Historia viva | Última hora: Bolívar está vivo
13/12/2023.- La alegría, los regalos, las celebraciones, las fiestas navideñas, las gaitas, los aguinaldos, los villancicos, las misas de aguinaldo… En fin, durante el mes de diciembre hay una serie de ámbitos y actividades que permite a las personas contentarse o realizar reflexiones, como la de que la historia es noticia. Por eso nos preguntamos si Bolívar realmente murió.
Esa es una pregunta que yo me hago siempre, cada día, cuando veo a un niño venezolano estudiando, o a una madre en un consejo comunal proponiendo soluciones, o cuando alguien levanta la Constitución para ratificar su concreción.
Bolívar murió al dejar de pensar. Tenía 47 años, todavía era joven y dueño de una vida muy azarosa, muy agitada, pero también muy pensada y cultivada en el orden intelectual. El hombre físico pudo haber fallecido, pudo haber terminado de pensar, como todo ser humano que cumple un ciclo vital, pero dejó un legado muy importante que fueron sus ideas. Ideas que se han ido transmitiendo de generación en generación, incluso en estos tiempos, cuando desafiamos los nuevos campos historiográficos, como la historia insurgente, que nos permite auscultar elementos de interpretación histórica, de evaluación epistemológica, del conocimiento, incluso de lo ontológico, con Bolívar como ser humano y como ser de una dimensión trascendental.
Hay una bibliografía extensa sobre el legado de Bolívar, libros como La reencarnación del espíritu de Bolívar de J. R. Núñez Tenorio, un texto que nos señala la posibilidad de que sus ideas se pongan en práctica. Esta es una obra que contribuyó mucho a la conformación de la doctrina filosófica y la doctrina ética. Incluso la doctrina militar bolivariana es una realidad hoy desde que el comandante Hugo Chávez la sugirió.
Hay otro libro que también fundamenta ideas importantes sobre el pensamiento de Bolívar. Se trata de Escritos anticolonialistas del Libertador, de Gustavo Pereira. Es una obra de consulta; una selección de los documentos escritos por Bolívar en cartas, en proclamas, que nos permite encontrar parte de ese Bolívar que siempre nos fue ocultado y que pensaba doscientos años hacia adelante.
Lo mismo que un libro clásico cuyo autor fue el diplomático e historiador cubano Francisco Pividal: Bolívar: pensamiento precursor del Antiimperialismo.
Son estos escritos apenas tres obras donde se fundamenta la doctrina del Libertador.
¿Cómo un hombre podía pensar doscientos años en el futuro? Los filósofos lo hacen, y Bolívar hizo esta aproximación como hombre filósofo con los pies en la tierra, para poder elevar su pensamiento en la historia, en el horizonte prospectivo. Cuando Bolívar escribió la Carta de Jamaica, en 1915, hizo este ejercicio trascendental de estadista. Se trata de uno de los documentos fundamentales para analizar su memoria crítica.
Para cuando Bolívar murió el 17 de diciembre de 1830, ya había transitado no menos de 25 años generando ideas y pensamientos, sobre todo después que le tocó guiar al ejército libertador y constituir un Estado nación continental como la Colombia gigante. Era un hombre que pensaba caminando y que luego se colocaba en cualquiera de sus campamentos, en plena guerra, a escribir o a dictar proclamas, documentos o cartas. Los mismos constituyen el legado de un sistema de ideas maduradas en lecturas de los principales pensadores liberales de su época, pero también agregando las de su experiencia vivencial en la guerra y en la paz. Tales documentos deberían publicarse como una obra escrita directa y exclusivamente por él.
Siempre debemos volver a Bolívar, el de las ideas, el Bolívar que está vivo, como en la Carta de Jamaica, cuando en un fragmento decía: "… si los primeros son por lo común más numerosos, porque el imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia a las potestades establecidas, los últimos son siempre menos numerosos, aunque más vehementes e ilustrados".
Este espacio sería insuficiente para desplegar todas las ideas que Bolívar desarrolló como sistema de pensamiento, pero la permanencia en el tiempo de su doctrina nos convoca a la posibilidad real de que esta se concrete hoy día en la gestión pública, que ha realizado la república desde la institución del gobierno bolivariano.
En la Carta de Jamaica, profética para muchos, escrita por Bolívar el 6 de septiembre de 1815, el Libertador expresó una valoración sobre la revolución de independencia que tiene múltiples dimensiones sociológicas e históricas. Yo no estoy haciendo especulaciones de orden ni filosófico ni inventando cosas que no están suscritas en ese documento fundamental.
Alcanzar la felicidad y seguridad social posibles que soñó Bolívar requiere una lucha múltiple, masiva, constante y permanente, pero también una conciencia, una comprensión actual de lo que significan sus ideas en este tiempo. Es un legado del Libertador que nos convoca a la unidad y la lucha por las victorias sociales por venir, por sobre las mezquindades y pequeñeces.
Aldemaro Barrios Romero
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