Historia viva | El Mocho Hernández: un Quijote de su tiempo

06/03/2024.- El poeta Ángel Eduardo Acevedo y su tío, el compositor y arpista José Acevedo, grabaron un disco titulado De Garcita a la Culebra, financiado por Simón Díaz, en 1981, junto a Caballo viejo. Los Acevedo recuerdan en esa obra musical al Mocho Hernández, en un golpe instrumental en las manos de Don José. Así como ese instrumental, muchas canciones populares de la música provinciana recuerdan a este civilista que transitó la vida política y militar de finales del siglo XIX y principios del siglo XX como un verdadero Quijote.

José Manuel Hernández, el Mocho, debió tener, a través de los corridos llaneros y eso que se conoce como la memoria oral colectiva, una ascendencia y popularidad muy temida por los grupos oligárquicos, que le disputaron la posibilidad de ser Presidente de Venezuela. Hasta el mismo Joaquín Crespo le jugó las barajas al revés cuando, luego de haberlo apoyado y tener asegurada militarmente Guayana y el oriente sur en la Revolución Legalista de 1892, lo rechazó para mantener el "continuismo" contra el que había luchado antes.

Resulta interesante observar que durante las discusiones del asunto diplomático sobre la Guayana Esequiba en la década de 1890, en Venezuela se desataron una serie de eventos que la mostraron como ingobernable. Tal situación la aprovecharon los imperialistas norteamericanos y británicos para el ardid fraudulento del Laudo Arbitral de 1899 con el que se apropiaron del territorio de la Guayana Esequiba.

En 1889, el presidente Rojas Paul nombró a José Manuel Hernández inspector general de Obras de Yuruari, en Guayana. Tan pronto fue nombrado, inició las solicitudes para llevar a cabo las construcciones de una carretera y puentes para la comunicación terrestre entre El Callao y San Félix.

Ante los continuos reclamos del Mocho Hernández para llevar a cabo las obras, el futuro presidente Andueza Palacios le responde con frialdad que "no debe pedir tanto" y casi entre líneas le dice que era "empleado público" (Armas Chitty, p. 23). Hernández de inmediato renunció al cargo y se declaró en rebeldía. La misma situación de indiferencia vivió el general Sifontes ante sus acciones progresistas para la defensa de la soberanía en el territorio del Cuyuní.

El Dr. José Antonio de Armas Chitty en su obra El Mocho Hernández. Papeles de su archivo nos descubre un personaje que junto al general Domingo Sifontes estaban prestos para la defensa de la soberanía nacional y de un territorio que fue brutalmente robado a Venezuela por parte de Gran Bretaña. Era José Manuel Hernández, el mismo al que le cantó Soledad Bravo en sus años de ñángara con Sabana blanca y Mocho Hernández, a quien también le cantaron viejos copleros llaneros como Juanito Navarro, Ángel Ávila y José "Catire" Carpio.

Cita Armas Chitty (1979) la relación epistolar entre el general Sifontes y el Mocho Hernández cuando, en carta del 31 de enero de 1889, le escribió: "Se habla de un plan revolucionario. Le encargo que esté sobre aviso y muy avispado, pero con la reserva indispensable para observar (…) De todos modos, bueno es estar prevenido y callado" (p. 19).

Eran tiempos electorales y el ministro del Interior era Sebastián Casañas, quien mandaba en realidad. Casañas no le tenía confianza al Mocho Hernández. Este le escribe entonces al propio Andueza Palacios:

... aunque hijo de Caracas, jamás he abrigado el mezquino espíritu del provincialismo y siempre me he creído con iguales deberes para con los demás pueblos de la república que los que tengo con este que fue mi propia cuna; y he explicado por qué, sin ser hijo de Guayana, me he tomado el interés que me ha sido posible en favor de sus pueblos, además de ser expulsado por ver que aquí puede Venezuela tener cifrado su provenir quizás en no muy lejano día por las cuantiosas riquezas que en su seno encierran aquellas comarcas.

La verdad histórica le dio la razón a Hernández y de ahí la codicia que hoy siguen teniendo los decadentes imperios del siglo XIX, XX y XXI por la búsqueda y extracción de los minerales que tiene la Guayana Esequiba y las riquezas mineras de nuestra Guayana.

La popularidad del Mocho Hernández para esa época se correspondía con una manera romántica de hacer política. Su renombre se acrecentó al expresar una victoria moral en las elecciones manipuladas por el grupo político de Andueza Palacios en aquella apartada región de Guayana. Fue amenazado por los grupos que lisonjeaban al gobierno de Andueza, quien desató una cacería contra amigos y partidarios del Mocho Hernández en la región. Finalmente, lo detuvieron y encarcelaron en Ciudad Bolívar hasta el 9 de abril de 1891. Al año siguiente, el Mocho Hernández estuvo comprometido con la Revolución Legalista de Joaquín Crespo, quien lo nombró jefe militar de Guayana. Pero de nuevo es defraudado y se le alza a Crespo en los llanos de Cojedes. Luego de muerto Crespo, es capturado otra vez y liberado por Cipriano Castro en 1899, quien le propone el Ministerio de Fomento, cargo que rechazó por la presencia de ladrones y oportunistas en el gabinete. Gómez, para neutralizarlo, lo nombró para un cargo diplomático en Washington, al que renuncia. Murió en Nueva York en 1921.

 

Aldemaro Barrios Romero


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