Arte de leer | Joel Linares y sus versos contra la destrucción
"La última escuela... / se hizo polvo ayer"
La especie humana ha construido una modernidad llena de edificaciones y grandes estructuras que dan testimonio de su capacidad de transformar la realidad y el entorno en que habita.
Es así, como las civilizaciones han prosperado y avanzado a nuestros tiempos actuales, donde una cantidad inconmensurable de artefactos tecnológicos convive con millones de personas que hacen uso de los mismos.
Teniendo en cuenta que el conflicto humano es parte de nuestra naturaleza (o al menos así lo expone la filosofía oriental conocida como el Tao), la capacidad humana de crear y construir cosas maravillosas contrasta con su poder de destrucción de aquello que ha elaborado desde los artificios; además tiene la disposición y voluntad de aplastar a su semejante.
El escombro, eso que sobra luego de una devastación —en este caso, del lanzamiento indiscriminado y desproporcionado de misiles, bombas, granadas y otras belicosidades humanas— es producto de esa visión de considerar al otro inferior, distinto, atípico y eso conduce a lastimar no solo el hogar y la casa (para los que puedan considerar esto redundante), también de herir la piel y los sentimientos.
En ese contexto de la confrontación árabe-israelí, producto de la invasión sionista a Palestina, que conllevó a la creación del fáctico Estado de Israel, el escombro es un lugar común para los ciudadanos árabes residentes en la Franja de Gaza y sus alrededores. Incluso, muy natural para los soldados israelitas que son, quizás, los mayores productores (o destructores) de materiales de desecho, consecuencia de su criminal accionar.
Y mientras esos cascotes derribados pululan en los antiguos barrios palestinos que hoy forman parte de los territorios “ocupados”, aunque algunos siguen desocupados a la espera de que se instalen los neocolonos, alguien, al otro lado del mundo, edifica versos desde la empatía:
AMANECER EN GAZA
¡La aviación israelí bombardeó durante toda la noche las viviendas de diversos líderes y responsables del movimiento islamista Hamás y el grupo "Yihad Islámica" en ataques que causaron al menos 11 muertos y cerca de 80 heridos.
La Jornada (México) 16 de julio de 2014.
En este día de artificio
espero el amanecer fuera de casa
toda la noche conté bombas para vencer el insomnio
toda la noche el horror fue otro miembro de mi familia
tan cercano a mi costado
como una sombra en la pared
amenazando la foto de la última sonrisa
Cuando caiga el velo de la niebla
sé que solo el despojo de la bomba
estará en el lugar de mi habitación
Y volveré a tomar las piedras en mi mano
y volará mi alma en una de ellas
para estrellarme con grito y rabia
al cuerpo de metal invasor
Y lo haré
Porque la raíz del olivo aún bebe
bajo la lluvia de fósforo blanco
Porque el gallo cantó esta mañana
A la disolución de un hábitat poblado desde hace siglos por moradores de un pueblo identitario, para que otro ambiente sea compuesto por nuevos huéspedes, primero se disparan sonidos de terror, se emiten cánticos de llanto, emergen nauseabundos miedos, sobre todo en las escenas de familias enteras huyendo al no sé dónde:
SIONISMO HUMANITARIO
“Salgan de sus casas en diez minutos esta zona será bombardeada”.
Contenido de los papeles de advertencia lanzados por aviones de la Fuerza Aérea Israelí sobre Gaza.
Una lluvia de papelillos
envuelve el cielo de la ciudad arrinconada
como día de fiesta
salen los niños corriendo
saltando sobre los charcos
que mimetizan los últimos cráteres de las calles
jugando a la paz,
sonríen
jugando a la paz
esperan
Ese último avión regó la franja
con un mensaje de ternura sionista:
"En diez minutos bombardearemos esta zona, salgan de sus casas"
¡Des-almados!
La última escuela
donde enseñaban a leer
ya no existe
se hizo polvo ayer
bajo la muerte que vomitó el mismo buitre.
Solo quedan diez minutos de infancia
que sigue saltando sobre los charcos
Y es que pareciera, que esos hombres y algunas mujeres de la “nueva Jerusalén”, que hacen fiestas de fósforo blanco, que celebran el desplazamiento forzado de gente que habla, come, ríe y llora al igual que ellos, solo les complace observar ese dolor que producen sus acciones de terror bélico:
PASADO (IM)PERFECTO
Mi casa fue
Mi esposa fue
Mi hija fue
Mi tierra fue
Mi pueblo fue
Mi cielo fue
Mi miedo fue
Soy
El sol eclipsado por la sombra de un misil.
El odio no puede ser combatido con odio. La violencia agresora es una dinámica de crueldad, el exabrupto un impedimento para el cariño, la profanación y el ensañamiento revela la más baja pasión que pueda entrañar cualquier ser terrenal. Ante la ferocidad, para combatir ese constreñimiento, la poesía responde:
POSTDATA DE UNA CARTA INFANTIL
Esta mañana
escuché el canto del gallo
y luego un silencio estruendoso
fui a abrir la puerta al que llamaba
era un misil israelí
Ahora soy
memoria de escombros
Joel Linares junto a millones de personas, a quienes el dolor palestino les conmueve, siguen apostando al freno de la devastación del Leviatán sionista… Que algún día esos escombros sirvan de insumo para edificar un nuevo comienzo para Palestina y otros pueblos oprimidos en el mundo.
Ricardo Romero Romero | @ItacaNaufrago | artedeleer@yahoo.com
Joel Linares Moreno (Petare-Venezuela, 1973)
Poeta, educador popular, teólogo y activista internacional. Director General del Encuentro Poético del Sur, en Caracas, Venezuela. Ha participado en diversos festivales y encuentros poéticos en Venezuela, Colombia, Ecuador, Argentina, Cuba, Reino Unido y Uzbequistán. Varios de sus textos están traducidos al inglés, francés, portugués, italiano y árabe, además de publicados en revistas, periódicos y antologías de Venezuela, Chile, Siria, Estados Unidos, México y Argentina. Autor de los poemarios inéditos: Memorias del escombro, Expediente del asiento de atrás, El dedo sobre la boca y Versos impertinentes. Su obra ha recibido reconocimiento internacional premiada en Suiza y México.