Memorias de un escuálido en decadencia | Campaña
12/07/2024.- ¡Mentir es nuestro lema!, como decía el compañero Mike Pompeo. La campaña que tenemos para afuera, es decir, para el exterior, es del carajo. Le estamos haciendo creer a mucha gente —y sobre todo a los gobernantes de los países que nos apoyan— que le vamos a meter medio guiriney al dictador. Es decir, que vamos a ganar por más de un 70%. Así lo decimos. Sin ninguna pena y sin ninguna vergüenza, porque esas vainas no las tenemos nosotros. Estamos reforzando la idea en la gente de que si no ganamos es porque esta dictadura nos va a hacer un fraude. Claro, es verdad que todo esto no es gratis. Les estamos pagando a un montón de periodistas para que escriban esa vaina (bien caro que nos salen esos carajos) y otro montón de youtubers, o como se llamen esas vainas que manejan las redes sociales, también a ellos les estamos dando los dólares suficientes para que hagan creer esa vaina de que no perdemos con nadie. Da gusto meterse en las redes sociales, sobre todo en X, porque por todas partes sale gente diciendo que ya "Edmudo" ganó. Que la dictadura se va. Que no sabemos dónde te vas a meter, carajito, porque ya estamos en el poder. En fin, la vaina está corriendo muy bien por la autopista digital.
El peo está en que estos chavistas no son pendejos. Los carajos también tienen su campaña y es verdad que tienen votos que jode. Ya nosotros ganamos para afuera, pero para adentro estamos pelando bolas. Y esa vaina no la podemos negar. Lo que pasa también es que tenemos unos personajes que no nos apoyan, que nadie da nada por ellos. Allí está, por ejemplo, Andrés —a Cero Cincuenta— Velásquez, que cada vez que habla perdemos doscientos o trescientos votos. Menos mal que ya le pedimos que no se acerque mucho ni al candidato ni a la candidata. A ese carajo le encanta tomarse fotos al lado de María —Súmate— Machado y eso nos tiene bien jodidos. Igual pasa con Espoleta Allup, carajo, ese tipo no lo quiere nadie en este país. Por ahí hay un video de una muchacha en una moto diciendo que la acaba de abrazar Ramos Allup y va corriendo a su casa a bañarse en agua bendita. Es cierto, ya ese hombre no tiene por qué estar declarando. Se le nota que si alguna vez tuvo los motores que decía tener, ya esos motores se fueron al carajo. Cada vez que habla, se pierde credibilidad en el candidato "Edmudo". Y está también este candidato nuestro que, carajo, cuando intenta dar unas declaraciones, hay que aguantarlo entre cuatro, porque se puede caer. No podemos prometer el futuro, aunque nos la pasamos en esa vaina, porque da pena que sea el candidato nuestro el que prometa futuro. Se nota desde lejos que eso es lo menos que tenemos…
Los que nos están echando la partida para atrás son los compañeros de gobierno de Estados Unidos. Uno dice que está ganando con más del 70% y ellos vienen y llaman al dictador para hablar con él unas vainas. Eso nos jode, porque la gente no es pendeja. Se dicen: ¿por qué carajo no llaman a los que van a ganar, y llaman al perdedor? Esas son las vainas que nos joden. También se nota que en nuestras marchas la gente va como arrecha. En cambio, estos carajos de la dictadura siempre están gozando una bola cada vez que salen a una marcha de esas. Salen cantando y bailando, mientras que uno sale arrecho, como que le hubieran caído a coñazos para ir a la marcha. Tenemos que mostrar más alegría, porque por ahí está circulando una foto donde todo el mundo se burla de las caras que tienen los compañeros. Aquello parece un velorio.
El papá de Margot llegó diciendo: "Por lo visto, ya ganamos en el exterior, es decir, que podemos ir a gobernar en todos los países que nos apoyan. El peo es ganar aquí, en el interior. Claro que eso lo estamos haciendo para que, cuando ganen estos carajos, la gente salga arrecha a lanzar bombas puputovs por todas partes y se forme el mierdero, pero esa vaina ha demostrado que no sirve para un carajo". Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió un coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "Yaaa, muérgano, yaaa".
—Azul de aquella cumbre tan lejana… —me declama Margot.
Roberto Malaver