Xin chào | Histórico abril
Volver al reencuentro con nosotros mismos.Y con tantos sueños inconclusos que galopanhacia el horizonte. ¡Vamos a su encuentro conla fuerza de mil centauros, en carga tumultuosa, tremenda y victoriosa!
Hugo Chávez Frías
05/04/2024.- Comienza abril, mes cargado de historia: el primer paso independentista de 1810, mes de intervenciones de Estados Unidos en países Latinoamericanos: Guatemala (1920), Cuba (1961) y más reciente (2002), cuando la CIA y la derecha venezolana intentaron derrocar al presidente Hugo Chávez. Abril contiene, además, una inédita efeméride, el día en que el pueblo venezolano rescató a su Presidente, un sábado 13. Abril, palabra castellana usada desde 1188.
Un 30 de abril se produjo el llamado golpe de los plátanos verdes, que intentó derrocar al presidente Nicolás Maduro Moros, precisamente cuando se cumplían 44 años de la mayor derrota sufrida por el ejército más poderoso del planeta: la estampida yanqui en Saigón, producto de la irrupción del ejército popular de Vietnam, la tropa de los descamisados amantes de la paz.
Fue en abril, el mes de Venus Afrodita, la primera juventud, cuando también Nicolás Maduro, toma el testigo que le había dejado el comandante Chávez tras su partida al reposo eterno. Se iniciaba ese domingo 14 de abril de 2013 otra contienda patria frente al mismo imperio que dirigió el altero golpe del 11 de abril de 2002.
Nos relata Luis Britto García, en el prólogo de Bolívar en vivo, hermosa obra de Francisco Herrera Duque: que cuando éramos niños, la historia cumplía la doble función de regalarnos los días de la fiesta nacional, y de estropearlos obligándonos a asistir a los actos conmemorativos. Nos iniciamos así en la pedagogía del bostezo.
Esa pedagogía del bostezo de la cual nos habla Britto García, nos traslada a nuestros días de liceísta en La Pastora, cuando nos tocaba asistir, a las dos de la tarde, a "soportar" la clase de historia, colmada de fechas, que nos daba sueño, ante un profesor sin mayor motivación para enamorarnos del Libertador, de Samuel Robinson y esa pléyade de patriotas. Debieron pasar años, para comprender y conocer realmente la personalidad de aquel joven caraqueño llamado Simón Bolívar, protagonista de los acontecimientos del 10 de abril de 1810, cuando se producen los primeros chispazos libertarios.
Poco a poco fuimos entendiendo, a golpe y porrazo, la importancia de reconocernos en la historia patria que el dos veces presidente del país, Rafael Caldera, intentó borrar de los programas de estudios, mientras los procesos políticos nos sacudían y nos obligaban a buscar respuestas de esos eventos que los profesores tradicionales, al servicio de los dueños del valle, nos escondían por alguna razón.
Ahora entendemos cómo fue posible que el comandante Hugo Rafael Chávez Frías llegara a la conclusión de que la historia era más importante que el beisbol, deporte que lo había enganchado a la Academia Militar de Venezuela, pero que a la postre lo hizo protagonista de una de las hermosas páginas de la historia bolivariana.
“…Volver al reencuentro con nosotros mismos. Y con tantos sueños inconclusos que galopan hacia el horizonte. ¡Vamos al encuentro de la fuerza de mil centauros, en carga tumultuosa, tremenda y victoriosa!”. Palabras de Chávez, en su libro El brazalete tricolor, donde declara su amor por la historia, esa historia que se aceleró sorpresivamente desde aquel año 1998 con el llamado del clarín de la patria que había llegado desde la Casa de los Sueños Azules.
Aquel despertar decembrino de 1998 se había acelerado significativamente a partir del 29 de octubre de 2001, cuando la embajada de Estados Unidos activó decididamente la conspiración contra el proceso bolivariano, producto de las fuertes críticas que había formulado el presidente Chávez frente a las cámaras de VTV sobre las masacres de niños en Afganistán.
Ese 29 de octubre, la embajadora estadounidense en Venezuela, Dona Hrinak, se presentó en el Palacio de Miraflores para exigirle al presidente venezolano que se retractara de sus declaraciones contra la Casa Blanca por los bombardeos sobre Afganistán, a lo cual el comandante Chávez le ordenó a la diplomática abandonar de inmediato el despecho presidencial.
“Comenzó la embajadora detenidamente a leer su documento. Mucho antes de concluir el texto irrespetuoso, el presidente Chávez la interrumpió: 'Usted está fuera de lugar, por favor salga ahora de mi oficina'”.
Ese incidente y otros que tuvieron que ver con el petróleo venezolano son señales muy claras de que los acontecimientos de abril de 2002 comenzaron mucho antes de ese año, relata el exfiscal general de la Nación, Isaías Rodríguez en su libro Abril comienza en octubre (p.167).
Ese golpe de abril, montado milimétricamente desde la Casa Blanca, quedó al descubierto en las cuentas bancarias de la derecha venezolana, donde la primera remesa del “Fondo Nacional de la Democracia” despachó nada menos que 877 millones de bolívares, con destino a la cuenta de Carmona Estanga y Carlos Ortega. Después llegó la grande, por vía del Centro Norteamericano para la Solidaridad Laboral Internacional y el Instituto Internacional Republicano… y pare usted de contar.
El otro abril
Cuando en Venezuela el pueblo de a pie bajaba de los cerros para rescatar a su presidente, en la República Socialista de Vietnam, comenzaban las festividades para conmemorar los 27 años de la estampida yanqui desde Saigón, para entonces la capital sureña del país que demostró al mundo que “un pueblo unido y armado de conciencia puede derrotar a la mayor potencia del mundo”, palabras profundas de Ho Chi Minh.
Es imposible concebir que en la Casa Blanca recuerden con agrado la humillación que sufrieran aquel “Todo 11 tiene su 13” en Venezuela y la Victoria de la Primavera, lograda por el pueblo vietnamita en Saigón, sobre todo en estos momentos en que Estados Unidos ve cómo se esfuma la primera potencia del mundo, a pesar de abrirse paso en todos los continentes a fuerza de bombas y porrazos.
La Venezuela que venció el fantasma yanqui con un pueblo desarmado y el Vietnam que rescató de las manos gringas su terruño sureño, simbolizan hoy la fuerza de los oprimidos que luchan codo a codo contra la supremacía del imperio capitalista que se resiste a reconocer que existen millones de seres humanos que creen firmemente en ese otro mundo posible, del cual nos hablaran con firmeza y claridad: Carlos Marx, Federico Engels, Vladimir Ilich (Lenin), Simón Bolívar, Ho Chi Minh, Augusto César Sandino, Francisco Morazán, José Martí, Fidel Castro, el Ché Guevara, Hugo Chávez, y pare de contar.
Ángel Miguel Bastidas G.
Fuentes consultadas:
Chávez, H. (2018). Un brazalete tricolor, Vadell Hermanos Editores.
García Ponce, G. (2002) El golpe del 11 de abril. Instituto Municipal de Publicaciones de la Alcandía de Caracas.
Herrera, L. F. (1999) Bolívar en vivo. Ediciones de la Presidencia de la República.
Rodríguez, Isaías. (2005). Abril comienza en octubre. Grabados nacionales C.A.