Norte y Centroamérica sufren consecuencias de letales olas de calor
Científicos consideran que estos eventos son producto del cambio climático
20/06/24.- Los efectos del cambio climático serían la causa de la mortal ola de calor que ha impactado el suroeste de Estados Unidos, México y Centroamérica, donde, al menos 125 personas han fallecido en varias regiones de México desde finales de mayo a consecuencia de las intensas olas de calor que sufre este país, según un estudio divulgado este jueves por el grupo de colaboración académica World Weather Attribution (WWA), organización de científicos que realiza estudios rápidos no revisados por pares sobre atribución climática.
Según WWA, es probable que no se conozca, al menos a corto plazo, el número total de fallecidos relacionados con las altas temperaturas, ya que “por lo general sólo se confirman y notifican meses después del suceso”.
El informe de la colaboración académica, elaborado por científicos de México, Estados Unidos, Panamá, Reino Unido y los Países Bajos, afirma que el cambio climático inducido por el hombre “multiplicó por 35 la probabilidad de que se produzcan episodios de calor extremo como los que se han vivido estos días en Norte y Centroamérica”.
De acuerdo con el WWA, las temperaturas sofocantes que provocaron golpes de calor en zonas de Estados Unidos eran 35 veces más probables y 1,4 grados Celsius (2,5 grados Fahrenheit) más altas debido al calentamiento impulsado por la quema de carbón, petróleo y gas natural.
La semana pasada, el desierto de Sonora alcanzó los 125 ºF, el día más caluroso en la historia de México, según el coautor del estudio Shel Winkley, meteorólogo de Climate Central, organización de noticiarios que analiza e informa sobre climatología.
Y fue aún peor por la noche, que fue lo que hizo esta ola de calor tan mortal, indicó la científica climática del Imperial College of London, Friederike Otto, quien coordina el equipo de atribución. El cambio climático hizo que las temperaturas nocturnas fueran 2.9 ºF más altas y aumentó en 200 veces la probabilidad de un calor vespertino inusual, señaló la experta.
Por su parte, Karina Izquierdo, asesora urbana para el centro climático de Cruz Roja y la Media Luna Roja en Ciudad de México y coautora del informe, dijo que el nivel de intensidad y los riesgos asociados al fenómeno están claramente relacionados con el cambio climático.
La parte alarmante sobre esta ola de calor, que técnicamente sigue abrasando Norteamérica, es que ya no está fuera de lo habitual, dijo Otto. Estudios previos del grupo han analizado temperaturas tan extremas que las consideraron imposibles sin el cambio climático, pero no es el caso de esta ola de calor.
Toda la zona correspondiente a Norte y Centroamérica ha estado sometida a un amplio y persistente estado de altas presiones, conocido como “cúpula de calor”, porque el aire caliente queda atrapado cerca del suelo y se calienta aún más bajo cielos azules y soleados.
Según los científicos, la sequía en la región ha agravado aún más la situación al impedir la dispersión de partículas contaminantes, disminuir la disponibilidad de agua y reducir la generación hidroeléctrica y el suministro de electricidad.
En efecto, México y otros lugares han sufrido meses de sequía, falta de agua y un calor brutal que agrava las desigualdades existentes entre ricos y pobres en el continente americano, dijo Izquierdo, y Carly Kenkel, presidenta de Estudios Marinos de la Universidad del Sur de California se mostró de acuerdo.
“El calor nocturno hace evidente esa disparidad porque la capacidad de refrescarse con aire acondicionado depende de los medios económicos de la gente, señaló Kenkel.
LUCILA CONTRERAS / CIUDAD CCS