Fisio en acción | Atentos a las úlceras por presión y sus lesiones
24/03/2024.- Mantenerse en una misma posición durante largos períodos en especial donde hay poca piel y más tejido óseo hará vulnerable a cualquier persona con movilidad reducida a padecer una úlcera por presión o la también llamada escara. Las úlceras por presión son áreas de la piel lesionadas que pueden causar infecciones graves, y en algunos casos ponen en riesgo la vida del paciente.
Las escapulas, tobillos, talones, región sacroilíaca y caderas son las zonas de mayor riesgo y más si la persona está recluida en una cama, utiliza una silla de ruedas o no puede cambiar de posición por voluntad propia.
Las úlceras por decúbito se clasifican en cuatro grados, es importante reconocer las fases o grados de la formación cuando tenemos un familiar en cama, para saber cómo abordar cada una de ellas. Los primeros indicios de las escaras comienzan con la aparición de un color morado en la piel, pudiendo avanzar rápidamente a la aparición de ampollas o necrosis.
En las úlceras grado I aparecen áreas enrojecidas que no blanquean al ejercer presión en personas de piel oscura. Se puede ver tonos rojos, azules o morado. En la etapa II se evidencia una pérdida parcial del espesor de la piel que involucra epidermis y/o dermis, ya aparece una herida parecida a una abrasión, a veces con presencia de ampollas o cráteres poco profundos.
En las grado III se produce una pérdida del grosor de la piel, no llega a verse tendón o hueso, ya que afecta solo al tejido graso y, por último, en las grado IV la piel y los tejidos se han perdido completamente, aparece la necrosis y se visualiza músculos, huesos, tendones, fascia y cápsulas articulares.
Los tratamientos para tratar una úlcera de decúbito se basan en reducir la presión y la fricción que la causó, se debe girar y cambiar de posición de manera frecuente a la persona, esto dependerá de la afección y la calidad de la superficie en que se encuentra el paciente. Además de esto, se deben colocar superficies de apoyo especiales (colchones, cojines antiescaras), ya que estos permiten hacer equilibrios de presión en distintos puntos de la piel en contacto con la superficie.
El cuidado médico de las úlceras por presión depende de la profundidad de la herida, generalmente, la limpieza y el vendaje de una herida incluye limpieza de las úlceras abiertas con agua o una solución salina cada vez que se cambie el vendaje, estas aceleran la cicatrización al mantener la herida húmeda, creando una barrera contra la infección y mantiene seca la piel a su alrededor.
En ocasiones se colocan apósitos, gasas, geles, espumas y coberturas tratadas. En casos graves se requiere de cirugía, administración de fármacos como antiinflamatorios no esteroideos para controlar el dolor, una dieta alta en proteínas que estimula la cicatrización y en la medida de lo posible movilizaciones y trabajo con un fisioterapeuta para que también entrene al familiar o cuidador para mantener los cambios posturales.
Ydalmis Bravo