Vitrina de nimiedades | La música paga no quiere sonar en TikTok
03/02/2024.- Habría que buscar en las nuevas generaciones un equivalente a la frase que titula este artículo. Sí, ya sabemos que es pésima idea usar una expresión manida (y cuidado si pasada de moda) para escribir sobre actualidad, pero en este caso no hablamos en sentido figurado. Hasta el pasado 31 de enero, era posible usar fragmentos de canciones de artistas firmados por Universal Music en videos de TikTok. La razón era la imposibilidad de pactar nuevas condiciones ventajosas para esa empresa en términos de propiedad intelectual y monetización.
En una carta abierta para justificar su decisión, la productora de música zanja cualquier duda con esta sentencia: "TikTok está tratando de construir un negocio basado en la música, sin pagar el valor justo por la música". Según sus cuentas, los ingresos obtenidos por su presencia en la red social solo significan el 1% de sus ganancias totales. Medios internacionales citan fuentes internas de la empresa que soporta a artistas como Taylor Swift para comparar las ganancias que ofrecen otras plataformas. Mientras TikTok paga de 20 a 40 dólares por 1 millón de vistas, Spotify reporta 4 mil dólares.
Además de los márgenes de monetización, Universal Music aseguró que la negociación de un nuevo acuerdo estuvo rodeada de chantaje, con la eliminación de pistas de artistas menos llamativos del sello discográfico, y el ofrecimiento de un esquema de pagos más bajo. ¿La respuesta de TikTok? Asegurar que la disquera privilegia su codicia sobre los intereses de los artistas.
La historia, que bien podría pasar por cotilleo digital, quizás cambie en días o meses. De todos modos, más allá del episodio, situaciones como esta hacen aún más grande el abismo entre la creación intelectual, los derechos de autor y el impacto de las nuevas tecnologías en el acceso a la información. Sería absurdo pensar que siempre han estado protegidos los derechos de quien escribe un texto, compone una canción o recrea y fija una imagen. Con la expansión de internet también creció la cultura "corta y pega" y el desdén por citar fuentes, a pesar de las estrategias para crear repositorios de contenidos de uso gratuito, comunidades de usuarios y fomentar mecanismos como servicios de suscripción.
El uso de la inteligencia artificial también fue otro punto de discordia entre Universal Music y TikTok, pero no es el único enfrentamiento. A fines de diciembre, The New York Times demandó a Open AI y a Microsoft por violación de derechos de autor. El medio estadounidense asegura que miles de sus artículos se emplearon para entrenar a chatbots de estas empresas. ¿El resultado? Ahora compiten como fuente confiable ante un diario fundado hace 173 años.
Si eso pasa con grandes firmas, que se mueven más por las ganancias y casi nunca por la nobleza, vale preguntarse qué más hay detrás de esta pugna. Algunos analistas aseguran que los oficios que sobrevivirán serán aquellos marcados por el uso de la creatividad, porque muchas tareas terminarán automatizándose. Sin embargo, ¿qué estímulo puede encontrarse si las grandes empresas no se ponen de acuerdo para remunerar ese esfuerzo? ¿Cómo marcará este panorama la visión futura sobre el arte, la literatura, el periodismo y cualquier oficio que suponga creación intelectual? Las respuestas llegarán muy tarde. Mientras tanto, los tiktokers esperan que la música paga haga las paces para volver a sonar en sus reels.
Rosa E. Pellegrino