02/02/2024.- Las series biográficas sobre narcotraficantes romantizan la vida de personas que cobraron notoriedad debido a sus malas acciones. Ser un delincuente es sexy en el cine y la televisión.

Tal vez algunas son entretenidas y otras tendrán gran valor histórico porque muestran las consecuencias de los daños que estos personajes generaron por décadas. También es cierto que muchas intentan "dejar un mensaje"; no obstante, es casi natural que al contar la historia de una persona y explicar las razones de sus acciones, termines un poco poniéndote en su lugar y mirándola desde una perspectiva que casi siempre le favorece.

Con Griselda, la protagonista de la nueva serie de Netflix, que cuenta con Sofía Vergara en el rol estelar, sucede. La única persona a la que le temía el mafioso Pablo Escobar se nos presenta en esta ficción durante seis capítulos como una mujer que actuaba por impulsos. La serie relata (por vez número tres mil) la época de violencia en Colombia donde el narcotráfico imponía la ley.

Romantizar el mal es peligroso. En los últimos años, ha sido muy frecuente ver como la cultura pop se ha llenado de ídolos con pies de barro.

Sin embargo, aunque pienso igual que el escritor inglés Oscar Wilde, quien afirmaba que "el arte no es moral o inmoral", estoy segura también de que la única forma de acercarse a una historia sobre gente obviamente perversa es no perdiendo la perspectiva sobre quiénes son.

La belleza, la valentía, el lujo y el dinero del que se rodearon estos personajes no deberían disimular la podredumbre que contienen sus vidas.

Griselda nos cuenta casi todo sobre la protagonista, pero más que relatar su historia a través de terceros, lo hace por medio de sí misma. La vemos durante todos los seis capítulos sufrir una transformación tremenda. En ese sentido, todo el mérito es de Sofía Vergara, quien hace mucho más que leer muy bien sus diálogos. Su actuación es convincente, pero no lo suficiente como para hacernos olvidar lo insulsa que llega a ser esta ficción sobre una mujer infame que vivió intentando conquistar el mundo y terminó destruyéndose a sí misma.

Aunque la actuación de Sofía Vergara es potente, la ficción tiene un sinfín de fallos y problemas que impiden que sea un espectáculo inolvidable. Podría decir incluso que es aburrida y que nunca llega a conmover de un modo radical, como otras de igual temática. Griselda no solamente es corta en extensión, sino también en méritos artísticos: sus personajes, a excepción de la protagonista y dos o tres más, son huecos.

La cantante Karol G aparece en pocas escenas sin pena ni gloria, pero, al igual que ella, hay otros actores que interpretan roles prescindibles, o porque no tienen gran impacto en la trama (como en el caso de la talentosa intérprete colombiana), o porque sus actuaciones son regulares e incluso malas.

Griselda, disponible en Netflix, es otro intento fallido por hacer un homenaje indirecto a un personaje oscuro.

¿Por qué se filman tantas historias sobre malvados en América Latina? Porque venden. Como decía Facundo Cabral, el mal hace mucho ruido, aunque no sea mayoría.

Luisa Ugueto Liendo

@cluisaugueto