Letra Fría | Para contarte a ti, mi Caracas
Las reflexiones de Para contarte a ti, mi Caracas serán para una próxima entrega
Quiero contarles el grato rato que pasé en el periódico hace dos viernes, en una iniciativa de Marlon y Mercedes, con el sugestivo título de Para contarte a ti, mi Caracas, parafraseando el canto de Billo Frómeta a esta adorable ciudad. Cuando Zarlom Mambrano, así juega él con sus iniciales, me pidió participar, no entendí que hacía yo ahí siendo de Maracaibo, para percatarme luego que llevo 50 años en Caracas y ya soy de aquí.
Por ahí empecé diciendo que mi vida es una película sin éxito, de la que no tengo más remedio que contarla, so pena de recordar a mi amiguito de la infancia, un cinéfilo precoz que me aturdía contándome las películas que había visto, nunca supo Stanley Palmer el favor que me hacía, porque aprendí a contar mi película misma.
Me ha contado Roberto Malaver que Earle le comentaba tanta historia inverosímil que muchos amigos han dudado de su veracidad, pero cuéntoles que todo es verdad, tanto que voy a suspender esta trasmisión por una historia que me hizo amanecer aporreado con unos puntos de sutura en la ceja izquierda y un dolorcito en el pecho, sin alarmas porque es el lado derecho, ja, ja, ja.
La caída
Caí aparatosamente por una escalera con una caja de libros, que me obsequió mi “exposa” para la biblioteca de la escuela Yanira Albornoz, y en los tres últimos escalones debí pisar mal y allá rodó el otro, je, je… Gracias a los buenos oficios de Alexandra de Recursos Humanos, fui atendido de emergencia en el Centro Clínico Casanova, servicio que dirige la doctora Gloria Díaz, donde fui suturado por el doctor Moisés Pérez, asistido por Jossi y Aurimar , hermosas enfermeras consentidoras, Elizabeth, que tenía cara de jefa de algo, y Edenson, que me tomó la tensión. Sumamente agradecido por la especial atención de los facultativos y la oportuna diligencia de Alexandra.
Tenía adelantado el cuento de la grata tertulia e incluso algunos apuntes del cronista peruano Julio Villanueva Chang, pero se atravesó la “biblio caída” o como dijo José de informática: “Eso fue textualmente un golpe literario”, y será en próximas entregas.
Humberto Márquez