20/03/2024.- Nuevamente, la realidad, siempre terca, se empeña en recordar que las apariencias muchas veces engañan.

Más de cuarenta partidos firmaron el acuerdo promovido por la Asamblea Nacional, cuya finalidad era aclarar el cronograma a seguir para la próxima elección presidencial, tema que se había tocado en las conversaciones de Barbados.

Como para que el Libertador, que murió clamando por el cese de los partidos, siguiese revolcándose en su tumba, incluso hubo otros partidos que —a pesar de haber sido llamados para dar sus recomendaciones— se negaron a firmar ese acuerdo.

O sea, son casi medio centenar.

Sin embargo, y dado que cuarenta organizaciones políticas son como bastantes, la mayoría de la población —con mucha razón, dada la información parcial que tiene el ciudadano común— pensaron que, más allá de esta anomalía electorera, habría una campaña electoral como las hubo en el pasado.

Es decir, que se contarían los votos y se proclamaría al ganador. Bien, salvo lo relativo a contar votos, se debe aclarar que la campaña que viene no será para nada típica.

Y no puede ser porque —y recuerdo lo que no se debe olvidar— cuando el presidente Maduro pidió en la Asamblea el adelanto de las elecciones, lo hizo previendo la arremetida de los Estados Unidos, que no cesa de atacar al gobierno de Venezuela.

Allá en el norte sabían que MCM estaba inhabilitada y, por tanto, no podría ser la abanderada de una oposición poco o nada nacionalista.

Tampoco les interesa, por aquellos lares, una jefa de Estado camorrera que aumente el flujo de venezolanos que, huyendo de las sanciones, terminan en los Estados Unidos de una u otra manera.

Sin embargo, para calentar los prolegómenos de la campaña electoral propiamente dicha, la inhabilitada sirve mientras buscan qué hacer.

Esa decisión de sustituir a MCM es difícil porque la oposición, en primer lugar, tiene demasiados candidatos cuyo común denominador es que ninguno llega al uno por ciento en las encuestas, aparte de que muchos de estos (as) ciudadanos (as) se podrían encaramar en un autobús que vaya de Catia a Petare sin temor a que los reconozcan, no vaya a ser que les pidan dinero prestado…

Sea difícil o no, la decisión igual será tomada y ya dirán que el escogido o la escogida "tiene el aval de MCM", aunque esta última no se deje ver en público y menos con esa chusma.

De todos modos, eso tampoco hace de esta campaña un hecho "atípico", que sí lo será cuando apelen a lo que ya se está viendo, según el guion que viene del norte.

Es decir, cuando —sabotajes mediante— falte más la electricidad, el agua o el gas y "repentinamente" un grupo de zagaletones aparezcan tomando las calles para "protestar", pero con hechos violentos, como se vio esta semana en Barinas, donde causaron destrozos y volcaron estatuas, sin que nadie los enfrentara.

¡Esa va a ser la campaña electoral del candidato que escojan en Washington!, no lo duden.

Espero que el país esté preparado para evitar la emboscada, porque viene, aunque hoy esto no lo parezca.

Domingo Alberto Rangel