Horizonte de sucesos | Inauguración

Todo depende del observador

09/10/22.- De todo lo que hemos dicho en este espacio sobre la realidad, lo más incomprensible es su aparición. Y es que cuando pensamos en eso no podemos imaginar que alguien pudo ser testigo del Big Bang o del nacimiento de Dios: dos conceptos que, sin importar, son ciertos y forman parte de la existencia como la conocemos. 
 
La sensación es que ya todo existe desde antes de nosotros y seguirá después de nuestra extinción. Pero también aparece y tiene unas características particulares: la aparición de una realidad, sea grande o pequeña, está determinada por su carácter de explosión, luminosidad y sorpresa, por eso no es descabellado que a nuestro nacimiento también se le diga alumbramiento. 
 
Para Christlieb es el punto en el que el observador y la cosa coinciden, "como en un encuentro o en un encontronazo". Y el ejemplo que usa es perfecto, porque en el choque repentino entre dos personas de pronto existe alguien que no veíamos venir, pero también tenemos conciencia de nuestra propia existencia, como si la la aparición de esa realidad nos reafirmará. 
 
Entonces, resulta que los conceptos que mencionamos anteriormente, Dios o el Big Bang, necesitan de observadores para que no desaparezcan. "Y así se da el caso de que vivimos en un universo que es capaz de producir a alguien que lo mire", dice el filósofo.
 
Pero supongamos que no hay punto de partida, que todo está allí de antemano y siempre estamos como en la mitad de la existencia. No hay explicación posible ni antecedentes, tampoco se puede explicar la realidad desde sus componentes, sobre todo porque no hay nada que explique la aparición de la conciencia, el origen de todos los "males". 
 
Cuando uno se despierta, la sensación es que todo está allí. Un ejemplo que podría encajar bien es el de esas figuras cuyo truco visual da la sensación de que se mueven, pero no es así. Todo depende del observador, incluso del espacio-tiempo. 
 
 
Heathcliff Cedeño

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