30/03/2024.- La acción de terror provocada por un grupo islámico de Tayikistán, en la sala de conciertos Crocus City Hall de la ciudad de Krasnogorsk de Moscú, el día viernes 22 de marzo de 2024, causó más de un centenar de muertos y más de ciento ochenta heridos. Se presume que este acto terrorífico fue una acción estratégica armada, promovida por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), bloque militar agresivo que pretender lacerar al Estado ruso. Esa acción estratégica es la que casi siempre adopta la OTAN en situaciones de guerra; esta vez, cuando no ha podido infligir daños militares contundentes al ejército ruso en el conflicto con Ucrania. Desde luego, ese acto terrorista ha producido a la sociedad rusa momentos de gran dolor, condena y frustración.

De 11 detenidos, cuatro terroristas: Darlerjon Mirzoev, Saidakrami Murodali Raskhabalizoda, Shamsidin Fariduni y Mukhammadsobir Faizov, han confesado su culpabilidad ante el Tribunal de Moscú. La sanción con privación de libertad es de cadena perpetua. El acto criminal se cometió con disparos de armas de fuego contra personas inocentes y fue ejecutado mediante dinero a sabiendas de que al mismo tiempo ponían en peligro a más personas al obrar con sadismos, piromanías y brutal perversidad.

En los actos de terrorismos, el pánico es el razonamiento principal, y existe en una desproporción asombrosa entre la fuerza real de los terroristas y el miedo que consiguen despertar. Por cierto, las embajadas estadounidense y británica en Moscú hicieron advertencia a sus connacionales en el país eslavo de que evitarán concentrarse en sitios públicos de esa capital por posibles ataques terroristas. Todo esto aconteció la víspera del ataque a la sala de concierto del Crocus City Hall en la región de Moscú. ¿Cuál es la razón que impulsó a esas dos potencia imperialista a proteger a sus paisanos y a la vez encubrir el ataque de los terroristas islamistas? El presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, expresó que el atentado a la sala de concierto del Crocus City Hall de Moscú fue un acto de intimidación, que tuvo la finalidad beneficiar a los que pretenden presenciar una victoria militar de Ucrania sobre Rusia, con el apoyo de Occidente.

Los terroristas después cometer el asesinato de más de ciento cuarenta personas y herir a más de ciento ochenta en las afueras de Moscú e incendiar el techo del Crocus City Hall, trataron de huir hacia Ucrania donde supuestamente eran esperados por quienes dieron la orden de ejecutar el atentado criminal.

Para Occidente no ha sido fácil detener el avance impetuoso del ejército de la Federación de Rusia en defensa de la región del Donbás. Rusia sigue respondiendo también por la integridad territorial de la península de Crimea, que es parte vital desde su punto de vista estratégico, como también lo son las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, entre otros territorios que se unieron a Rusia mediante procesos electorales.

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Para aplacar los temores en la población civil rusa, el Estado debe seguir lidiando con ese tipo de terrorismo, ampliando los servicios de inteligencia y acciones clandestinas contra las redes financieras que lo alimentan. Hay que actuar en silencio para trastornar el sueño más preciado de los terroristas que es su macabro accionar, aspecto revelador del carácter inhumano, brutal del Estado Islámico. Solo así será posible identificar también a los autores intelectuales del atentado perpetrado en el Crocus City Hall de Moscú.

J. J. Álvarez