Memorias de un escuálido en decadencia| Firma
23/02/2024.- ¡Pásame mi Montblanc ahí! Volvemos al mismo peo. El lunes tenemos que firmar al lado de los demás opositores que no nos soportan, ni nosotros a ellos tampoco, pero todavía no nos hemos puesto de acuerdo si vamos o nos quedamos. Estamos evaluando vainas. Si seguimos apoyando las sanciones o pedimos que habiliten a la Machado. En fin, tenemos que inventar cualquier vaina, menos que Estados Unidos nos está dando órdenes y nosotros las estamos esperando. Ya se corrió la voz del pueblo de que parece que no vamos a firmar y el presidente de la Asamblea Nacional dijo que nos metiéramos el acuerdo por donde nosotros sabíamos. Es decir, se está violando el acuerdo de Barbados, porque en ninguna parte se dijo que nos podían ofender de esa manera. De la vergüenza, el compañero Gerardo Blyde se quitó la barba, porque ya se cansó de ponerla en remojo. Y el hombre de Datanalisis, Luis Vicente León, tiene una campaña contra las sanciones que lo está haciendo sospechoso de apoyar la dictadura. Es verdad que los compañeros desde el exilio piden sanciones, y ellos utilizan eso como un arma de destrucción masiva, pero para nosotros, porque los compañeros Ledezma, Vecchio, Leopoldo, Julio Borges y otros, esos no pelan bola como pelamos nosotros, pero resistimos, porque sabemos que están en juego la patria y la vida de millones de venezolanos, y somos nosotros los llamados a salvarlos de este horror. Seguro que el poeta Leopoldo está escribiendo su poesía mientras disfruta de un buen vino, pero hay que entenderlo. Él apoya más sanciones y si lo dice él, que siempre ha sido un hombre sacrificado por este país, por algo será.
El presidente de la Asamblea Nacional dice que nosotros representamos solo tres partidos y que 42 partidos están de acuerdo con firmar el documento el lunes, para luego llevarlo al CNE y que sea el poder electoral el que decida, como debe ser, cuál será la fecha de las elecciones (¡parece una democracia esta vaina!). Mientras tanto, por aquí estuvo el canciller de Rusia y esa vaina asusta a cualquiera, porque uno cree que la dictadura está aislada. También supimos que el compañero Iván Duque y Mike Pompeo estuvieron en Guyana y a lo mejor le propusieron al presidente guyanés un concierto humanitario para asustar a Venezuela. Lo que pasa es que esa gente ya no tiene poder. Mientras eres presidente, te paran bolas; una vez que dejas de serlo, pasas a ser un jarrón chino, como dice el lugar común. Además, el que le pare la mínima bola a Iván —Coordenadas— Duque está loco de bola a bola. Esta dictadura ha acabado con todos los instrumentos que nosotros creamos para defender al Presidente interino, que uno no sabe qué carajo está haciendo ahora —¿qué será de la vida del heroico Grupo de Lima?—, porque, como decía, una vez que son presidentes, así sean interinos, y dejan de serlo, se van rumbo al carajo viejo.
También los compañeros de la Unión Europea están jugando duro en estos momentos. Por ahí sacaron un documento diciéndole a la dictadura que se comporte, que deje la altanería y acepte las elecciones libres con la señora Machado, y desde la Asamblea Nacional los mandaron directo al carajo por injerencistas, pero no se puede negar que nosotros hemos recibido la ayuda que no ha recibido este país ni por la pandemia. Es cierto que nos importan los derechos humanos, pero los derechos humanos de los nuestros. ¿Qué carajo nos importa a nosotros lo que pasa en Gaza? También defendemos la libertad de expresión, pero la nuestra. ¿Qué carajo nos importa ese tal Julian Assange, que se robó un montón de secretos de nuestra segunda paria y parece que, ahora sí, al fin, lo van a mandar para allá, para que respete?
El papá de Margot estaba leyendo en su computadora lo que decían las redes sociales. Y hablaba solo: "Otra vez estamos locos de bola. Y volvemos a pedir sanciones. Y no vamos a firmar. ¡Carajo, bueno es el cilantro, pero no tanto! Los que nos joden a nosotros no son los de la dictadura, son estos carajos de la oposición". Y se puso de pie y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese golpe tan duro que la vecina salió gritando: "¡Vete pa'l Esequibo, muérgano!".
—Cae, cae, rocío, despacito… —me canta Margot
Roberto Malaver