Vitrina de nimiedades | ¿Nos atrapará la seducción política de TikTok?

18/05/2024.- TikTok es tema de moda, pero no está de moda entre todas las generaciones. Con más de 1.500 millones de usuarios activos al mes, la mitad de los seguidores que aún conserva Facebook (considerada la sala de reunión de los adultos mayores en las redes sociales), la plataforma de ByteDance está poblada por jóvenes. Al menos el 71% de sus usuarios tiene entre 18 y 34 años, un segmento apetecido desde muchos puntos de vista, incluido el político. Pero ¿basta eso para conquistar a las nuevas generaciones? ¿Puede tener esta plataforma tal poder para llegar también a los más grandes?

Experiencias nacionales e internacionales nos indican cuán atractiva es para la comunidad política hacerse un nombre en este espacio. Ahí también está la generación Z, que será un referente clave en la toma de decisiones dentro de algunos años, y comienzan a llegar miembros de la generación Alfa, los nacidos a partir de 2010. Si hay un lugar donde dejar huella generacional es TikTok, que se preparó para este aluvión con herramientas como sus políticas para cuentas de Gobiernos, personas que se dedican a la política y partidos políticos.

Sin embargo, el asunto no se reduce solo a estar en el mismo sitio. Basta recordar cómo se comportan nuestras generaciones familiares en una fiesta: la presencia de un adulto es suficiente para que los más chicos busquen otro lugar donde conversar. En el mundo virtual eso también pasa, así que ver a esa “gente grande” llegar para hablar de política supone un reto poderoso en un mundo donde nos vamos acostumbrando a una comunicación personalizada y fragmentada.

Vivir un panorama comunicacional que exige hipersegmentar audiencias no parece espantar a la clase política, que se ha clavado de lleno en TikTok. Algunos lo han hecho con criterio claro y refrescamiento digital incluido; otros, en cambio, fracasaron al pretender vender su personalidad con bailes y retos. No importa la ideología, todos los caminos parecen conducir a una nueva forma de ciberpolítica, donde lo serio, lo cómico, lo épico y lo desafiante se mezclan en un video horizontal que, con suerte, llegará a un minuto.

En el mundo académico, se documentan experiencias como la pasada campaña electoral presidencial colombiana. Aunque TikTok ocupó un lugar especial entre los candidatos, Rodolfo Hernández prácticamente convirtió la plataforma en su podio. Sin embargo, la estrategia no resistió el paso a la segunda vuelta. Aunque existen otras experiencias y otros factores a considerar, tanto en América como en otros continentes, vale el ejemplo de los vecinos para plantear algunas dudas frente al complejo panorama político electoral que se nos viene. 

TikTok está en los principales flancos de batalla y su estructura narrativa parece borrarle lo serio y lo acartonado a la política, especialmente cuando ser chévere, cool, de pinga y afines es vital. ¿Eso es suficiente? Al final, ¿no es eso lo que se ha querido vender campaña tras campaña? ¿Cuál es la diferencia hoy? 

El cheverismo que nos vende TikTok, lejos de favorecer las cosas, le impone a quien quiera atreverse hacer mucho más que videos divertidos, especialmente cuando convivimos en plataformas donde preferimos oír a nuestros pares. Y si queremos llevar nuestro verbo tiktokero a otras plataformas y a otras generaciones, el asunto puede ser más complejo. 

Aún así, ¿nos atrapará la seducción política de TikTok? Por ahora, el panorama solo promete ofrecernos bastante para discutir.

Rosa E. Pellegrino 


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