Al derecho y al revés | A Edmundo y Biden...
No se les puede dejar solos en una casa
19/06/2024.- El panorama mundial se ensombrece y algunos toman previsiones: en Alemania, se hacen proyectos para convertir las estaciones de los metros en refugios, en caso de una guerra.
En los Alpes tiroleses, la recesión, que lleva algunos años, ha puesto a las autoridades locales equivalentes a nuestros municipios a organizar desfiles con fines turísticos.
Los sigo por YouTube desde hace una década, porque de esos austríacos me gusta que usen su música académica, que allá es popular, en marchas donde hay tambores, bombos, platillos y metales, y donde, ataviados cual campesinos de antaño, desfilan en formación hombres y mujeres.
En esos desfiles, los hombres llevan pantalón de cuero serrano atado a la rodilla, y las mujeres, vestidos largos con delantales. Todos están combinados con sus colores tradicionales: marrón, verde claro, rojo desteñido, gris y negro, y con sus sombreros tiroleses, que se usan con un ala en alto y otra gacha.
Bien, desde hace pocas semanas, esas marchas se vienen multiplicando con alguna variación: ahora, tras los músicos, desfilan las milicias, con sus fusiles de viejo cuño y las muchas medallas en el pecho que se ganaron esos veteranos.
Desde hace unos meses, la música viene variando también, desde las canciones populares que inspiraron a Mozart —el más cantarín de los clásicos— a acordes netamente militares.
Mientras tanto, en Francia, todos los domingos, con la regularidad de las misas católicas, en la Plaza de la República la chusma comete desmanes y nadie los para.
¡Pobre del que, sin saber, estacione su auto en las cercanías, salvo que quiera cobrar el seguro por incendio! Las vidrieras se rompen regularmente, y los encapuchados no exigen nada.
En parte es la antipolítica que se viene inoculando en los usuarios de medios y redes, pero en parte es la única respuesta de una generación joven que barrunta que jamás tendrá una casa —en París, un apartaco grande es algo mayor de sesenta metros cuadrados y uno pequeño puede tener ocho o nueve metros— o una jubilación. Los enganchan por tres o cuatro meses y luego los botan para que no acumulen derechos. Los pasan a cobrar el seguro de paro por otros cuatro meses, y que ahorren, ¡porque hasta el año próximo no hay trabajo!
En todas partes lo que está desprestigiada es la democracia como sistema, pero no por cálculos de politólogos, sino por el mal ejemplo de los políticos.
El señor Milei, quien ciertamente es ducho en ciencias económicas, durante su campaña despotricó contra el gobierno chino, llegando a decir que de ganar se tendrían que ir de Argentina.
Pero este farsante argentino, que puede hacer dúo con el presidente español Pedro Sánchez, ganó, y lleva meses en el poder, lo suficiente como para saber que el Banco Central de Argentina —institución que aseguró iba a cerrar por inútil— no tiene una sola divisa en caja, salvo las que le quedan por el intercambio comercial con China.
Pues Milei, tras su fracaso en Wall Street, va camino de tragarse sus palabras y malacrianzas, y firmar un acuerdo comercial, que lleve divisas a Argentina, con el Banco Central de China, refrendado con el mismo embajador chino que el imbécil del canciller de Argentina intentó desairar.
Y si de potencias reales se trata, hay que revisar el video donde el presidente Biden junto al ex Obama recaudaban fondos para la próxima elección. Al ciudadano Biden tuvo que llevarlo Obama, no fuese a intentar bajarse por el centro de la tarima, donde no habían previsto escalerillas.
Cualquier coincidencia con el tal EGU no es casual, es que la democracia en el mundo se sigue desprestigiando por los robos que se hacen desde el poder y por la baja calidad de los que aspiran al liderato sin nada proponer para sus votantes.
Finalizo con una observación: la esposa de Edmundo González Urrutia, que ha vivido afuera los últimos veinte años, se vino a pesar de que a sus amigas les decía que Venezuela es un país muy violento como para vivir…
Y como la dama prácticamente no aparece en los actos de su consorte, concluyo que EGU, al igual que el presidente Biden, no es un ciudadano al que se le pueda dejar solo en casa, mansión o apartaco.
Domingo Alberto Rangel