Memorias de un escuálido en decadencia | Después

26/07/2024.- ¡Viene la jornada cívica! El domingo volveremos a hacer la cola para depositar el voto. Ya la dictadura ha hecho más de 30 elecciones y nosotros hemos participado en casi todas. Pero en cada elección la dictadura se afianza. Se endurece. Y la jornada será cívica si nosotros lo permitimos. Lo único que nos preocupa ahora es el después. El después del 28 de julio. Porque estamos pensando en los peos que se avecinan. Si perdemos, se nos viene encima el peo de echarle la culpa a todo el mundo, hasta al compañero Trump, pero si ganamos se nos viene el peo de que todo el mundo va a querer su parte, y no hay cargo para tanta gente, por el contrario, según el programa de gobierno que teníamos oculto, pero ya lo descubrieron (esos chavistas son una vaina seria descubriendo vainas), ahí decimos que tenemos que votar a un gentío de la administración pública para ver si logramos un equilibrio económico. Pensamos que el peo será mayor si llegamos a ganar. No esperaremos los seis meses para tomar el poder en febrero, sencillamente nos vamos a Miraflores  y tomamos esa vaina de una vez antes de que nos dejen sin nada. Lo que sí es cierto es que desde la Embajada de Argentina, la compañera que dirige la campaña se volvió loca de bola, eso del autoatentado contra la reina de la cumbiamba es una  vaina tan de mal gusto, que da una pena del carajo. Todo el mundo supo que esa vaina era una fake news, como dicen ahora los periodistas. Menos mal que nuestros medios de comunicación y nuestros periodistas (carajo, los periodistas nuestros no tienen vergüenza para un carajo), se hicieron los pendejos y no le dieron mucha cobertura a ese desplante tan infantil y tan nuestro por lo pirata y lo majunche y lo marruñeco.

Y ahora lo del Zulia con el compañero Manuel –Filósofo– Rosales es de una vergüenza universal. Ahí mismo, en plena cena, el Filósofo le reclama a María –Súmate– Machado que él no había recibido medio para la campaña y eso que se fue a Barinas para provocarlos, para ver si le daban los reales para seguir por todo el país, pero nada, así que sin plata yo no voy para ninguna parte. Una pena mundial. No solo engañamos a los que van a votar por nosotros, sino a los mejores hombres de la patria, como es el caso de Rosales. Además, las campañas electorales son siempre un motivo para que los candidatos conozcan el país por completo, porque hay que ir a todas partes a pedir el voto y, sin embargo, el candidato nuestro no fue a casi ninguna parte, y con razón, porque si cada vez que llegaba a un estado le pedían plata, como le pidió Rosales, era mejor no ir. Pero perdió esa oportunidad de conocer el país por completo. Hay mucha gente nuestra que va a votar sin haber visto pasar por su pueblo a nuestro candidato. Gente que quería brindarle un guarapo de algarroba. Por ese lado estamos bien jodidos. Tan jodidos que hasta CNN dice que va a ganar el dictador. Y no hubo tiempo de pedirle que tumbara esa noticia porque esos carajos la replicaron por todas partes. Lo mismo pasó con otros compañeros, que hicieron una encuesta y nos dieron palo cochinero, y menos mal que quitaron esa encuesta de internet, pero alguien copió esa vaina y por ahí estuvo circulando. La verdad es que no ganamos una.

El papá de Margot llegó de la calle. Se paró en medio de la sala y dijo: “Dios mío. Dios mío. Dios mío. Caracas es chavista de cabo a rabo. Están por todas partes esos carajos. Yo me voy a acostar y me despiertan el 1º de agosto” Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro, que la vecina salió gritando: “Hasta cuándo jodes, desgraciado”.


—Nunca fue tan claro el amor, como cuando Hans Christian Andersen amó a Jenny Lind –me declama Margot.
 

Roberto Malaver 


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