Derreflexión | El tesoro invisible
La importancia del tiempo en nuestro bienestar
14/07/2024.- En un mundo que parece girar cada vez más rápido y en el que las demandas laborales, familiares y sociales compiten de forma constante por nuestra atención, el tiempo se ha convertido en uno de los tesoros más preciados y, a la vez, más descuidados.
En la actualidad, ser multitarea es premiado, sin importar las consecuencias que esto tenga en nuestra salud mental y física. Lo importante es producir. Es por ello que se hace urgente y necesario apreciar el valor del tiempo para tener una vida satisfactoria.
El tiempo es un recurso limitado y no renovable. A diferencia del dinero o los objetos materiales, no podemos comprar más tiempo ni acumularlo para usarlo más tarde. Tampoco lo podemos intercambiar por otros productos.
Nuestro tesoro invisible
Esto quiere decir que cada minuto que pasa es irrecuperable e irrepetible, lo que hace que sea esencial aprovecharlo al máximo. Cuando dedicamos tiempo a actividades que promueven nuestro bienestar físico, emocional y mental, estamos invirtiendo en nuestra salud a largo plazo. Además, también es importante observar con cuidado a quiénes estamos cediendo parte de nuestro tesoro invisible.
En términos de salud física, el tiempo desempeña un papel crucial en la adopción de hábitos saludables, desde hacer ejercicio regularmente hasta preparar comidas nutritivas; muchas prácticas de autocuidado requieren una asignación adecuada de tiempo.
La falta de tiempo suele citarse como una de las principales razones por las cuales las personas no pueden mantener un estilo de vida saludable. Sin embargo, priorizar el tiempo para el ejercicio, la preparación de alimentos saludables y el descanso adecuado puede tener un impacto significativo en nuestra salud física y mental, especialmente en lo concerniente al tiempo que tomamos para dormir y permitir que nuestro cuerpo renueve las células.
Cuando dormimos, ocurre algo maravilloso. No solo recargamos nuestras reservas de energía, sino que también se fortalece nuestro sistema inmunológico, se regulan las hormonas que cumplen un papel importante en el apetito, el estrés y el metabolismo; se reparan tejidos y células, podemos retener información más rápido, gracias al trabajo de nuestra memoria y, así, mientras nuestro cuerpo está inmóvil, nuestro cerebro permanece activo de forma intensa para llevar a cabo todos estos procesos. Sin embargo, este es uno de los factores que menos se cuidan en la modernidad: el proceso de dormir.
Bienestar emocional
Además, el tiempo también es fundamental para nuestro bienestar emocional y mental. Estamos rodeados de distracciones y estímulos constantes, es importante por lo cual es necesario reservar tiempo para nuestro autocuidado a nivel emocional.
Esto lo podemos hacer por medio de actividades como la meditación, la lectura, paseos en áreas donde prevalece la naturaleza o simplemente apagar los dispositivos electrónicos.
Siguiendo estas prácticas podremos reducir el nivel de estrés, mejorar nuestra capacidad de concentración, así como nuestra salud emocional y mental.
El tiempo con los demás
El tiempo también es crucial para cultivar relaciones significativas con los demás. Las relaciones humanas requieren tiempo y atención para florecer. No obstante, no se puede dedicar tiempo a cualquier persona que lo demande. Es preferible invertir el tiempo con buena compañía, con aquellas personas que nos hacen sentir alegres y que comparten nuestros logros o nos acompañan en la tristeza.
En momentos de dificultad, el tiempo de calidad con los amigos, la familia o la comunidad son conexiones que nos brindan apoyo emocional, al tiempo que creamos recuerdos hermosos.
Es importante reconocer que hacer buen uso del tiempo no se trata solo de ser más productivos en las tareas diarias, sino de priorizar lo que es realmente importante y que nos haga sentir bien, aquello que nos nutre, tanto a nivel físico como emocional y espiritual. A veces, esto puede significar decir "no" a ciertas solicitudes para hacer espacio para lo que realmente valoramos.
Isbelia Esther Farías López