Psicosoma | Interessengebiet

La zona de interés es la que ves y la que escuchas.

Jonathan Glazer

 

21/05/2024.- ¿Qué sucede al otro lado del muro, de la calle, de la casa de al lado, de la habitación, dentro de uno mismo?

Tenemos percepciones, aproximaciones, pero casi nunca certezas. Es mejor así, porque, al dudar, pensamos y tomamos decisiones ante el constante cambio y movimiento. Seguimos en procesos de caídas e iluminaciones, en blanco, en extremos, y quizás logremos un equilibrio psicoemocional tras "la noche más oscura del alma". Así, somos puras cimas y simas en el devenir de la vida y aprenderíamos al dejarnos llevar por las olas del mar para que nos purifiquen.

Es terrible cuando la ignorancia envuelve a seres que se perciben a sí mismos como perfectos, realizados, intachables, disciplinados, leales y pasivos ante causas externas: políticas, religiosas o ideológicas. Son "mentes cuadradas" que nunca dudan y se mantienen fieles a sus líderes.

La película Zona de interés, ganadora de los Premios Óscar 2024 a la mejor película y el mejor sonido, dirigida por Jonathan Glazer, trata sobre la vida cotidiana y familiar del Comandante Höss, encargado del campo de concentración de Auschwitz. Un muro gris los separa; son cuarenta kilómetros cuadrados los que rodean al campo de concentración.

Al inicio de la película, sin imágenes y con la pantalla en negro, centrada en el audio, nos adentramos en el sonido y de pronto nos encontramos en un ambiente familiar a la orilla de un río, con cinco niños y varias personas adultas. Un ambiente bucólico con un fondo sombrío, leves pitidos de trenes, bullicio, trinos de pájaros, el llanto de un bebé, una madre amorosa y un padre atento.

Más adelante, impresiona el cuidado, la higiene y la disciplina familiar, como las metódicas noches de cuentos como Hansel y Gretel. Resulta terrible para el espectador ver hablar de espantos a un padre narrador, con los tiernos rostros dormidos de las niñas, mientras al lado escuchamos los ahogos de lamentos y ejecuciones. No hace falta verlos, porque el inconsciente colectivo, la memoria, detona al sonido, que actúa como personaje principal al inicio y cierre de la película.

Hasta nos contagia de cierto alivio el ingenio operario del Comandante en el uso moderno de las cámaras de gas, rápidas e higiénicas, y menos traumáticas para los verdugos. Pero las relaciones de los carceleros y las víctimas, por más distanciamiento y cosificación que intentan, se producen. Kurt Lewin postula de campos energéticos la Gestalt. "El todo es más que la suma de las partes". Algo paradójico, porque los antiguos esclavos judíos ahora son los represores de los palestinos.

La operación Höss, del genial y perverso Comandante, tenía la obsesión compulsiva de cumplir ante el padre predador Hitler, para "gasear a dos mil por hora", mientras la madre se obnubila con sus huertos aromáticos, que no pueden borrar los olores pestilentes. Humo y cenizas manchan el ondear de las ropas níveas y los trajes impolutos de los ángeles nazis, bien nutridos. Las vecinas "inventan los días" haciendo dulces, como el rico strudel de manzana, las tartas de la Selva Negra, las albóndigas de cerdo con chucrut, los rinderrouladen

Se ha "banalizado el mal", normalizado la violencia, el odio hacia los otros que no piensan igual que nosotros. Los deshumanizamos y nada "puede alterar mi confort", a pesar de que la tierra Pacha está implosionando.

Estamos en la misma barca y creo en los sueños de libertad y esperanza, los grupos organizados, conscientes y resilientes, como la niña Alexandria, del barrio burgués alemán, que sorteaba obstáculos para dejar manzanas, símbolo del deseo de conocimiento. Freud señalaba el proceso de traumas y autodestrucción del ser humano, pero esta tesis apocalíptica se revierte ante las potencialidades, las esencias espirituales, energéticas y chamánicas que afloran del inconsciente colectivo para seguir reinventándonos. Si cruzamos líneas del mal, de estas se pueden retornar al concienciar, salvo que se goce de las perversiones y del sufrimiento, que se mercantilicen las guerras del hambre, se planifiquen muertes selectivas y nazcan "genios" solo matagente, o que los mares y fronteras esperen al forastero, al diferente.

Somos herederos de guerras mundiales, depresión económica, hambrunas, pestes y sueños de libertad en resistencia, por más de quinientos años de amor a Pacha, que nos hermana y posibilita a torcer al poder. Un claro valor espiritual nos insta, como el psiquiatra Viktor Frankl, sobreviviente de cuatro campos de concentración, que se basa en la necesidad innata de encontrar un sentido y propósito en la vida: sanar a través del sentido, mientras "el amor ayuda a preservar la propia identidad individual en un entorno concebido para destruirla", como la sentencia del filósofo Friedrich Nietzsche: "Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo".

 

Rosa Anca


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