Fisio en acción | Una amputación no debe frenar la actividad

El ejercicio y la actividad física son la principal herramienta de tratamiento

 

La actividad física ha estado implícita en el día a día del individuo desde la creación del mundo hasta la actualidad. El perfeccionamiento de la misma ha sido compañera inseparable de la evolución, la preservación biológica y psicológica que el propio hombre ha experimentado desde su existencia en la tierra.

El ejercicio y la actividad física son de suma importancia en la vida del ser humano debido a los múltiples beneficios aun cuando este se encuentre en una condición diferente por minusvalía o discapacidad. En este sentido, surgen dos interrogantes importantes: ¿qué pasa cuando el individuo ha sufrido la pérdida de uno o más segmentos corporales? ¿Es esto un impedimento para que él siga ejercitándose? Pues la respuesta es un rotundo no. En la rehabilitación y fisioterapia, el ejercicio y la actividad física son la principal herramienta de tratamiento, ya que el objetivo principal es recuperar la movilidad e independencia funcional.

En personas que han sufrido una amputación de miembro inferior o de miembro superior no es la excepción, probablemente se presenten algunos problemas al practicar algún ejercicio o deporte; entre ellos, tenemos: incomodidad para realizar la actividad, hábitos diarios, es decir, antes de la amputación tampoco hacían ejercicios, factores anímicos (depresión, negación, tristeza, pudor, pena, etc.), falta de convivencia social y apoyo familiar.

Pero lo importante es destacar que los beneficios del ejercicio y el deporte en el individuo amputado van más allá del aspecto físico y funcional, el mismo experimenta beneficios psicológicos, ya que promueve la liberación de endorfinas, aumentando el estado de bienestar y disminuyendo el dolor.

Cuando un paciente sufre una amputación, no solo pierde una extremidad funcional de su cuerpo, sino que su estructura anatómica se ve modificada, cambiando no solo su imagen corporal, sino también su rutina, vida familiar, vida social, sexual y profesional.

Es por ello que el ejercicio físico para estas personas implica movilidad, competitividad, superación, establecer nuevas relaciones sociales y recuperar la confianza en sí mismo, convirtiendo todo esto es un estímulo tanto para la mejoría física como psicológica, lo que a su vez se convierte en seguridad, entusiasmo y motivación para realizar esta y cualquier otra actividad.

 

Ydalmis Bravo


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