó, apenas ochos días después de su autoproclamación, extrañamente mucho antes, incluso, que Citgo u otro activo nacional en el extranjero. 

Sin duda, Monómeros estaba en la mira para ser usada como caja chica. Y lo fue. Apenas se conocen algunos puntos del desfalco. La madre de Leopoldo, que sacó un cheque millonario de Pdvsa cuando era directiva de la estatal petrolera a finales de los 90, para que su hijo fundara el partido Primero Justicia, es la misma que recibió de Monómeros 70 mil dólares para una “asesoría comunicacional”. Sin contar el pago del colegio de sus nietos, cuyo costo en España daba para pagar toda la matrícula anual en las universidades más caras del mundo.

También se habla del financiamiento de campañas electorales opositoras para las últimas elecciones de gobernadores y alcaldes, con dinero proveniente de Monómeros, así como el pago de logística, hospedaje y viáticos para los promotores del intento fallido de invadir al país por Cúcuta el 23 de febrero de 2019.

Por supuesto, quedan muchas cuentas por aclarar. Probablemente, con la nueva directiva nombrada por el Ejecutivo nacional, se sabrán más detalles del desfalco opositor. Ojalá los datos de esa corruptela se sepan antes de las primarias opositoras. Si así fuera, más de un precandidato quedaría al descubierto.

Manuel Palma