Margot Benacerraf posicionó a Venezuela en el foco del cine mundial
La venezolana legó para la posteridad dos películas emblemáticas y la Cinemateca Nacional
29/05/24.- Este miércoles se conoció la noticia sobre el fallecimiento de la cineasta venezolana Margot Benacerraf a los 97 años, considerada una de las más importantes en el país y responsable de proyectar en sus trabajos fílmicos una época irrepetible en el siglo XX en el plano artístico y social.
Creadora de la Cinemateca Nacional, una institución ocupada de resguardar el archivo audiovisual de la nación, además de respaldar el surgimiento de jóvenes promesas del cine en los 60, 70, 80 y 90, Benacerraf legó para la población venezolana dos largometrajes que hoy son referentes.
El primero fue Reverón, rodada en 1952, desde el famoso Castillete del pintor Armando Reverón, ubicado en Macuto, estado La Guaira.
Este trabajo significó un acercamiento hacia el entorno privado del artista plástico y sus ideas pictóricas, por lo que se le considera el "Pintor de la luz", dado a su obsesión por atrapar la luminosidad del trópico litoralense en sus lienzos.
Benacerraf grabó junto a Boris Doroslovacki, a las muñecas, al mono Pancho y a Juanita Mota, la compañera y musa inseparable de Reverón, por lo que vivió varios días para conocer su proceso creativo.
Este trabajo le valió a la joven cineasta el Premio Internacional de Documentales, además de ser el primer documental en inaugurar el Primer Cine de Arte y Ensayo en París, en los Campos Elíseos.
Por otra parte, Araya (1959) es un documental que refleja la vida de los trabajadores en unas salinas al noreste del país, y el impacto que tuvo en la industria del cine a escala internacional fue de grandes proporciones, que ganó dos premios en el Festival de Cannes por la crítica y la Comisión Superior Técnica.
Por si fuera poco, Benacerraf logró imponerse ante cineastas del calibre de Luis Buñuel, François Truffaut, Alain Resnais y Roberto Rossellini, además de colocar esta cinta como un documento de culto hasta la fecha, donde instituciones como la Unesco, la nombraron patrimonio internacional.
A pesar de no dirigir más películas en su vida, por diversas situaciones personales, Benacerraf continuó dentro del cine, especialmente en Venezuela organizó numerosos festivales del séptimo arte en varias regiones, además de ayudar a expandir desde la Cinemateca Nacional, el potencial del cine venezolano.
La cineasta recibió innumerables reconocimientos nacionales e internacionales, tales como:
Orden al Mérito de la República de Italia (1972)
Orden Andrés Bello. Venezuela (1974 y 1975)
Premio Nacional de Cine. Venezuela (1995)
Medalla de Honor al Mérito Simón Bolívar. Venezuela (1995)
Orden Bernardo O’Higgins. Chile (1996)
Orden Nacional del Mérito. Francia (1998 y 2019)
Orden Universidad Central de Venezuela (2013)
Orden Francisco de Miranda en su Primera Clase. Venezuela (2018)
Premio de Honor de la Academia, otorgado por la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Venezuela (2018).
La cándida Margot
En una entrevista realizada por el escritor de telenovelas y dramaturgo Leonardo Padrón, en su programa radial Los Imposibles, Benacerraf contó una vivencia con el reconocido novelista colombiano y Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.
La cineasta afirmó que muchos de los eventos que aparecen en el cuento largo de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, se los contó a Gabo.
"García Márquez me dijo un día que quería hacer una película, un poco como la que hice con Araya, pero en La Guajira. Y me comentó que él tenía una historia de una abuela gorda con una niña pequeña, que la prostituye por todos los caminos de La Guajira. Y me propuso que me fuera a La Guajira, como hice con Araya, que escribiera y nos mandáramos el guión por correspondencia. Él vivía en México. Y yo me fui varios meses a La Guajira", relató.
Ambos culminaron el guión entre múltiples compromisos personales en sus respectivas carreras, pero en el largometraje que se creó no participó Benacerraf, debido a desacuerdos con García Márquez en torno al escenario y características físicas de los personajes.
"El Gabo tenía una teoría que expresaba a modo de chiste pero también en serio: 'yo soy el escritor de Cien años de soledad, y si la película queda mal, es culpa del director', le dije que no me arriesgaba porque esa no era la película que quería hacer (...) Después de muchos años, Gabo le dio el guión a Ruy Guerra, un director brasileño, que hizo la película en México. La película salió en cines de segunda categoría en México digamos en cines porno. Y ese fue un gran dolor para mí", apuntó.
CIUDAD CCS