María Lionza siempre dando de qué hablar

La escultura ha sido elevada a la máxima jerarquía que objeto alguno pueda tener en la legislación patrimonial venezolana: la condición de Monumento Nacional

La obra fue ubicada en la localidad de Quibayo, cerca de Chivacoa, al pie del cerro María Lionza.

 

La controversia ha sido característica permanente alrededor de María Lionza, la diosa venezolana. Quien crea que es fuerte la actual polémica sobre el traslado de su monumento original al estado Yaracuy, no conoce la historia de la misteriosa mujer-deidad.

Para empezar ha habido discusión respecto a su origen étnico y su condición social. Algunos dicen que era española y familia de terratenientes, mientras otros sostienen la tesis de que era indígena o afrodescendiente y, por lo tanto, pobre.

Una vez que se estableció como expresión religiosa autóctona de Venezuela, el núcleo de la controversia pasó, lógicamente, al plano religioso. La dominante Iglesia católica nunca la ha tolerado, a pesar de que han surgido manifestaciones sincréticas, al punto de que los marialionceros siempre dicen actuar guiados, en primera instancia, por Jesucristo.

Los recelos de la jerarquía católica tienen que ver con que María Lionza les ha rebanado parte de la feligresía, igual que lo han hecho otras religiones cristianas, la santería y sus derivados. El argumento oficial de los obispos y sacerdotes no es, claro, esa pérdida de clientela, sino un aspecto del plano teológico: los cultores de María Lionza tienen contactos con seres desencarnados, algo condenado por la Iglesia. Además, veneran a esta dama, que no es reconocida como santa por el Vaticano y también rinden tributo a espíritus, encantos, silfos, ondinas, gnomos y salamandras.

La pugna con los católicos se ha hecho más dura debido a que la devoción a María Lionza no es una simple idolatría por una figura histórica o mitológica, sino que ha adquirido la estructura de una iglesia y se ha conjugado con otros cultos, generando las Cortes, que según el antropólogo Emanuel Amodio, son estructuras formadas por espíritus que "se organizan según su origen, su profesión o sus características, en un esquema piramidal, en cuya cúspide se encuentra la misma María Lionza, junto al Cacique Guaicaipuro y al Negro Felipe, conformando así las 'Tres Potencias”. 

Estos sistemas han evolucionado durante el siglo XX y lo que va del XXI. Originalmente solo se hablaba de la Corte India, con María Lionza como reina, pero actualmente existen varias más, incluyendo la muy comentada Corte Malandra, integrada por delincuentes que se transfiguraron en espíritus influyentes aunque “de baja luz”.

Monumento Natural Cerro María Lionza situado en el estado Yaracuy.

 

Aparte de esas pugnas del poder religioso que tanto afanan a los curas, la diatriba que acompaña a la diosa de Sorte ha tenido siempre repercusiones en la política pura y dura. Varios Gobiernos se han visto envueltos en ella. Por ejemplo, cuando se decretó el cerro María Lionza como Monumento Natural, el 18 de marzo de 1960, aunque el argumento fue la protección de las nacientes de varios ríos fundamentales de la zona, no escapó el presidente Rómulo Betancourt de que lo calificaran de afecto a la magia negra, reforzando su fama de “Brujo de Guatire”.

En el período de Raúl Leoni hubo varios incidentes con los marialionceros e incluso se impidió el acceso a la región sagrada de este culto, bajo el argumento de que allí no se realizaban ceremonias religiosas, sino obscenas farras y actos satánicos.

Curiosamente, fue el socialcristiano Luis Herrera Campíns el único mandatario en enviar una ofrenda a Sorte. La hizo llegar con su ministro de Relaciones Interiores, Rafael "Pepi" Montes de Oca. Por supuesto que sus compañeros más santurrones se horrorizaron mucho.

Después del cambio político de 1999, la oposición derechista (incluyendo a ese partido que es la Conferencia Episcopal) se empeñó en relacionar al Comandante Chávez y a otros líderes revolucionarios con religiones que el statu quo considera heréticas, como la santería y el culto a María Lionza. Con respecto a este, se afirmaba que la sacerdotisa Juana de Dios Martínez, una de las más importantes de Sorte, era "la bruja de Chávez".

Durante el mandato del barinés también detonó otra típica controversia aupada por la maquinaria mediática, que en ese tiempo estaba en su apogeo. Fue cuando la escultura de Alejandro Colina, emplazada en la isla de la autopista Francisco Fajardo (ahora Gran Cacique Guaicaipuro) comenzó a mostrar signos de deterioro.

Chávez no había ordenado colocar la estatua en ese lugar de tan difícil acceso (como para que nadie pudiera rendirle honores) y flanqueado por el tránsito pesado y rápido de una autopista. Allí estaba desde 1951, tres años antes de que naciera el Comandante, pero la prensa lo culpó de que el monumento se estuviera resquebrajando.

El Gobierno solucionó el asunto retirando la obra y colocando allí una réplica hecha por Silvestre Chacón, con materiales más apropiados para el sitio de emplazamiento. La escultura original fue llevada a la Universidad Central de Venezuela para ser restaurada. De ella no se había sabido nada más hasta este mes, cuando –para no perder la costumbre- se armó otra polémica.

Las autoridades de la UCV, que estaban en posesión de la escultura desde 2004, reclamaron airadamente que había sido “robada” del galpón donde supuestamente la restauraban. El Ministerio del Poder Popular para la Cultura informó que había sido rescatada del olvido y sería conducida a la localidad de Quibayo, cerca de Chivacoa, al pie del cerro María Lionza.

La escultura se encontraba abandonada en un galpón de la UCV.

 

El ministro Ernesto Villegas afirmó que con la declaratoria firmada por el presidente Maduro, la pieza escultórica fue elevada “a la máxima jerarquía que objeto alguno pueda tener en la legislación patrimonial venezolana: la de Monumento Nacional, y se estableció su lugar de exhibición en el Monumento Natural Cerro María Lionza. Dos monumentos: uno construido por la naturaleza y otro, por la mano humana, dándose un abrazo en espiritualidad y comunión”.

Un rico debate académico

Otro ámbito en el que María Lionza significa debate permanente es en el de la academia. Los antropólogos han sentido verdadera fascinación por este culto y se han mantenido investigando y discutiendo por décadas acerca del origen del fervor, de sus características y de las similitudes y diferencias con otras expresiones religiosas, especialmente del Caribe.

Entre las conclusiones preliminares destaca que si bien se le debe considerar un culto criollo (como contraposición a lo indígena) hay elementos inequívocos de las religiones originarias, como las ritualidades chamánicas.

Asimismo se observa la incorporación de ceremonias propias de otros cultos espiritistas, es decir, que procuran el contacto con personas fallecidas que toman posesión de los participantes, guiados por los “bancos”, es decir, los iniciados en esta religión.

En la cultura marialioncera hay también un fuerte componente afro, expresado a través de los tambores y las danzas, entre ellas la tradición que se desarrolla cada 12 de octubre en las entrañas de Sorte: el Baile de la Candela.

Algunos investigadores se empeñan en darle también un toque más actual, al relacionar a María Lionza con las modernas preocupaciones por la ecología. Así la presentan como “una reina buena, feroz, sublime y profana”, que protege el ecosistema, castiga al cazador furtivo y al campesino que quema los bosques para sembrar.

CLODOVALDO HERNÁNDEZ / CIUDAD CCS


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