Día de la Mujer: Marzo forjado con fuego

Las mujeres trabajaban en condiciones de casi esclavitud.

Las trabajadoras quedaron encerradas en las fábricas semiclandestinas, donde laboraban como mano de obra casi esclava

 

20/03/24.- Tal vez luzca un poco sensacionalista, pero al revisar la historia del Día Internacional de la Mujer, cualquiera se verá obligado a pensar que se trata de una efeméride forjada con fuego, no metafórico, sino verdadero. Esto es así porque trágicos incendios marcan la génesis y el comienzo de esta conmemoración.

Bien se sabe que el fuego que destruyó la fábrica de ropa Cotton, en Nueva York, el 8 de marzo de 1908 y causó la muerte de 129 trabajadoras es el hecho que se conmemora el Día Internacional de la Mujer. En cambio, es menos conocido que la primera conmemoración formal no fue el 8, sino el 19 de marzo de 1911 y que apenas seis días más tarde, el 25 de marzo, otra factoría textil, la Triangle Shirtwaist, en la misma ciudad, ardió totalmente y cobró otras 146 vidas de mujeres.

Los dos siniestros fueron muy parecidos. Las trabajadoras quedaron encerradas en las fábricas semiclandestinas, donde laboraban como mano de obra casi esclava, cumplían horarios extenuantes y no se les permitía ninguna libertad. No debe entenderse que los varones eran tratados decentemente, pero en comparación con el trabajo femenino, estaban bastante mejor.

Las condiciones de trabajo, en general, en esos tiempos del primer capitalismo salvaje eran tan paupérrimas que favorecieron el florecimiento de fuertes movimientos sindicales. Si los hombres de Chicago habían protagonizado las luchas en 1885, por la jornada laboral de 8 horas, las mujeres de comienzos de siglo seguían peleando por bajar de las 10 y hasta 12 horas diarias.

Los fatales acontecimientos de Nueva York fueron intentos de escarmiento. Los dueños de las fábricas preferían destruirlas que otorgar mejoras salariales y al asesinar a tantas personas, emitían un mensaje claro al resto de la masa trabajadora. 

Las mujeres de la empresa Cotton, en 1908, estaban en huelga cuando fueron emboscadas y exterminadas por los propietarios mafiosos que reinaban entonces (y cuyos herederos están de regreso con el auge del neoliberalismo). 

El horror de ese suceso abominable le dio impulso a las potentes corrientes que venían encabezando mujeres socialistas y comunistas en todo el mundo, especialmente en Europa.

En 1910, en Dinamarca, se llevó a cabo la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, cuya lucha central era por el derecho al sufragio femenino, pero que también exigía igualdad de derechos laborales. En ese escenario de alance planetario, la extraordinaria feminista alemana Clara Zetkin proclamó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sin establecer aún  una fecha precisa para su conmemoración, aunque la matanza del 8 era una de las principales referencias. La idea tuvo respaldo unánime de un centenar de delegadas de 17 países.

Lo cierto del asunto es que el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911 mediante gigantescas movilizaciones en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, a las que se estimó entonces que asistieron más de un millón de personas. Los manifestantes (mayoritariamente mujeres, claro está) reclamaron el derecho al voto y al ejercicio de  cargos públicos; y la igualdad laboral y mejoras en las condiciones de trabajo para hombres y mujeres.

El incendio de  la fábrica Triangle Shirtwaist, ocurrido seis días después de aquellas marchas, pareció una réplica del de 1908. Las trabajadoras fueron encerradas en el edificio por lo que al desatarse el siniestro, murieron quemadas o se lanzaron al vacío desde los pisos altos del edificio neoyorquino.

La triste actualidad

Todavía son muchos los desafíos para alcanzar la igualdad de género.

 

Lo más duro que tiene esta historia es que, a más de un siglo de ocurridos estos dos incendios y de creada la efeméride, los derechos de las mujeres en el plano laboral siguen estando por debajo de sus pares masculinos (que también están en declive) y, para más injuria, el mundo ha experimentado un retroceso claro en ese terreno.

Según un informe del Banco Mundial de 2023, titulado La mujer, la empresa y el derecho, el ritmo de las reformas hacia un trato igualitario de las mujeres ante la ley ha caído a su nivel más bajo en los últimos 20 años.

En promedio, según esa investigación, las mujeres disfrutan de tan solo  77 % de los derechos que tienen los hombres en las normativas laborales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) también tiene claro este panorama negativo. En la 111 Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada el año pasado en Ginebra, el director general Gilbert F. Houngbo, se preguntó cómo explicar que aún hoy por igual trabajo, las mujeres ganen en promedio un 20 % menos que sus colegas hombres.

En esa misma reunión se conoció un informe, fruto de las investigaciones de la ONG australiana Walk Free, en el que se aborda el espinoso tema de las formas de esclavitud en el siglo XXI. El documento titulado Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna. Trabajo forzoso y matrimonio forzoso, denuncia que “para 2021, 49,6 millones de personas eran víctimas de esclavitud moderna, ya sea porque son obligadas a trabajar o mujeres coaccionadas a vivir en matrimonio sin su consentimiento".

Y, contrario a lo que pudiera suponerse, no es un fenómeno exclusivo de los países llamados atrasados. “Hoy tenemos más esclavos que en ningún otro momento de la historia de la humanidad —sentenció María Collazos, investigadora y analista de Walk Free—. Ningún país es ajeno a la esclavitud moderna". 

Esta situación de regresión histórica afecta más a los sectores vulnerables de la sociedad, entre ellos las mujeres, los niños y, sobre todo, las niñas. Si se le pidiera a una de ellas, trabajadora forzada o semiesclava en alguna maquila, que compara su cotidianidad con la que vivían las mujeres de comienzos del siglo XX, no encontrarían mayor diferencia. ¡Qué humanidad!

Avances, estancamientos, retrocesos

El empoderamiento femenino ha sido clave para la Revolución Bolivariana.

 

En Venezuela, la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras ampara equitativamente a toda la ciudadanía. Esta cobertura abarca el derecho a un salario justo y equitativo, a un ambiente de trabajo seguro y, en el caso de las mujeres, estipula el derecho a las licencias de maternidad remuneradas y al tiempo diario para amamantar.

Se trata de grandes conquistas en el plano jurídico, que se consolidaron en la realidad hacia finales de la primera década y comienzos de la segunda del presente siglo. Sin embargo, las profundas heridas y distorsiones causadas por la guerra económica, las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo han causado estancamientos y retrocesos en este campo.

Existe hoy una desregulación de facto en las relaciones laborales, producto del pago de bonificaciones en dólares a cambio de ceder prerrogativas como los horarios y el número de días laborales. Las mujeres, como siempre ocurre, son el sector más afectado, sobre todo en el caso de las madres solteras o divorciadas que deben sostener los gastos domésticos con sus ingresos salariales.

Los empleadores públicos y privados niegan que haya brecha salarial por razones de género, pero algunas investigaciones sugieren que sigue existiendo, incluso en los niveles profesionales, en los que las mujeres han llegado a ser mayoría.

CLODOVALDO HERNÁNDEZ / CIUDAD CCS


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