Punto de quiebre|Le metieron 30 años por abuso y violación a sus hijos

27/06/2024.- El aberrado cometió los delitos en 2015 en un barrio de Los Teques y desde entonces está detenido, pero el juicio estuvo ocho años paralizado y ahora finalmente salió la condena

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De aquello nada se sabía, ni siquiera se sospechaba. Aquello tenía años ocurriendo. Era un secreto bien guardado, pero se hizo público hace nueve años. Tras la denuncia, se conoció todo. Fue entonces cuando se ventiló lo que venía sucediendo.

En la actualidad, las víctimas tienen 26, 24 y 19 años de edad. Cuando ocurrió, o cuando estaba ocurriendo —porque no ocurrió un solo día, sino varios—, las tres víctimas eran unos adolescentes de 15 y 17 años, las dos niñas; y 13 años, el varoncito.

Se descubrió un día de julio de 2015. Los tres adolescentes participaban de manera activa en las actividades de la casa parroquial San José Obrero, ubicada en la urbanización El Barbecho de la ciudad de Los Teques, estado Miranda. Les gustaba estar allí porque había decenas de niños y adolescentes de sus edades y era un grupo muy animado.

Una tarde, los organizadores del grupo juvenil se plantearon una actividad con el objetivo de ayudar de alguna forma con los problemas personales y/o familiares que los integrantes del grupo tuvieran en sus casas. Un maestro guía era el encargado de llevar a cabo la dinámica. La regla general obligatoria era que nadie se podía reír ni hacer comentarios sobre lo narrado por alguno de sus compañeros, y que lo que allí se hablara debía quedar entre ellos.

Cada uno de los muchachos iba contando historias o problemas que tenían en sus casas, bien con un hermano o con todos, con sus padres, madres, padrastros o madrastras.

Que si me pegan, que si mi mamá la tiene agarrada conmigo, que si mi madrastra me dice que no sirvo para nada y todo el tiempo me está comparando con mi hermana, que si mi papá me grita, que si a mi hermanito le compran mejores cosas que a mí, que si nosotros somos seis, pero para mi mamá las únicas son las dos hembras.

Era una dinámica normal y el maestro guía interrumpía a cada instante, para dar alguna indicación, un consejo o una recomendación.

La que se atrevió a contar aquello fue la jovencita de 17 años. Con voz casi inaudible dijo: "Es que mi papá me toca". "¿Cómo que te toca?". "Me toca". "¿Qué te toca?". "Me toca las teticas y por aquí, y desde hace bastante tiempo, creo que desde hace más de diez años".

Se hizo un silencio sepulcral. El maestro guía no hallaba qué hacer y en ese momento la niña de quince comenzó a llorar y dijo que a ella también. La actividad fue suspendida y el maestro quedó a solas con los tres hermanitos. El varón de trece dijo, también con voz bajita y mirando hacia el piso, que a su papá le gustaba bañarse con él, lo había obligado a hacerle sexo oral y lo había penetrado.

Los tres aseguraron que el agresor —su propio padre biológico— los amenazaba de muerte para que guardaran silencio, y siempre les decía que era normal que estas cosas pasaran entre un padre y sus hijos.

Todo aquello se suscitó en la casa número 31, ubicada en la calle Acueducto en El Barbecho, en la capital mirandina. Los abusos terminaron cuando el hoy sentenciado se separó de su pareja —mamá de los jóvenes— y se cambió de residencia.

Tras ser notificada por las autoridades de la parroquia San José Obrero, la madre de los tres adolescentes denunció a quien había sido su marido, Jorge Luis Paredes Rodríguez (52), ante el Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente del municipio Guaicaipuro.

El 3 de septiembre de ese año 2015, la Fiscalía 12 de la Circunscripción Judicial de Miranda solicitó orden de aprehensión ante el Tribunal Primero de Control y dos días después quedó a la orden del Tribunal Cuarto de Control, previa detención del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

Pasaron tres meses y se realizó la audiencia preliminar, aunque después hubo "un receso" que hacía presumir que la impunidad se había hecho presente. Sin embargo, luego de ocho años de suspensiones, aplazamientos y prórrogas, finalmente la justicia reapareció el 7 de diciembre de 2023, fecha en que se reanudó el juicio, que concluyó el pasado jueves 20 de junio de 2024.

El Tribunal Tercero de Juicio de Los Teques encontró culpable a Jorge Luis Paredes Rodríguez y lo sentenció a cumplir la máxima pena (treinta años) por los delitos de violencia sexual, amenazas y abuso sexual a niño con penetración, en perjuicio de sus tres hijos, y el juzgado fijó como sitio de reclusión el Internado Judicial Región Capital El Rodeo II.

 

Wilmer Poleo Zerpa


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