Historia viva | Estabilidad, seguridad y paz

07/08/2024.- Después del 28 de julio de 2024, un nuevo escenario político, social y económico se ha constituido en Venezuela, en América Latina y el Caribe, y es que las palabras de Simón Bolívar en el Discurso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, parecen retumbar en el alma del pueblo venezolano: "El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política".

Antes, durante y después de las elecciones de julio de 2024, la campaña contra el presidente Maduro fue brutal, pero, de manera contraria, terminó convirtiéndolo en sujeto histórico y en intermediador legítimo de identidades compartidas. Digo esto porque él es del barrio, fue un estudiante como tú, fue un obrero como cualquiera de la esquina, y llegó a ser presidente, sin cambiar su ritmo salsero ni ese discurso liberador y revolucionario que sostenía desde que era joven. Esto le da un valor agregado a su liderazgo, sobre todo cuando mostró un plan de gobierno y una bitácora política con resultados tangibles. Eso es algo que no pudieron mostrar ni su oponente bipolar ni los otros candidatos.

Cuando digo que la campaña contra el presidente Maduro fue brutal, lo hago de forma cualitativa y cuantitativa, pero mucho antes —no desde que arrancó la campaña electoral de 2024, sino desde que Chávez ganó la presidencia en 1998—, se desató una muy consecuente y bestial campaña contra el bolivarianismo. Esta ponía como premisa clave para generar descontento en la población la matriz comunicacional de la incertidumbre, desplegada primero a través de los medios convencionales (radio, prensa y televisión), de manera extravagante y dramática, al punto de que alcanzaron a dar el golpe de Estado de 2002 contra el presidente Chávez, que duró 48 horas. Luego, vinieron los diversos eventos de violencia política subsecuentes: el paro petrolero (2003), los sabotajes (incluido el sabotaje eléctrico) el desabastecimiento, las guarimbas etc.

Esa matriz se ha sostenido por 23 años de manera continua, incisiva y permanente, para convertirse en una neurosis comunicacional que tuvo y tiene como plataforma las redes sociales, desde que arreciaron las medidas coercitivas en 2015 y el bloqueo económico y financiero. Sin embargo, ha sido superada por varias razones, entre otras que los campos de la batalla comunicacional de defensa también fueron ocupados por los bolivarianos. De igual manera, ha pasado con las gestiones y acciones de recuperación tácticas y estratégicas del gobierno bolivariano, en el campo energético, social, económico e internacional, y las realidades contrastadas por el pueblo le dicen quién está diciendo la verdad y quién, la mentira.

La oposición ha tratado de imponer la psicótica idea de que "todo se acabó", de que "llegó la salida" y que esto será "hasta el final". Es una serie de mensajes esquizofrénicos y neuróticos que no calan en la mayoría del pueblo venezolano y que producen desconcierto en sus propios militantes cuando se enfrentan a derrotas tras derrotas.

Esa lectura que hace la militancia de base y el pueblo independiente de los partidos políticos sobre los dirigentes de la oposición les señala que su liderazgo es "perdedor". Entonces, la matriz de incertidumbre se vuelve contra ellos.

Durante el proceso de la elección de 2024, antes y después, la oposición extrema trató de posicionar la matriz de la deslegitimación. Primero, lo intentaron en las redes sociales con el cuento del fraude y, luego, al no asistir a las convocatorias públicas tanto del CNE —para que los candidatos ratificaran el apego a la Constitución— como del Tribunal Supremo de Justicia —para dirimir las diferencias sobre los resultados electorales—, mostraron, de esta manera, una lectura negativa que se narra como un desacato a las instituciones legítimamente constituidas. También, revela la tesis del Estado paralelo que trata de imponer el gobierno de EE. UU. cuando los pueblos de su periferia deciden otra opción de gestión adversa a los intereses "exclusivos" del Estado profundo.

En contra fuerza, hubo una votación ejemplar, tanto del bolivarianismo como de la oposición, que notablemente aventajó al chavismo y que dejó sentados los principios y la interpretación política de tres matrices que son la estabilidad política, la seguridad y la paz.

A ello hay que agregar lo que deriva de los actos violentos focales que la oposición extrema promovió, que es la implantación de la justicia ante los actos vandálicos que agredieron a la población en general, a los chavistas y a los funcionarios públicos de seguridad. Algunos de estos eventos terminaron en resultados fatales, con la destrucción y el asalto a instituciones públicas y educativas, e incluso al propio Consejo Nacional Electoral.

La percepción de seguridad que siguió a los actos violentos promovidos para generar una percepción de riesgo público fue menguada por la presencia masiva de miles de marchantes en las avenidas de las principales ciudades de Venezuela.

Finalmente, se impuso la paz y se regularizó la vida cotidiana. El comercio, las oficinas públicas y la empresa privada reiniciaron su normal desenvolvimiento.

 

Aldemaro Barrios Romero

 


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