Al derecho y al revés | La marioneta

27/03/2024.- Como casi todos los caraqueños, ignoro los tejemanejes de cada proceso electoral entre los que hay en el mundo.

Son muchos, ninguno tiene votaciones auditadas hasta el nivel de la necedad —como sucede con el nuestro— y es muy posible que en casi todos —incluyendo el de los Estados Unidos, que es uno de los menos confiables— se den hechos vergonzosos.

No es para vanagloriarnos por aquello del "mal de muchos", pero sí considero que unos cuantos de los opinadores que despotrican de nuestras elecciones no saben —o esconden, como los gatos— las porquerías que se ven en otros países.

Sin embargo, nuestro sistema electoral, y muy a pesar de los automatismos sobre el que está fundado, a veces da pena. No por las máquinas, sino por algunos candidatos.

Por ejemplo, el proceso de inscripción de opositores estuvo signado por el abuso evidente de la ingeniera Machado cuando —sin preguntar a ninguno de los que jaquetonea como "miembros de una alianza perfecta"— de la noche a la mañana designó como "su candidata suplente" a una señora ochentona que por desconocida puede perfectamente encaramarse en una buseta en, digamos, Cumaná y viajar hasta San Cristóbal, pasando por Caracas, sin que nadie la reconozca, o, reconociéndola, le pida diez dólares prestados.

Ese acto abusivo, en el caso de la tarjeta del gobernador del Zulia, implica que si Manuel Rosales baja la cerviz ante la mantuana, el año entrante la ingeniera postulará en el Zulia a quien le venga en gana para gobernador.

Esa patanería y falta de tacto para quienes se suponen sus aliados copó los medios que andan conspirando durante unos días —con un suspenso estilo radionovela de los años cuarenta del pasado siglo, cuando los guiones estaban llenos de personajes pobres que terminaban siendo hijos del millonario, y también lo contrario—, porque así mantenían al pueblo "ocupado".

Y, siendo así, logró, si no postular a su marioneta, por lo menos disimular que ella y su suplente carecen de programa —e incluso de ideas— para gobernar, que es lo que debe explicar cada candidato a presidente.

La marioneta merece comentario aparte.

Digamos que si por un supuesto currículo académico es como se accede a la presidencia, entonces ni Rómulo Betancourt ni Carlos Andrés Pérez, que no culminaron estudios universitarios, podrían haber sido presidentes.

Lo siguiente que hará Mari Cori, si uno deja pasar semejante imbecilidad, será pedir elecciones de segundo o tercer grado en las que, en vez del pueblo venezolano, solo voten los claustros de universidades con doctorados.

Peor, si le dejamos a tanto seso hueco seguir cacareando lo del presunto currículo de la marioneta, sin revisar al menos qué es lo que se proponen, el país perderá la oportunidad de desenmascarar el proyecto que tienen entre manos.

El filósofo preferido de la filósofa es Martin Heidegger, ¡personaje adorado por Adolfo Hitler!

Como tenían que inflar la narrativa, días antes del cambiazo, encaramaron a la señora marioneta hasta la Academia Venezolana de la Lengua, capítulo de la española, que depende del rey.

No lo hicieron por lo bajo, sino que tuvieron el tupé de cacarear que ella ocuparía el sillón que antes tuvieron —agárrense los cinturones— Rómulo Gallegos y Arturo Uslar Pietri.

Descarada la señora marioneta cuando ni tiene obra escrita y ni siquiera ha escrito en toda su larga vida un artículo medianamente interesante sobre alguno de los problemas del país.

Bien, ignoro a estas horas si la inscribieron con la tarjeta de aquella MUD que nunca presentó programa —aunque que tenía cuñas llamando a votar "por la manito"—, pero igual espero que, por sanidad democrática, la dejen para verla llegar tras la ambulancia.

Aun cuando cualquiera sabe que la campaña de la marioneta consiste en que ella, en vez de candidata, sea la presentadora para que Mari Cori repita sus mantras.

Juren que así será. Con razón la democracia en el mundo está de capa caída.

 

Domingo Alberto Rangel


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