Xin chào | La hora del tết

Podrás perder mil batallas, pero solamente al perder la risa, habrás conocido la auténtica derrota.

Hồ Chí Minh

 

05/01/2024.- Desde que Vietnam le abrió las puertas a la economía de mercado (Đổi mới) hace 47 años, poco a poco fueron apareciendo en las principales urbes, como Hanói, Đà Nẵnga o Ciudad Ho Chi Minh, comportamientos propios de la cultura occidental.

De tal manera que en todas las vitrinas de las tiendas se fue visualizando, entre copos de supuesta nieve, la palabra navidad, ignorada hasta ese momento en el vocabulario popular del país indochino, etiquetada con la figura risueña del mayor marchante decembrino del mundo, el gordito de atuendo rojo, rojito, de blancos contornos, cual copos de nieve.

Ciertamente, la navidad (o la navidad de Jesús) era desconocida por la mayoría de los vietnamitas, camboyanos y laosianos, a pesar de que hacía más o menos un siglo, el colonialismo francés había llevado el catolicismo (1858) hacia algunas ciudades del sur y el norte vietnamita. En esas zonas habitan comunidades que veneraban la figura del Niño Dios durante los días decembrinos, en sus humildes hogares o en las pocas iglesias católicas, sobre todo en el norte y en el sur, en el caso de Vietnam.

Pero la navidad, en la Hanói donde vivimos durante nueve años, está asociada a la imagen comercial de Santa Claus, en vallas o centros comerciales, no así en la vida de muchos vietnamitas, aunque algunos se muestran con el gorrito rojo sin complejos, a manera de moda decembrina.

Una de las iglesias más visitadas de la capital vietnamita es la catedral de San José, ubicada muy cerca del lago Hoàn Kiếm, referente por excelencia del centro de Hanói. En esa iglesia, que es una réplica de la basílica de Notre Dame, en París, se agolpan durante la navidad no solo los creyentes, sino en general los turistas que frecuentan esa hermosa zona del llamado barrio francés, colmada de tiendas tradicionales, muchos restaurantes occidentales y de comida típica vietnamita.

En la provincia de Bắc Ninh, muy cercana a Hanói, se pueden visitar varias iglesias católicas, y en los cementerios es posible apreciar ese sincretismo religioso sobre las lápidas de las tumbas, donde se puede ver la cruz católica al lado de símbolos taoístas, las varitas de incienso y hasta de pequeñas banderas rojas de estrella amarilla de la República Socialista de Vietnam.

En los hogares que conocimos en Hanói y otra ciudad del norte, como Sa Pa, provincia de Lào Cai, ese sincretismo religioso también se puede constatar en los altares domésticos, donde se rinde homenaje a los ancestros y a los héroes de la patria, como Hồ Chí Minh y Võ Nguyên Giáp, al lado de imágenes de santos católicos.

 

El chúc mừng tết tây

A unas doce horas de haberse escuchado la tradicional descarga de juegos artificiales, anunciando el nuevo año solar, con el saludo chúc mừng tết tây o "feliz año" occidental, en el caso del jolgorio vietnamita, resonaban en Venezuela los cohetes por la llegada del año 2024, precisamente cuando se iniciaba la rumbita de la plaza Bolívar de Caracas, y otros escenarios del país, con los fuegos artificiales.

Cada año, la presencia de la celebración a lo occidental se hace sentir más en Hanói y otras metrópolis del lejano sur, con gigantescas y coloridas concentraciones en medio de grandes espectáculos musicales promovidos por empresas extrajeras relacionadas con la venta de carros y marcas de cervezas. A pesar de ello, la actividad laboral citadina no se detiene. Como muestra, los centros educativos cierran solamente el primer día del nuevo año occidental.

Sin embargo, en estos momentos, el país empieza un nuevo período de preparación para la verdadera celebración masiva y espiritual asiática, la fiesta del tết o del nuevo año lunar, que esta vez celebra la partida del año del cariñoso e inteligente gato, felino que se asocia a las personas agradables, cariñosas, graciosas e inteligentes, y que además es símbolo de buena suerte. Ahora copa la atención el advenimiento del año del dragón, el próximo 10 de febrero.

Finalizada la fiesta a lo occidental, las tiendas han retirado los trajes rojos, rojitos, de motas blancas, para abrirle espacio a las figuras del imponente dragón, en diversos diseños y tamaños. Símbolo del poder y guardián del territorio, que hace recordar el origen de Vietnam, en la leyenda de la princesa Au Co, quien dio a luz cien huevos producto de su unión con el rey dragón Lac Long Quan. De esta manera, el relato muestra el origen de la etnia originaria vietnamita.

Las pagodas budistas y los templos taoístas y confucionistas comienzan a vestirse de alegría, y los altares familiares son renovados, listos para recibir a los millones de visitantes del más allá que vienen a reunirse con la familia.

La auténtica fiesta popular está por venir, el 10 de febrero, con la fiesta del tết, la bienvenida del año del dragón, nuevamente el chúc mừng tết tây le dará paso al chúc mừng năm mới, como saludo del nuevo año lunar, la fiesta del tết.

 

Ángel Miguel Bastidas G.

 

Fuente de consulta:

Khanh, V. N. (2009). Leyenda y cuentos de Vietnam. Vietnam: Editorial Thế Giới.


Noticias Relacionadas