Comentarios noticiables | El atentado a Donald Trump

Una filosofía de violencia y terrorismo

20/07/2024.- El fracasado atentado al expresidente de los Estados Unidos (EE. UU.) y actual candidato presidencial por el Partido Republicano, Donald Trump, constituye una de las más serias amenazas contra la paz y la seguridad a la nación norteña y al mundo. Todo parece ser producto de la rancia filosofía de pillaje, de ataque, de atropello de ese Estado terrorista a grandes sectores de su propio pueblo y a otros pueblos de nuestro planeta.

Lo que le sucedió a Trump está evidenciado con el asesinato de cuatro presidentes de ese país que han muerto a consecuencia de atentados terroristas. El terrorismo no ha sido posible inventarlo en el territorio de EE. UU., lo tienen realmente ahí en su casa para aplicarlo a países desafectos a su política exterior, en forma contundente y bestial. Lo han creado y puesto en práctica ellos mismos a lo largo de su maltrecha historia.

Por lo anterior, se puede decir que los presidentes de EE. UU. que han muerto a consecuencia de actos terroristas son: Abraham Lincoln, en 1865; James A. Garfield, en 1881; William McKinley, en 1901, y John Fitzgerald Kennedy, el trigésimo quinto presidente de esa nación, el 22 de noviembre de 1963. Con esa delictiva actividad, EE. UU. ha pretendido erigirse como el abanderado de los derechos humanos del mundo, con el indudable objetivo de convertir los mismos en arma de lucha contra los países que no comulgan con sus leoninos procedimientos ideológicos y políticos.

En Butler, Pensilvania, en el curso del mitin político del candidato republicano Donald Trump, se cometió una acción de asesinato por parte del joven Thomas Matthew Crooks, de 20 años. Este estuvo apostado con un rifle en la azotea de un edificio ubicado a 140 metros detrás de la plataforma donde Trump daba un discurso, el sábado 13 de julio de 2024, pasadas las seis de la tarde. El disparo de Crooks solamente causó una perforación en la oreja derecha del candidato, que por pura casualidad salió ileso. Sin embargo, hubo una persona muerta y algunos heridos.

Todo parece indicar que el joven Crooks actuó en forma aislada, personal, quizás impulsado por un enfermizo afán de hacerse "famoso" y salir en televisión, radio, redes sociales, cine y en la prensa escrita. Por el contrario, Trump parece haberse quitado cierto peso de encima y retorna a la vida normal de candidato presidencial con mucha alegría, al ser declarado por la Convención Nacional Republicana el candidato oficial para los comicios presidenciales de noviembre del presente año.

No ha sido casual el hecho de que hoy la canalla mediática imperialista fabrique una supuesta cooperación de Irán en el intento de asesinar a Trump, lo cual ya adolece de una total inconsistencia investigativa. Lo que sí se ha podido vislumbrar en Venezuela es que EE. UU. estuvo detrás del intento de magnicidio contra el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, y de su alto mando político-militar, el día 4 de agosto de 2018, en la avenida Bolívar de la ciudad de Caracas. Maduro señaló, con videos, a once personas involucradas, entre quienes estaban Julio Borges y Juan Requesens, acusados de ser los actores intelectuales del atentado.

Donald Trump vive una prueba de fuego electoral. Siendo el favorito en las encuestas de la campaña que culminará pronto, él aún está convicto en 34 cargos por delitos graves y en espera de sentencia. Su rival, el presidente demócrata Joe Biden, está en una situación de incompetencia física y mental para seguir ejerciendo la máxima autoridad del Estado. Este dilema político-electoral es muestra del fracaso de un sistema social donde puede ocurrir cualquier cosa, la más inesperada, en cualquier momento y bajo cualquier forma.

El atentado a Donald Trump no es más que el producto de esa filosofía de la violencia y el terrorismo y ese culto a la fuerza bruta que se esconde detrás de los personajes de la mitología de la producción cinematográfica, del vídeo de héroes violentos y racistas que han hecho del terrorismo algo atractivo y normal para la juventud estadounidense, y del orbe, como metodología factual para dominar el mundo.

 

J. J. Álvarez


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