10/10/22.- Lo hemos visto, pero no sé si lo hemos asimilado.Toda intervención militar de Estados Unidos es precedida por una intervención moral. Es este un hecho que podemos documentar ampliamente al mirar el siglo XX y lo que hemos vivido en el XXI.

Lo más terrible es que estas campañas de ablandamiento no tienen como objetivo conquistar a la derecha. Esos cerebros ya están en la contabilidad básica de cualquier planificador de genocidios, no importa si se apellida Reagan, Bush u Obama. Todo el bombardeo está dirigido a la izquierda. Con mayor exactitud, a los segmentos que disfrutan de ubicarse en el “centro”. Conquistar una parte de ellos es lo que permite engordar la contabilidad del genocidio.

El humanismo es el valor central de cualquier construcción ideológica o cultural de izquierda. Por ello, toda campaña de intervención moral se propone destruir u opacar cualquier reputación humanista del país sometido a asedio.

¿No debería llamarnos la atención el hecho de que todos los países sujetos a estos bombardeos de ablandamiento moral han realizado campañas radicales y masivas de alfabetización, han garantizado educación y salud gratuita, han elevado los niveles de nutrición y han disminuido las desigualdades económicas y sociales?

Todas esas conquistas se opacan. Lo que parece importante es que los políticos aliados o dependientes de Estados Unidos no se sienten cómodos en esa realidad y denuncian supuestos dictatoriales.Tienen éxito porque esos políticos son de la élite y las élites de otros países expanden la denuncia.

Realizadas las intervenciones, cuando ya los muertos suman decenas de miles, entonces se conoce la verdad. No había tales armas de destrucción masiva. No es cierto que el gobierno había bombardeado a una manifestación desarmada.

No vale la pena preguntarse qué pasa después con quienes apoyaron esas intervenciones, y si se consideran demócratas o progresistas. Apoyada la primera masacre, lejos de reconocerse como personajes usados por los genocidas, pareciera que sienten el compromiso de perpetuar el apoyo al crimen. No he visto a nadie reconocer que fue una persona engañada y que no tiene disposición a brindar soporte a nuevos actos criminales.

Hoy lo vemos de nuevo con quienes apoyan a Estados Unidos en su intento de desestabilizar a Rusia,  aunque eso cueste borrar a Ucrania. Ojalá contáramos nosotros con una fórmula que nos permita explicarle a demócratas o progresistas que deben sospechar siempre de cualquier cosa que sea apoyada por el Gobierno de Estados Unidos. Si ese Gobierno lo apoya o lo promueve, ahí no hay nada bueno.

Freddy Fernández | @filoyborde